Renzo Cheesman; el músico profesional creador de Anticucho Studios (entrevista completa)
Hablamos con el creador, la mente brillante detrás de Anticucho Studios. La gente está emocionada. Hay un nuevo boom masivo peruano, made in Perú, con una historia que hace reír a todos los niveles y estratos. Freddy el Cuy Interdimensional ya no es solo un personaje: es parte del lenguaje cotidiano entre amigos.
¿Cómo logré contactarlo? Le escribí por Instagram, me presenté, y le pareció una excelente idea conversar. Así empezó todo. La entrevista fue por videollamada…
…porque lo primero que debemos resaltar es que el director de Anticucho Studios actualmente no vive en Perú. Cuando por fin conversamos de forma virtual, ya tenía un rostro, y un nombre: Renzo Cheesman.

¿Cómo nace Freddy?
Renzo es músico. Vive en Los Ángeles y estudió composición para películas en Berklee College of Music, Boston. Siempre le gustó el storytelling. Me decía:
“Si yo pudiera animar, haría mi animación y mi música todo junto.”
No sabía animar, pero lo aprendió online, en YouTube. Lo suyo empezó como un hobby.
Durante su etapa en Berklee y luego en Los Ángeles, Renzo conoció a otro peruano, del Callao. Se hicieron cercanos por coincidencia geográfica, pero también por contraste de experiencias.
“En Lima probablemente no nos hubiéramos conocido,” me dijo. Ese intercambio de códigos culturales fue parte del contexto que inspiró la serie. Pero el universo de Freddy —desde la idea hasta la ejecución— es obra de Renzo. Anticucho Studios es su proyecto personal, donde él escribe, anima, compone y dirige.
Renzo también formó parte de Berklee Perú, una iniciativa que promovía la cultura peruana en Boston. Desde ahí, comenzó a imaginar un universo propio, lleno de exageración, humor viral y estética pixelada. Veía en los códigos virales —como el famoso “me llega al p. tu filtro” o “el peor día de mi vida, broer— una oportunidad para narrar desde lo peruano sin pedir permiso. Así nació Freddy.
El origen visual y el “Plin”
“El dibujo de Freddy nació un día que me sentí creativo. Dibujé un chullo y dije: esto podría ser en Perú.”
Renzo dudó. Pensó que tal vez no habría audiencia, que el humor no conectaría. Pero también vio que no había competencia. Y lo lanzó.
El famoso “Plin” también tiene historia:
“Sale del hermano de un amigo. Un loco que amaba mechar y contar sus historias de peleas. Cuando decía cómo les había pegado, soltaba: ‘Plin, plin, plin’.”
Ese ritmo, esa exageración, ese sonido que parece salido de un videojuego retro, se convirtió en parte del universo de Freddy. No fue planeado. Fue orgánico. Y por eso funciona.
Las voces, la música y la IA
Renzo hace casi todas las voces: Freddy, Mati, la Nonna, el Zambo Cavero, el guachimán y el policía. La música también es suya: compone todo desde cero y toca flauta, piano, guitarra y la armónica a nivel profesional.
“Algunas voces son IA. La de Michi, por ejemplo, la diseñé con inteligencia artificial. Se nota, y creo que la mayoría de gente lo sabe. El cóndor Ganso también es IA.”
¿Y por qué usar IA?
“Hay gente que piensa que soy un estudio y me critican por usar IA. Pero soy solo yo. Por eso los capítulos demoran. Anticucho Studios se trabaja cuando termino de trabajar.”
El proyecto nació como algo gratuito, sin presupuesto para actores de voz ni equipo técnico. Todo es a mano. Michi, por ejemplo, iba a ser solo una misión más, un personaje secundario que moriría rápido. Pero la gente se enamoró del personaje. Y se quedó.
Anticucho Studios: del hobby al fenómeno
Hoy, desde Los Ángeles, Renzo lidera Anticucho Studios como creador único, con visión clara y estilo propio. Lo que empezó como hobby se convirtió en fenómeno. Freddy el Cuy Interdimensional ya es parte del canon digital peruano.
Desde el glitch y el absurdo, Renzo creó un universo que hoy se cita, se comparte y se celebra. Un universo que no solo hace reír, sino que redefine lo que entendemos como cultura pop peruana.
“Renzo Cheesman recuerda el primer mes de Freddy el Cuy Interdimensional como una etapa de incertidumbre. ‘Yo estaba con la duda que pegara la serie’, confiesa. A pesar de compartir los episodios con influencers, el crecimiento era lento. Pero había algo más profundo: ‘El Perú es muy chonguero, la gente no se ofende como en otros países. Somos más flexibles para las bromas, nos prestamos para las bromas’. Esa intuición cultural, casi sin pensarlo, fue la semilla de lo que luego explotaría sin aviso. Como si el algoritmo nacional necesitara tiempo para entender que Freddy no era solo un cuy: era un espejo interdimensional de nuestra forma de reírnos de nosotros mismos.
Renzo Cheesman no tuvo ayuda económica. En Boston, trabajaba sin tregua. “Yo he limpiado waters y lo digo sin pena, porque me pagaba la renta”, cuenta con una sinceridad que desarma. No hay pose, hay realidad. Cuatro trabajos, estudios, desvelo. Y aún así, el amor por la música lo sostuvo. Esa resiliencia silenciosa es parte del ADN de Freddy el Cuy: un personaje que nació del sacrificio, no del algoritmo.
Muchas cosas en Freddy el Cuy Interdimensional son reales, aunque no al pie de la letra. Renzo lo dice con claridad: Freddy humano nació como una mezcla de personas que ha conocido. Y sí, se burla de los que dicen broer, de los Patas Pepas Lima, de ese tipo de personaje que todos hemos visto alguna vez.
Lo gracioso —y lo que me dio un poco de roche admitir— es que yo tengo un grupo en WhatsApp con amigos que se llama PPL. No creé el original, ni soy el arquetipo, pero cuando le conté eso a Renzo entre risas, él solo me miró como diciendo: “Ya ves… esto también eres tú”.
Y ahí soltó algo que me quedó resonando:
“No importa de qué clase social seas, de qué parte del Perú vengas o qué color de piel tengas… todo el mundo piensa que ese tipo de personaje es ridículo. Y por eso Freddy da risa.”
En Chincha, por ejemplo, Freddy asume que todos comen gato. Y cuando se da cuenta de que no, no dice “he aprendido algo importante”. Dice otra tontería como:
“Hoy aprendí que no por ser pobres comen gato.” Y ahí mismo se traiciona

La viralización ha sido brutal. Solo en Instagram, Freddy el Cuy Interdimensional ha superado los 19.3 millones de vistas. Y claro, muchos me preguntan si hay empresas que quieren trabajar con Renzo.
La respuesta es sí. Han habido conversaciones con marcas grandes. Pero no se ha cerrado nada. ¿Por qué? Porque algunas no aceptan la cifra que él solicita. Y tiene sentido: lograr ese nivel de impacto no es casual, ni barato.
“Si una compañía muy grande, que maneja plata y cuyo público objetivo también es el mío, no va a pagar lo que esto merece… voy a esperar hasta que venga una que valga la pena.”
Y lo más importante: Renzo no quiere malograr el proyecto con publicidad invasiva.
“Por más que se necesite dinero para seguir el show, no quiero malograr la integridad. Ese es mi compromiso.”
Si algún día se da una alianza, tendría que estar integrada como parte de la esencia del dibujo. No como un parche. No como una interrupción.
Y yo sé que la gente lo va a entender. En lugar de quejarse, van a decir: “Qué bueno. Por fin es financiado. Ya era hora.” Porque si ves los comentarios de los fans, muchos lo mencionan. Saben lo que cuesta. Saben que esto no es solo viral: es artesanal, es ético, es peruano.
Muchos me preguntan de dónde nace el estilo de Freddy el Cuy Interdimensional. La respuesta no es una sola. Es una mezcla quirúrgica de influencias que marcaron mi forma de narrar, de animar, de provocar: Regular Show, Adventure Time, South Park, Smiling Friends y YOLO Crystal Fantasy. Cada uno aportó algo distinto.
Renzo lo tiene claro. Cuando dijo “cinco ayudas sociales” era solo un número por decir. Las ideas que tiene son muchas. Y todas apuntan a algo más grande:
“Quiero que esto se convierta en un South Park peruano. Que siempre sea relevante a lo que está pasando en el país. Y burlarme.”
Pero también sabe que hay una línea que no quiere cruzar.
“Freddy tiene para lograrlo. Pero no quiero que se convierta en algo como The Walking Dead, que siguió mal. El día que me quede sin ideas, ahí lo corto.”
Y por eso este cierre no es solo una reflexión. Es una invitación.
A las marcas grandes: No sean tibias. No pidan suavizar lo que representa el gusto del país. No intenten convertir a Freddy en algo que no es.
Porque Freddy el Cuy Interdimensional no nació para vender. Nació para decir cosas. Y si van a invertir en Anticucho Studios, háganlo con respeto por su esencia. Porque si lo hacen bien, no solo estarán financiando una serie. Estarán apostando por el nuevo canon digital peruano.

El músico
Renzo Cheesman no es fan del reguetón. Lo dice sin rodeos. Pero como músico, entiende que crear no siempre significa complacer el gusto propio. Y así nació “Muevo la Serpiente”, un reguetón pixelado que ya suena en fiestas, discotecas y playlists virales.
Además de Freddy el Cuy Interdimensional, Renzo ha producido música original para múltiples proyectos, mezclando géneros, estilos y narrativas. Uno de ellos: “Love Eternal”, película ganadora del Oregon Sci-Fi Film Festival. La vimos juntos en el screening del LA Shorts International Film Festival, y fue ahí donde me contó que él había compuesto la banda sonora.
Y su formación no es menor. Su profesor de piano en Berklee fue Bob Winter, músico legendario que formó parte de la Boston Pops Orchestra bajo la dirección de John Williams
También ha sido parte de proyectos que muchos no conocen:
Compuso la banda sonora de la película Baby Shower de Anahí de Cárdenas.
Fue convocado por Karla Bacigalupo para musicalizar uno de sus videos.
Y asistió a una producción de Rolling Stone junto a Finneas, el hermano de Billie Eilish, en una experiencia que lo conectó con el pulso global de la industria.
Y ahora, mientras terminamos esta crónica, Renzo Cheesman acaba de dar otro paso clave: firmó con un agente en Lima.
Esta nota no es solo una entrevista. Es una radiografía emocional del fenómeno digital más peruano de los últimos años, incluso me atrevo decir que es lo mejor desde Pataclaun.

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