La "cultura claxon" (y cohetones)
Nos han repetido el concepto ¨cultura combi¨, para designar nuestra falta de respeto por las reglas, atropello de los derechos (o carros) de los demás; todo viniendo de una persona “viva”, agresiva, poco educada, etc. Muchos años he estado de acuerdo con este concepto, pero últimamente me inclino a pensar que la nuestra es más una “cultura claxon” que una cultura combi.
“Cultura combi” tiene un matiz de clases. Hace referencia a personas con escasos recursos y educación pero, como muchos sucesos (a los que no haré referencia ahora) nos han mostrado últimamente, la agresividad y falta de respeto a los derechos de los demás no es una provincia que se encuentre exclusivamente entre los que tienen menos recursos o educación. Personas muy educadas (al menos intelectualmente), en Lima, tocan el claxon, escupen, no dejan pasar a los peatones, gritan cosas por la ventana, tiran la basura, no respetan a la autoridad, etc. Incluso en Semana Económica una vez leí a un “analista”(?) justificando por qué tocaba el claxon.
Siempre me ha molestado de Lima el incansable ruido provocado por personas ansiosas, agresivas y desconsideradas, al tocar el claxon. Nunca acepté que las cosas tenían que ser así. El tiempo me dio la razón, al poder vivir un tiempo en California y viajar a Europa. En muchos lugares de USA y Europa escuchar el claxon es una rareza. Y no es porque no haya tráfico. En muchas partes de San Francisco hay tráfico, similar al de Lima a determinadas horas. Nadie toca el claxon. Luego de un año viviendo en Berkeley, escuché una vez el claxon, y fue porque un camión estaba retrocediendo sin darse cuenta que tenía un carro atrás.
No es de extrañar que otros países hayan llegado a este “arreglo”. El claxon tiene consecuencias muy graves en la salud de las personas, tanto física como mental. Francamente a mi no me molestaría tener que pasar una hora al día de camino de casa al trabajo y de vuelta, si no fuera por el sonido de los claxon. Incluso encuentro -fuera de eso- relajante estar en un auto en movimiento.
Sin embargo, mis compatriotas creen que es una buena manera de comunicarse con otros. “Cultura claxon” es un excelente término pues no solo es más “inclusivo”, sino que hace referencia a más problemas de nuestra sociedad:
- El claxon reafirma nuestra mentalidad irracional o mágica. Solo con una mente irracional o mágica se podría pensar que con el claxon efectivamente va a solucionar algún problema.
- Falta de confianza en la capacidad de los demás. No considera que todas las personas en la cola de carros tienen el mismo deseo de avanzar y una habilidad similar para hacerlo.
- La falta de consideración.
- La falta de tolerancia hacia los que efectivamente son más lentos o distraídos.
- El autoritarismo. Una forma de “diálogo” a través de la agresión.
La cultura claxon no solo se expresa en el acto mismo de tocar el claxon, sino en todo lo que hacemos. Por ejemplo, en estos días, en reventar cohetones, pese a que tienen graves efectos en personas y animales (y -un detalle- está prohibido). Hemos llegado al extremo de tener que encontrar justificaciones como el daño que se le hace a las mascotas -de hecho conozco personas que sus perros han muerto por esto- o a niños con autismo. Simplemente “no joder a tus vecinos” no es una justificación suficiente en la sociedad del claxon.
Mis lindos vecinos de Miraflores (en Roca y Bologna, cerca del parque Las Tradiciones) no fueron la excepción. Incluso, unos vecinos de mi edificio -los mismos que dejan a sus hijos jugando y haciendo ruido en el estacionamiento a pesar de tener un parque al frente- hicieron una fiesta hasta las 5:30 am. Justamente yo pensé que uno no iba a una fiesta para estar tranquilo en su casa, pero la fiesta fue traída a mi edificio gracias a estos vecinos.
He leído por ahí una teoría acerca de la “bipolaridad de afectos”, tratando de explicar nuestra falta de consideración desde una perspectiva racial. Aunque puede tener algo de cierto, no es la explicación más completa. Efectivamente hay una bipolaridad, porque esos mismos vecinos que les interesa un pepino si duermo o no me dirán “feliz año” en el ascensor. Más que bipolares, serán hipócritas, porque la verdad es que les interesa poco y nada mi bienestar o el de otros vecinos.
Este es el verdadero test de Perú. Estamos y estaremos jodidos hasta que no hagamos otro arreglo como sociedad y dejemos de tener una “cultura claxon”.