El algoritmo del liderazgo: por qué la narrativa del CEO vale más que sus estados financieros
Hoy, la métrica más poderosa de un CEO no se imprime en balances ni en gráficos trimestrales.
Se mide en algo más etéreo y más frágil: la confianza que despierta cuando abre la boca.
Hoy, la narrativa del CEO pesa más que sus estados financieros.
Vivimos un tiempo donde la desinformación corre más rápido que cualquier informe financiero.
Donde la política ya no moviliza certezas, sino cinismo.
Y en medio de ese vacío, los CEOs se han convertido —sin pedirlo, sin quererlo— en los nuevos narradores sociales.
Un tuit suyo puede mover mercados.
Un silencio suyo puede hundir reputaciones.
El silencio, de hecho, pesa más que un reporte trimestral.
La paradoja está en los números.
El Edelman Trust Barometer 2025 revela que el 67 % de las personas confía en su CEO, mientras apenas un 47 % confía en líderes políticos.
El poder simbólico se ha movido.
Ya no está en los parlamentos, sino en las salas de directorio.
Y no hablamos solo de percepciones.
McKinsey confirma que seis de cada diez personas aseguran que las acciones del CEO influyen directamente en cómo perciben la empresa.
Un dato brutal en un mundo donde la reputación se construye en segundos… y se destruye en minutos.
La academia también lo confirma.
Un estudio publicado en Frontiers in Psychology entrevistó a 47 CEOs. Descubrió un patrón inquietante: cada uno de ellos tuvo que narrar su identidad de nuevo.
Ser lo suficientemente auténtico para resultar creíble.
Y lo suficientemente impresionante para inspirar.
Otro paper, You are now an Influencer!, mostró que la reputación digital del CEO —sus posts, su tono, incluso la frecuencia con que aparece— impacta directamente en la reputación corporativa.
No se trata de lo que se dice en un informe anual.
Se trata de lo que se publica en tiempo real.
Como advierte David Boje, académico de la Universidad Estatal de Nuevo México: “las organizaciones no son estructuras, son storytelling en acción.”
McKinsey lo resume en tres roles exclusivos del CEO.
Definir la narrativa esencial: quiénes somos, por qué existimos, hacia dónde vamos.
Encarnar la cultura y los valores, no con discursos, sino con gestos visibles.
Y salir al frente en los momentos críticos, cuando los demás se esconden.
Para cumplir con esa expectativa, la consultora recomienda tres acciones clave: fijar el tono, movilizar al equipo, y hablar en el momento preciso.
No antes.
No después.
Justo cuando la disrupción exige una voz.
El silencio.
Ese es el gran riesgo.
Un CEO puede equivocarse con una frase mal elegida. Puede tropezar con un mensaje desafortunado.
Pero el silencio cuesta más caro.
El silencio no se interpreta como prudencia.
El silencio se lee como ausencia.
El silencio de un CEO pesa más que un reporte trimestral.
Y en 2025, pesa más que una caída en la bolsa.
Los ejemplos abundan.
Satya Nadella convirtió a Microsoft en sinónimo de inteligencia artificial, no con campañas, sino con una narrativa sostenida.
Elon Musk puede mover un mercado entero con un solo tuit, para bien o para mal.
Y en América Latina, Luiza Trajano, presidenta de Magazine Luiza en Brasil, demostró cómo la voz de un CEO puede convertirse en símbolo social: defendió la diversidad, impulsó causas comunitarias y lo respaldó con hechos empresariales.
No fue marketing.
Fue liderazgo convertido en narrativa.
En el otro extremo, CEOs que eligieron callar en medio de crisis no solo perdieron clientes.
Perdieron algo más valioso: la credibilidad.
Un activo que, una vez erosionado, rara vez se recupera.
Un CEO sin narrativa es como un algoritmo sin datos: existe, pero no genera valor. Y cuando hablamos de narrativa del CEO hablamos de la capacidad de convertir confianza en acción.
Un CEO con narrativa vacía es un glitch que erosiona confianza.
Y el CEO que articula un relato claro, lo encarna y lo sostiene en la tormenta, se convierte en faro.
Esa es la diferencia entre sobrevivir al ruido y moldear el rumbo.
En 2025, un CEO que solo memoriza balances es un administrador.
El que cuenta historias —y las respalda con acciones— es el que lidera.
El CEO que no cuenta historias no lidera, apenas procesa.
Y los algoritmos sin datos, tarde o temprano, siempre terminan siendo irrelevantes.
Soy Jorge Lazo Arias y cada miércoles encontrarás aquí información sobre marketing, a partir de analizar campañas buenas y también las no tan buenas… porque todo nos suma para conocer las novedades en el mundo del marketing y contar con aprendizajes que podemos aprovechar y aplicar en nuestro día a día.

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