Yale enseñará un curso sobre Bad Bunny: el marketing como espejo social

No es un titular de Buzzfeed ni una exageración de TikTok: Yale, una de las universidades más prestigiosas del planeta, abrirá un curso sobre Bad Bunny. Sí, el artista puertorriqueño que hace una década era considerado solo una moda urbana hoy entra por la puerta grande de la academia. ¿Y si esto no fuera una anécdota, sino un síntoma del marketing como espejo social?

La noticia ha provocado lo esperable: desde celebraciones en redes sociales hasta sarcasmos de pasillo. Pero detrás del titular hay algo más profundo. Porque si una universidad como Yale decide dedicar un curso completo a estudiar a Benito Martínez Ocasio, no es por un capricho cultural ni por ganar clics. Es porque, nos guste o no, el marketing y la cultura pop ya no son observadores del mundo: son su motor.

El curso, según el anuncio oficial, explorará “la estética, el activismo y la identidad cultural” de Bad Bunny. No se trata de analizar sus letras al detalle ni de medir sus streams. Se trata de estudiar cómo construye presencia, cómo traduce identidad en espectáculo y cómo lo personal se vuelve político cuando se canta frente a millones. En palabras de la propia universidad: “Este curso es parte de un esfuerzo mayor de Yale por conectar el pensamiento crítico con las fuerzas culturales que moldean el mundo de hoy”.

¿Y qué tiene que ver esto con el marketing? Todo. Porque el marketing, si se hace bien, es justamente eso: una herramienta para leer, interpretar y conectar con las fuerzas invisibles (y a veces ruidosas) que moldean los deseos y las decisiones de las personas.

En los últimos años, las universidades han empezado a mirar con otros ojos a los íconos de la cultura de masas. En Harvard se han dictado casos sobre Trome, Aje y hasta Calle 13. En Stanford se analizan los virajes estratégicos de empresas que nacen de la música. Incluso hay cursos sobre Taylor Swift, Travis Kelce y Taylor Fritz en universidades estadounidenses. No es frivolidad. Es entender que el poder de influencia no viene hoy de las aulas, sino de los escenarios y las plataformas.

El marketing que termina siendo objeto de estudio ha ganado algo más que atención. Ha ganado legitimidad. Ha dejado de ser táctica para convertirse en fenómeno. Cuando las marcas logran que sus movimientos generen preguntas dignas de ser discutidas en clase, es porque han logrado meterse en la conversación cultural. Y ahí es donde ocurre la magia.

Bad Bunny no es solo un cantante. Es un universo narrativo. Es marketing convertido en identidad. Su coherencia estética, sus colaboraciones estratégicas, su manera de apropiarse de los medios… todo responde a una construcción consciente. Su presencia es un caso vivo de branding emocional, con propósito y con rebeldía.

Y el hecho de que eso llegue a Yale, dice mucho más de las universidades que del propio artista. Porque lo que hacen instituciones como Yale o Harvard al incluir estos temas en sus programas es reconocer que el conocimiento ya no se construye solo en los papers. Se construye también en los charts, en los festivales, en los reels que duran 15 segundos pero dejan huella.

Las marcas que entiendan esto tendrán una ventaja. Porque mientras algunas aún debaten si usar o no TikTok en su estrategia, otras ya están diseñando campañas que serán analizadas en aulas dentro de diez años.

Porque en el fondo, eso es lo que ha logrado el marketing de esta era: dejar de ser solo una herramienta de venta para convertirse en un espejo cultural. El marketing como espejo social ya no es una exageración; es una realidad que se enseña en clase.

Quizás la verdadera métrica del éxito ya no sea solo el ROI o el NPS. Quizás sea el día en que tu marca aparezca en un sílabo universitario.

Y si el reguetón llegó a la Ivy League, tal vez sea hora de que el marketing deje de subestimarse a sí mismo.

Soy Jorge Lazo Arias y cada miércoles encontrarás aquí información sobre marketing, a partir de analizar campañas buenas y también las no tan buenas… porque todo nos suma para conocer las novedades en el mundo del marketing y contar con aprendizajes que podemos aprovechar y aplicar en nuestro día a día.