TCL y el monitor que desafía el sol: experiencia antes que especificaciones
TCL y su monitor QD-MiniLED de 34 pulgadas no llegaron como un producto más para testear. Llegaron como excusa para una experiencia. Lo instalé en la terraza con el sol todavía alto, sin expectativas. Solo quería probarlo. Pero el monitor tenía otros planes.
Durante el día, la pantalla curva con resolución WQHD no solo resistió la luz natural: la venció. El brillo de más de 1000 nits y el HDR 1400 no son promesas de catálogo. Son experiencia tangible. Los colores se sostienen, el negro no se diluye, y las más de 1100 zonas de atenuación local hacen que cada sombra tenga intención. No estaba buscando quedarme, pero me quedé.
Por la tarde, decidí estrenar el monitor con la Switch 2 y el nuevo Mario Kart. No era el setup ideal, pero el resultado fue inesperado: fluidez, profundidad y una sensación de inmersión que no esperaba en un monitor de esta gama. La tasa de refresco de 170Hz y el tiempo de respuesta de 1ms hacen que incluso una consola como la Switch se sienta más viva. Y mientras el sol se iba, yo seguía jugando. Sin darme cuenta, ya era de noche. Y el monitor seguía ahí, sin pedir permiso, sin perder ritmo.
Más que especificaciones, TCL propone presencia. Este no es un monitor para presumir. Es para usar. Con HDMI 2.1, DisplayPort 1.4, USB-C con carga de 90W, KVM integrado y altavoces decentes, se adapta a setups híbridos: trabajo, juego, creación. La estética es robusta, con luces traseras que no distraen pero tampoco se esconden. El menú cumple, aunque podría afinarse. Y el soporte VESA permite integrarlo a cualquier espacio sin perder carácter.
No todo brilla. El diseño es funcional pero algo grueso. El HDR necesita ajustes finos para mostrar su mejor versión. Y aunque el precio es competitivo, TCL aún debe construir legitimidad en este segmento. Pero si el review se mide por lo vivido, este monitor ya ganó.
Este TCL no es solo una pantalla. Es una experiencia que empieza con luz natural y termina con emoción nocturna. Es una marca que quiere dejar de ser promesa y convertirse en presencia. Y en este caso, lo logró.

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