Los emprendedores, la innovación y la inclusión social
Bien dicen que la necesidad es la madre de la creatividad y en el Perú esta frase encuentra asidero aunque sólo en parte. Porque aunque miles de personas inician, muchas veces por necesidad cada año su empresa propia, muchas de estas o quedan en el camino o, si logran mantenerse, no consiguen generar utilidades que les permitan crecer y asegurarse un lugar en el mercado. ¿La razón? Porque no son capaces de introducir en el mercado productos o métodos de trabajo novedosos. Es decir, son emprendedores pero no innovadores.
Según el último estudio del Banco Mundial “El emprendimiento en América Latina: Muchas empresas y poca innovación”, las empresas en Latinoamérica y por ende en Perú no son innovadoras lo cual está acarreando importantes consecuencias.
La más importante es que sin innovación, el crecimiento económico es insuficiente para acercar a los países a los estándares de bienestar del primer mundo. Las cifras presentadas en el citado estudio hablan por sí solas: a inicios del siglo 20, el PBI de América Latina representaba 38% del PBI de Estados Unidos; en el año 2012, esta cifra fue de 35%. Es decir, los países en desarrollo deben – como escribió Lewis Carroll en “Alicia en el país de las Maravillas”, ir el doble de rápido para permanecer en el mismo lugar. Y mucho más, si se desea avanzar y acortar distancias con las economías industrializadas. Sin innovación, eso no es posible. Sin innovación, el crecimiento empresarial es menor y los TLC’s carecen de significado para unidades empresariales con muy poco que ofrecerle al mundo. Sin innovación, las políticas de inclusión social no pueden volverse más efectivas y adaptarse a los tiempos modernos. Sin innovación, las políticas de inclusión social siguen aplicando las soluciones de tres décadas atrás – con una tecnología que ya ha quedado desfasada.
Así como se presta gran atención a los indicadores de PBI e inflación, el país tiene que comenzar a mirar más frecuentemente la evolución de indicadores como la inscripción de patentes de empresas, pues este indicador es un predictor importante de la sostenibilidad del crecimiento de nuestras economías. En América Latina, un análisis de este indicador permite concluir que vivimos en una de las regiones con menor innovación – investigación científica – del mundo. En el caso peruano, las cifras tampoco son tan promisorias.
¿Qué falta entonces para propiciar la innovación en las empresas y no permitir que estas mueran?
No hay una solución única que permita como por arte de magia resolver el problema. De lo que se trata es de crear un ecosistema empresarial que fomente la innovación, que anime a los peruanos a dedicar tiempo a desarrollar ideas y patentarlas.
Para propiciar esto ya se han tomado varias medidas que esperemos den sus frutos en los próximos años. Entre estas, figura la deducción por ciencia y tecnología al Impuesto a la Renta empresarial, el régimen de recuperación anticipado del IGV y el crédito fiscal a las micro, pequeñas y medianas empresas para la capacitación de la mano de obra.
Sin embargo, promover la innovación no es una tarea sencilla y debe ser un objetivo nacional que debe ser defendido a todos los niveles. Tal es el caso de la odonto pediatra Rita Villena quien luego de patentar su producto en el Perú este no fue bien protegido por las autoridades competentes y le fue arrebatado por una gran multinacional (sepa más sobre su historia aquí)
La innovación no sólo debe fomentarse sino que el Estado debe ser capaz de proteger a sus investigadores y a sus inventos. Como vemos Perú todavía está lejos de esto.