Lo que todos sabemos, pero nadie se quiere enterar: ¿Cómo solucionar el problema del tránsito en Lima?
Hace unos días estaba comprando una
lavadora para mi departamento. Elegí una “lava-seca” para ahorrar espacio. Mi
hermana me dijo “Pero esas consumen más energía”. No sé si es verdad o no, pero
mi respuesta fue “No importa, el consumo del edificio se dividirá en partes
iguales, así que da lo mismo”. Luego, me detuve un segundo a pensar y me dio un
escalofrío: si todos en el edificio pensarán como yo, nuestras cuentas de luz
serán altísimas. Mi problema no es ajeno a la Economía, se llama la “Tragedia de los Comunes”.
Cuando todos asumen los costos por igual, pero ninguno los asume individualmente,
existe un incentivo para explotar los recursos de manera no-óptima (excesiva).
(Imagen tomada de Ramtyns)
En el caso del transporte, todos percibimos un problema: creemos que hay un sobre-uso de las pistas. Ante este problema, se suelen plantear diversas soluciones:
1. La primera solución sería incrementar el número de pistas. Al reducir el precio de manejar, se incrementará el número de personas manejando. Ésta, por lo tanto, es una muy mala solución al problema del transporte, aunque una muy popular.
2. Una segunda solución es poner estándares para los taxistas, es decir empadronarlos. Esta solución -si uno la mira con ojos pragmáticos- es equivalente a poner calcomanías y prohibirles salir determinados días. Ambas son maneras de disminuir el número de taxis, haciendo más barato manejar para los no-taxistas o los taxistas que puedan asumir esos costos. Ésta, por lo tanto, también es una medida que incrementaría el tránsito en lugar de disminuirlo.
3. Una tercera solución sería prohibirle a todos salir determinados días, como hizo Velazco. Esta solución efectivamente reduce el tránsito, al aumentar el costo de manejar, pero genera problemas de eficiencia. Es decir, ¿qué pasa con las personas que valoran mucho manejar? Esa es una pérdida social equivalente a la que tenemos actualmente, donde las personas subsidiamos el alto tráfico. En este caso, subsidiaríamos la ausencia de tráfico. Es el mismo subsidio al revés. Es el equivalente a meter basura bajo la alfombra. El costo social sigue ahí, solo que puesto en otro lugar. Ya no se representa por el tráfico, sino por la ausencia de tráfico (si están de acuerdo conmigo en que manejar tiene beneficios).
4. Así, ante los problemas de la regulación, lo que se propone es un sistema de pago por el uso de pistas: muchos más peajes. Actualmente, el uso de pistas en Perú es equivalente al uso de electricidad en mi edificio. Todos pagamos por él -a través de tributos-, pero nadie paga. Existe un incentivo para usar de manera no-óptima la pista. Si la gente pagara por el uso de pistas, esto no necesariamente reduciría el tráfico -aunque presumo que sí lo haría-, sino que “disciplinaría” su uso. Esto quiere decir que las personas pagarían el costo social generado por el tráfico. De esa manera, podríamos estar seguros que las personas que usan la pista es porque realmente valoran ese uso más que el costo social que generan. El sistema ha sido implementado de manera eficiente en muchos países del Mundo, destacando por su cercanía, Chile.
Esas soluciones pueden ser divididas en dos grupos: las que disminuyen el costo de manejar (1 y 2) y las que aumentan el costo (3 y 4). Dentro de estos grupos -al mismo tiempo- existen las soluciones que generan subsidios (1, 2 y 3) y las que no (4). Solo 4 es una solución que aumenta el costo de usar la pista sin subsidios, por lo tanto es la mejor solución.
Siguiendo con la historia de mi departamento; les cuento que me he mudado a dos cuadras del lugar donde trabajo, a fin de evitar el tráfico de -mínimo- 30 minutos que tenía que consumir cada día. Una medida como la que planteo -pagar peajes-, generaría un incentivo aun mayor para que personas cambien sus hábitos: consumiendo más transporte público, creando medios masivos de transporte, saliendo menos de sus casas en auto, mudándose cerca del trabajo, compartiendo autos para ir al trabajo, yendo en bicicleta, etc.
(Imagen tomada de Milton Jung)
Aunque sea y suene contra-intuitivo, no es que tengamos “muchos” carros en Lima; como algún “experto” ha dicho. Los carros nos traen beneficios sociales, por eso manejamos en primer lugar. El problema es que esos carros no están pagando el costo social equivalente al beneficio que generan. La mejor manera de hacer pagar a alguien -y esto sí es tan obvio como intuitivo- es haciéndolo pagar.
¿Si es tan fácil y simple por qué no se hace? Hay pocas medidas menos populares que un “tributo” masivo aplicado a la clase media y hay pocos políticos dispuestos a hacer lo menos popular, aunque sea la mejor alternativa.
Si gustan, me pueden contactar en Twitter: @osumar