Imprimir sigue siendo clave; solo que ahora también es inteligente y sostenible
Imprimir sigue siendo importante. Aunque muchos insistan en lo contrario desde una nube difusa de discursos digitales, la verdad es que las empresas (las que gestionan documentos reales, procesos legales o comunicación institucional) siguen necesitando imprimir. Y cada vez con más exigencias: velocidad, seguridad, sostenibilidad y, sí, simplicidad. Es decir, todo lo que prometen las nuevas impresoras (y multifuncionales) de la Serie 9 de Lexmark, presentadas esta semana en Lima.
El evento se desarrolló en el AC Hotel de Miraflores (y por suerte sin luces estroboscópicas ni discursos inflados). Solo equipos A3 listos para trabajar, voceros que hablaban desde la ingeniería y no desde el marketing, y una propuesta clara: la impresión ya no compite con lo digital, evoluciona con él.
Conversé con Fabio Rosa (Gerente de Marketing y Productos para Latinoamérica de Lexmark), quien resumió el enfoque de la Serie 9 con tres pilares: versatilidad, simplicidad y sostenibilidad. Pero no como conceptos decorativos, sino como decisiones técnicas que atraviesan todo el diseño. “No se trata solo de usar menos energía mientras imprimes”, me explicó. “Se trata de pensar en sostenibilidad desde que se diseña el equipo hasta cuando termina su ciclo de vida”.
Ese enfoque se traduce en equipos como los CX95x y CX96x, capaces de manejar papeles desde A6 hasta SRA3, soportar gramajes de hasta 300 g/m² (útil para todo, desde reportes hasta piezas gráficas) y sumar módulos de acabado según cada necesidad. Todo pensado para empresas que imprimen en volumen, pero que también quieren reducir consumo, automatizar procesos y cumplir con políticas ambientales internas sin sacrificar rendimiento.
Christian Masucco (Consultor Técnico de Preventa) complementó la presentación con una demostración de las soluciones de administración remota que ofrece Lexmark. Gestión vía nube, actualizaciones automatizadas y diagnósticos predictivos que evitan el clásico “vino el técnico, pero no era ese el problema”. Una experiencia más cercana a un ecosistema IT que a una impresora tradicional.
Lo interesante es que Lexmark no busca competir por precio (ni falta que le hace). Busca consistencia. Equipos duraderos, repuestos accesibles, programas de recuperación de tóner y componentes. Y algo que no es menor: la operación está formalizada e integrada al canal. No es una promesa global que se diluye localmente, es un equipo con gente —como César Chávez y Diego Sarria en Perú y la región— que puede responder ante cualquier requerimiento técnico o comercial. Eso, hoy, es valor.
En un cierre más informal, algunos partners comentaban lo mismo que yo pensaba: Lexmark no vino a “reinventar la impresión”, sino a hacerla bien. Sin adjetivos que no se puedan demostrar. Sin juegos de realidad aumentada ni hologramas de humo. Solo equipos sólidos, fabricados para durar, con un enfoque claro y transparente.
Y tal vez por eso el evento fue lo que tenía que ser: una presentación técnica que no aburrió, una propuesta comercial que no sobreprometió y una línea de productos que entendió algo que muchas marcas aún olvidan (no todo necesita ser sexy para ser relevante).

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