La CONFIEP y la inclusión social
Alfonso García Miró, el nuevo Presidente de la CONFIEP, tiene la intención de transformar el gremio empresarial. En sus distintas apariciones públicas ha definido las tres líneas maestras que guiarán su gestión:
- Primero, ha señalado que, a diferencia de quienes lo han antecedido en los casi 30 años de existencia del gremio, buscará representar a todas las empresas del país y no solo a las más grandes.
- Segundo, ha indicado que desea despolitizar el rol de CONFIEP y, por ello, ha ofrecido cambiar el tono de sus intervenciones del reclamo y la defensa de intereses particulares a la propuesta concreta. Así, espera convertir al gremio empresarial en el gran facilitador de la inversión privada en el Perú.
- Tercero, ha ofrecido también liderar un esfuerzo por promover las buenas prácticas empresariales y censurar a los malos elementos, a quienes culpa del deterioro de la imagen del sector empresarial en el país.
El país necesita una nueva CONFIEP tal como lo señala Proexpansión en el informe Los empresarios y los gremios del futuro y por ello las intenciones del Sr. García Miró son dignas de aplauso. Del éxito de García Miró depende, en buena parte, no solo la continuidad de las inversiones que podrán sostener el milagro económico peruano sino también el descenso de la conflictividad entre la gran inversión privada y la población.
El Sr. García Miró tiene razón cuando en distintos foros señala que el sector privado merece tener una voz que sea más escuchada porque, a diferencia de hace dos o tres décadas cuando su participación en la producción nacional (PBI) era de solo 30%, hoy esta supera el 80%. También hace bien en invocar a sus colegas a sentir orgullo por ser empresarios y por ser en gran parte artífices de la reducción de la pobreza de las últimas décadas.
Sin embargo, para cumplir con éxito sus objetivos al frente de la CONFIEP, el Sr. García Miró haría bien en tomar nota de lo siguiente:
- La expansión económica más grande la historia republicana del país ha sido, en efecto, resultado del esfuerzo y el ingenio del sector privado. No obstante, sector privado no quiere decir únicamente grandes empresas sino también micro, pequeñas y medianas empresas y, lo que es más importante, millones de familias, segmentos que hasta hoy no tienen voz ni mucho menos voto en las decisiones nacionales y que todavía no son representados en la CONFIEP.
- Las grandes empresas a quienes representa han jugado un papel fundamental en la expansión económica de las últimas décadas, la generación de empleo y la reducción de la pobreza. Sin embargo, el accionar de algunos de sus miembros también ha incrementado la conflictividad social. CONFIEP hace bien en llevarse las palmas por sus éxitos pero hace mal en negar la responsabilidad de sus errores.
- La distancia más relevante para las familias peruanas no es la que existe entre la gran empresa y el Estado sino la que existe entre los ciudadanos y sus instituciones y hoy esta es muy grande porque las capacidades del Estado son limitadas, la clase política está muy desacreditada y la empatía y sensibilidad de la gran empresa es todavía escasa. CONFIEP también tiene como tarea pendiente acercarse más a la familia peruana.
La CONFIEP tiene, con el Sr. García Miró a la cabeza, la gran oportunidad de comenzar a cambiar la historia del país. Desde esta humilde tribuna, nos animamos a plantearle tres propuestas concretas que consideramos serían muy útiles para que tenga éxito en su gestión:
- En el último CADE, 8 de cada 10 empresarios peruanos señaló que a las empresas no les interesa la generación de conocimiento. La capacidad de propuesta no viene del cielo sino que se construye sobre la base de conocimiento. Desde que el Sr. García Miró asumió el liderazgo del gremio, este solo ha contribuido al debate con censuras, invocaciones o apoyos públicos a una ú otra iniciativa. Si la CONFIEP no se pone la mano al bolsillo e invierte en reforzar sus cuadros técnicos, difícilmente podrá mejorar su capacidad de propuesta.
- Ricardo Briceño, ex presidente de la CONFIEP y hoy Presidente del Comité Organizador del CADE 2013, ha señalado en reiteradas ocasiones la necesidad de incorporar al gremio a las pequeñas empresas, a los jóvenes emprendedores y a las microempresas de provincias. El Sr. García Miró ha recogido esta iniciativa en su discurso y ya ha iniciado un diálogo con los emprendedores del país. Sin embargo, el directorio de la CONFIEP de hoy no parece muy distinto del de sus inicios hace ya casi 30 años. Un paso audaz para pasar de la retórica a la acción en este tema es incorporar representantes de la MYPE en el directorio de la CONFIEP.
- La CONFIEP no podrá defender principios y valores antes que intereses particulares mientras no existan prácticas de gestión de intereses – plasmadas en una ley o no – que hagan que esta sea transparente. Sería ideal que el país reciba de la CONFIEP en algún tiempo una propuesta concreta dirigida a este fin. La desconfianza de la familia peruana respecto de la clase empresarial no es una expresión de rechazo a la brecha de ingresos que los separa sino a la percepción de que esta no actúa con transparencia para promover a sus empresas y para defender sus intereses. Hasta que esto no cambie, la desconfianza persistirá, a pesar de las buenas intenciones del Sr. García Miró.
Con gremios empresariales con base más ancha, con capacidad de propuesta y con buenas prácticas extendidas en todos sus miembros, el milagro económico se podrá sostener, la generación de empleo de calidad se dinamizará, la reducción de la pobreza continuará y cada vez más peruanos podrán beneficiarse de la economía de mercado y la globalización. Ojalá así sea.

