Test drive de la Jeep Avenger

En un mercado dominado por SUVs automáticas, pantallas táctiles y asistentes de conducción que casi manejan por ti, probar una SUV mecánica es más que una experiencia: es una declaración. La Jeep Avenger, primera SUV compacta de la marca, llega con diseño europeo, actitud americana y una propuesta que exige volver a lo esencial: el control.
La versión que probamos fue mecánica. Y sí, volver al cambio manual después de años de automatización requiere atención, técnica y humildad. Pero también devuelve algo que muchos conductores han perdido: el placer de manejar. Cada marcha se convierte en una decisión, cada curva en una conversación entre el vehículo y el terreno.
El test drive se realizó en distintos escenarios: ciudad, ruta y arena. Porque si lleva el nombre Jeep, tiene que demostrarlo. Desde Sur Chico hasta zonas más exigentes, el Avenger respondió con solvencia. La suspensión firme, la dirección precisa y la caja de seis velocidades permiten una conducción ágil y segura, incluso en terrenos irregulares.
La narrativa visual fue complementada por Israel Bonilla (@dronotron), quien aportó tomas aéreas que capturan no solo el movimiento, sino el carácter del vehículo. El Avenger no solo se maneja, se escribe. Y en ese proceso, también se filma.
Como geek, el nombre ya me gustaba. Pero el modelo lo confirma: no necesita disfraz para ser protagonista. Jeep decidió bautizar su primera SUV compacta con un nombre que evoca fuerza, autonomía y cultura pop. Y lo hizo bien.
Entre sus características destacan:
• Motor 1.2 turbo de tres cilindros, con 100 HP y 205 Nm de torque
• Caja manual de seis velocidades
• Asistentes de conducción como frenado autónomo, mantenimiento de carril y lector de señales
• Pantalla central de 10.25” con conectividad completa
• Diseño frontal reinterpretado con luces LED y parrilla Jeep minimalista
• Dimensiones compactas ideales para ciudad, sin perder capacidad de respuesta en ruta
La Avenger no busca competir con sus hermanas mayores. Inaugura su propia categoría. Compacta, precisa, con carácter. Y sobre todo, con una invitación clara: volver al cambio, volver al control.