Navidad Infinita: el gaming peruano se une a la solidaridad
El fin de semana pasado, el Infinity Gaming Center de Real Plaza Puruchuco fue el escenario de un evento que merece ser contado más allá de la crónica de entretenimiento. “Navidad Infinita”, organizado por Mastercard e Infinity Gaming Center, reunió a la comunidad gamer en un espacio que combinó consolas, PC, realidad virtual, arcades y simuladores, además de torneos competitivos, cosplayers y dinámicas temáticas que cerraron el año con energía digital. Sin embargo, lo que le dio verdadero sentido a la cita fue su mensaje solidario: cada inscripción a los torneos incluyó la donación de víveres o juguetes en buen estado destinados a Kantaya, asociación con más de veinte años dedicada a brindar educación y oportunidades a niñas y niños en situación vulnerable. Los asistentes también tuvieron la opción de sumar su aporte al ingresar, convirtiendo la diversión en un acto de comunidad.
La directora de Marketing de Mastercard para Perú, Chile y Bolivia, Romina Isasi, señaló que el entretenimiento tiene el poder de conectar, incluir y transformar, mientras que Fabiola Portocarrero, cofundadora de Kantaya, recordó que cuando la diversión se une al corazón nacen oportunidades reales. Más allá de las declaraciones institucionales, lo que se vivió fue un ejemplo concreto de cómo el ecosistema gamer peruano puede articularse con causas sociales y demostrar que la cultura digital no es ajena a la solidaridad. En un contexto donde el gaming suele ser cuestionado por su influencia en jóvenes, este evento mostró que también puede ser un motor de inclusión y esperanza.
El ingreso general tuvo un costo de 35 soles, con beneficios especiales para quienes pagaron con Mastercard: 25 soles, acceso VIP, FastPass y snacks. Un detalle que refuerza la alianza entre marca y comunidad gamer, pero que no eclipsa el verdadero valor del encuentro: la posibilidad de que cientos de jugadores se conviertan en agentes de cambio.
Por más que me encontraba en Sur Chico tenía que cubrir este evento. No se trataba solo de registrar un espacio de entretenimiento, sino de mostrar cómo el gaming peruano está madurando y cómo puede vincularse con iniciativas que trascienden lo digital. ‘Navidad Infinita’ fue más que consolas y torneos: fue la confirmación de que el gamer peruano también puede ser protagonista de un relato social. La pregunta que queda abierta es si otras marcas y espacios replicarán este modelo, integrando diversión con propósito y consolidando un ecosistema donde la cultura gamer no se limite al consumo, sino que se proyecte como plataforma de impacto.

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