Entrevista a Freddy el Cuy Interdimensional
Episodio dos: El cuy que quiso hacer las cosas bien
Después de entrevistar a Michi—ese gato que desafía la física y la narrativa—nos quedamos con una frase que lo resume todo:
“Freddy, por más que se le salga lo pituco fosforito, está tratando de hacer las cosas bien. Pero no le salen.”
Y eso, quizás, es lo que más nos conmueve. Porque Freddy no es perfecto. Es intento, es error con alma. Hoy conversamos con él. Con la estrella del momento. Con el cuy que en solo tres meses le quitó el primer puesto de popularidad al cuy de nuestra dimensión (ese que se dedica a ser la mascota mágica de un banco y que nunca se despeina).
Freddy sí se despeina. Se equivoca. Se quema. Pero también se revela. Y en ese proceso, nos revela a nosotros.
Desde que apareció en mi grupo de WhatsApp “Patas Pepas Lima”, Freddy se volvió ritual. Cada episodio es una ceremonia de carcajadas, teorías conspirativas y memes que cruzan dimensiones. Lo que empezó como curiosidad se convirtió en vínculo. Y lo que parecía un meme, hoy es símbolo.
Freddy no tiene marketing. Tiene glitch. No tiene guión. Tiene alma. Y sobre todo, tiene algo que no se puede programar: timing emocional.
El impacto es real
En Instagram, Anticucho Studios ya supera los 130 mil seguidores, con cada post generando fanart, rituales visuales y comentarios que parecen parte del lore.
En TikTok, el hashtag #freddyelcuyinterdimensional y la cuenta oficial ya superan los 167 mil seguidores, con videos virales que circulan en distintas comunidades, escolares, universitarias… y hasta en reuniones familiares.
En YouTube, episodios como “La Cura” superan los 280 mil visualizaciones, y el canal ya cuenta con 76 mil suscriptores, consolidándose como el primer cartoon peruano con humor satírico, glitch emocional y estética callejera.
¿Cómo no afirmar que se ha creado un nuevo estilo de humor nacional? Es más, hay quienes aseguran que estamos ante el South Park peruano. Pero la gran diferencia es que Anticucho Studios no buscó dividir los gustos peruanos, sino que encontró una delicada intersección que nadie se atrevió a reflejar.
Freddy no polariza. Freddy une. Desde niños hasta abuelas, desde universitarios a docentes, todos se ríen con él. Y no por moda, sino porque hay algo profundamente peruano en su absurdo.
Anticucho Studios no creó una serie. Fundó una república del humor. Una donde el glitch es estética, el absurdo tiene lógica, y el cuy es símbolo de resistencia cultural. Freddy no tiene género, clase ni edad. Tiene ají, error, ternura y una cuatri.
Este episodio es un homenaje a ese fenómeno. A ese cuy que habla, revela y nos recuerda que el humor también puede ser ritual. Porque en tiempos de algoritmos y polarización, Freddy nos devuelve algo esencial: la risa compartida.
Y como todo mito, hay un misterio. ¿Quién lo creó? Eso lo revelaremos en el próximo episodio. Porque el cuy no solo habla. El cuy revela. Y en el siguiente episodio, conversaremos con su creador, quien por primera vez nos dirá su identidad.
Esta vez, lo sigue haciendo en Gestión.

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