A propósito de la “marcha por la vida”: intervencionismo laico vs. Intervencionismo religioso
Ser un liberal en lo económico y lo político en Perú no es fácil. Por el lado económico, tengo que luchar con personas que quieren decidir qué debo comer o en qué universidad puedo estudiar. Por el lado político, debemos luchar contra personas que nos quieren decir con quién o como tener “sexo natural” u obligar a las mujeres a prestar sus vientres al Estado.
Ellos se perciben a ellos mismos como radicalmente distintos, pero tienen algo en común: ambos odian la libertad y creen que el Estado nos debe decir cómo llevar nuestras vidas.
En algunos extraños casos, ambos personajes coinciden…
Los progres enmascaran su afán por controlar la vida de los demás en la “libertad de elegir con información completa”, del mismo modo que los conservas enmascaran su actuar en un supuesto “amor por la vida” y respeto a lo “natural”. En el fondo, sin embargo, ambos tienen un deseo por controlar lo que pasa en la vida de los demás.
Los progres dirán que ellos solo se fijan en temas que tienen repercusiones sociales. Por ejemplo, si alguien come mal, entonces luego se vuelve un gasto para el Estado o un costo social. ¿Pero acaso no tiene un costo social prohibirle alternativas a las personas pobres?
Los progres exhiben un pragmatismo envidiable cuando hablan sobre el aborto. Si se prohíbe el aborto, las personas igual van a abortar y los niños no deseados que nazcan no tendrán buenas condiciones de vida. Lo ideal sería que todos fuésemos felices, pero hay que pensar de forma realista. Sin embargo, este mismo pragmatismo falta cuando se discute sobre temas económicos. Si prohíbo ciertas comidas (o universidades) la alternativa de la vida real puede ser peor: no comer o no estudiar. No es que el Estado les va a dar mejores comidas o mejores trabajos porque se prohíbe la alternativa que tienen a sus manos.
¿Qué les impide ser pragmáticos cuando se discute temas económico? En el fondo, su afán porque se nos diga qué hacer se expresa a través de otros temas, ¿quizá los temas donde ellos son los beneficiarios de la intervención del Estado? Quizá el cambio generacional no ha cambiado el fondo de nuestra cultura pro-intervención, sino tal solo el objeto de ésta.
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