La inclusión social y el nuevo rol del empresariado
En el último CADE, Ipsos Apoyo realizó una encuesta a los empresarios asistentes que, entre otros, arrojó los siguientes tres resultados:
a) Los empresarios consideran que las empresas medianas y grandes, en
su relación con trabajadores y clientes, en 1 de cada 2 casos incumplen
con otorgar los beneficios laborales correspondientes a sus
trabajadores y en 4 de cada 10 le ocultan información a sus clientes o
consumidores.
b) Los empresarios consideran que las empresas medianas y grandes, en
su relación con las autoridades, en 8 de cada 10 casos pagarían coimas
para acelerar algún trámite. Igualmente señalaron que pagar los
impuestos sin maquillar las finanzas de la empresa era una práctica poco
frecuente (14%), lo mismo que evitar recurrir a conocidos o amigos para
facilitar o agilizar algún trámite (14%) o abstenerse de dar obsequios
con el mismo propósito (33%). Según los empresarios, solo
aproximadamente 1 de cada 3 de sus pares es capaz de evitar utilizar
información privilegiada para beneficio de su empresa o de contactar a
algún conocido o amigo para ser favorecido en una licitación pública.
c) Los empresarios consideran que sus gremios, si bien son
relativamente eficaces para defender sus intereses (64%), carecen de una
visión de largo plazo para sus sectores (63%), no promueven el
comportamiento ético de sus asociados (70%), no tienen mayor interés por
producir conocimiento útil para su industria (77%) y, en general, no
promueven el desarrollo del país más allá de sus intereses gremiales
(77%).
En el año 2007, Proexpansión realizó una investigación en la que se
señalaba que en el Perú predominan fuerzas institucionales que hacen que
la economía peruana sea de “choque y fuga”: la urgencia del corto plazo
se impone sobre la importancia de los retos de largo plazo y la escala
de valores de la sociedad se distorsiona. En estas condiciones, señalaba
la investigación, existían condiciones inmejorables para el predominio
de la indiferencia y para el desarrollo del “mercado del engaño”.
Por eso, los peruanos nos hemos “acostumbrado” a coexistir con una
realidad en la que la sobrevaloración de las compras estatales, la
falsificación de documentos para apropiarse bienes o inmuebles de
terceros, los accidentes ocasionados por conexiones clandestinas a
servicios básicos, la depredación de recursos naturales a manos de pocas
empresas y en perjuicio de pequeños productores, el abuso de mafias que
controlan la distribución mayorista de bienes en desmedro de los
pequeños productores y consumidores, y los contratos con letra pequeña
con los que algunas empresas venden gato por liebre a los usuarios, son
pan de cada día. Este tipo de comportamiento es precisamente el
principal obstáculo de cualquier iniciativa de inclusión social y
económica en la que se requiera ejecutar gasto público o privado de
manera focalizada, descentralizada y sin filtraciones.
Y cuando buscamos culpables solemos apuntar a distintos sospechosos:
típicamente a aquellos que visiblemente operan en el “mercado del
engaño” como los funcionarios públicos nacionales, regionales,
municipales, políticos o empresarios privados como los asistentes a
CADE. La buena noticia es que ninguno de nuestros compatriotas es
culpable de la creación de este mercado. La mala es que las raíces del
problema son profundas y los cambios requeridos para resolverlo son
dramáticos.
El origen del problema es que las condiciones imperantes (“las reglas de
juego”) son tales que para la mayor parte de peruanos es más “rentable”
y “racional” transgredir las normas sobre la base de “la criollada” o
el engaño. Lo más grave de esto es que son estas mismas “reglas de
juego” las que desalientan la innovación y la creación de nuevas formas
de: organizarse, resolver problemas, optimizar procesos, incorporar
nuevas tecnologías, generar negocios, aprovechar ventajas comparativas y
completar relaciones contractuales más productivas – precisamente
aquello que hace a un país próspero. Los resultados de la Encuesta
Nacional de Innovación en la Industria Manufacturera 2012 encargada por
PRODUCE al INEI y apoyada por la SNI, el CONCYTEC, el MEF y el BID
muestran cómo si bien las empresas manufactureras consideran la
innovación necesaria, no comprometen recursos financieros importantes a
esta tarea mientras que sí lo hacen para otras tareas como la seguridad,
el manejo de sus litigios o el lobby.
¿Cómo cambiar esta situación a partir del 2013?
Sin lugar a dudas, el sector público tiene un gran rol que jugar para
asegurar que la palabra empeñada y los contratos se respeten. Sin
embargo, el sector privado también tiene un rol que jugar. A
continuación tres ideas de cómo los empresarios podemos comenzar a
cambiar esta situación a partir del 2013.
a) Actuar sobre la base de hechos y no conjeturas. Los liderazgos de
los gremios empresariales tienen un gran espacio para re-pensarse y
re-definirse. Los líderes de gremios, con experiencia en capturar el
control y manipular a distancia a reguladores o legisladores deben dar
paso a líderes que promuevan agresivamente la búsqueda de conocimiento,
el debate y la innovación sobre la base de hechos y no conjeturas. 8 de
cada 10 empresarios asistentes a CADE señaló que, en su opinión, los
gremios no tienen mayor interés en producir conocimiento. Esta es una
realidad que puede cambiar y en esa línea va nuestra primera
recomendación. El líder gremial del futuro debe ser un profesional
respetado, capaz de promover – con independencia – la generación de
conocimiento al interior de su gremio y a la vez producir ideas y
propuestas que no solo busquen mantener la participación de sus
asociados en la torta existente sino que la agranden para el beneficio
de todos – de nuestra generación y de las que vendrán. Mientras los
gremios empresariales más poderosos eran señalados por sus mismos pares
como los más corruptos en la última reunión de CADE, dos Ministros de
Estado pedían la ayuda del sector privado para concretar la inclusión
social y la industrialización del país. El puente ya está tendido y está
todavía por verse si los gremios tendrán la capacidad de reinventarse y
el Estado la inteligencia para consolidar un acercamiento que beneficie
a la mayoría de peruanos.
b) Aléjense de las tentaciones. Los empresarios peruanos curtidos en
innumerables batallas tienen una capacidad notable, por un lado, para
adaptarse prácticamente a todo y sobrevivir y, por otro lado, para
identificar oportunidades y apropiárselas con gran ímpetu. No conocemos
estudios concluyentes sobre el tema pero nos aventuramos a señalar que,
en gran medida, este ímpetu está detrás de gran parte de las frecuentes
“malas prácticas” que los empresarios tan abiertamente han confesado
durante el CADE. Por eso, nuestra segunda recomendación es alejarse de
las tentaciones todo lo que sea posible. Tres consejos prácticos:
(i) No sea juez y parte. Por ejemplo, si Usted financia la
supervisión de sus operaciones de parte de alguna empresa con fines
regulatorios, no elija Usted a la empresa supervisora y no defina
los términos de dicha contratación.
(ii) No escuche lo que no quiere saber. Lima es un pañuelo y, como Usted lo sabe, es muy fácil acceder a información privilegiada si se está en el lugar correcto.
Trate de evitarlo y, si no tuvo éxito, no utilice esa información a
su favor. En estas circunstancias, elija siempre tomar el camino
difícil.
(iii) No pida favores. Si siente la necesidad de “pedir un favor” vinculado a procedimientos o licitaciones, lo más probable es que sus intenciones no sean las más sanas. Trate de evitarlo.
c) Diviértase. Existen innumerables proyectos de inclusión económica y
social en los que los empresarios junto con sus pares, competidores e
incluso el Estado pueden dedicar todas las energías que dejen de gastar
en jugar el frustrante juego de la política y operar en “el mercado del
engaño”. La recompensa, sin duda, serán industrias más prósperas y
sostenibles en el largo plazo y un país más cohesionado y alineado
respecto de lo que quiere ser. “Presionar” al aparato estatal puede
convertirse en una tarea entretenida cuando no se trata de conseguir
privilegios sino asegurar la acción efectiva de cara a un objetivo común
superior. Un ejemplo solo para empezar: ¿cómo conectamos Lima con
ciclovías si la mayoría de limeños trabajan o estudian a una distancia
menor a 5km de sus hogares?.
Con acciones concretas, el sector empresarial y sus gremios pueden
renovar su liderazgo y contribuir con mayor eficacia al desarrollo del
país a partir del 2013. ¡Felices Fiestas!