Un mercado de capitales fuerte: la pieza que falta para acelerar el crecimiento del Perú
Escribe: Paulo Betancourt, Vicepresidente de Trading Renta Variable de Credicorp Capital.
En el Perú solemos medir nuestra fortaleza económica por la estabilidad macro, los buenos términos de intercambio o el atractivo del sector minero. Sin embargo, detrás de esos pilares existe un componente menos visible, pero decisivo para el desarrollo de cualquier país moderno: el mercado de capitales. Hoy más que nunca el Perú necesita entender que desarrollar su mercado de capitales no es un lujo técnico, sino una condición para aspirar a un crecimiento sostenido, inclusivo y moderno.
En otras economías emergentes, el mercado financiero cumple un rol central en canalizar el ahorro hacia la inversión productiva. En el nuestro, su tamaño y profundidad aún son limitados. Y esa brecha, aunque poco discutida, está condicionando la capacidad del Perú para crecer más y mejor.
Los peruanos ahorramos. Las AFP administran más de S/ 120 mil millones. Los fondos mutuos superan los S/ 40 mil millones. Los bancos tienen amplia liquidez. Sin embargo, ese ahorro no fluye con la misma eficiencia hacia proyectos productivos. ¿La razón? Un mercado de capitales pequeño y poco profundo.
Hoy, la Bolsa de Valores de Lima tiene menos de 300 emisores y una capitalización que representa menos del 45% del PBI, muy por debajo de países como Chile (más de 80%) o Brasil (superior al 100%). La liquidez también es baja: el volumen promedio diario es reducido y muchos inversionistas globales simplemente excluyen a Perú de sus portafolios por criterios de liquidez mínima.
Menor mercado significa menor financiamiento, y menor financiamiento significa menor crecimiento. Por eso, el mercado de capitales debe verse como el puente entre el ahorro y el crecimiento. El costo de capital importa, y mucho. Cuando el mercado es estrecho, financiarse se vuelve más caro. Una empresa peruana que busca expandirse depende, en la práctica, del crédito bancario, un sistema sólido, pero naturalmente más caro y con plazos más cortos. La alternativa —emitir bonos o acciones— existe, pero su liquidez limitada eleva el costo de capital y reduce el interés de inversionistas institucionales o extranjeros.
Este fenómeno no es menor: estudios del Banco Mundial y del FMI muestran que economías con mercados de capitales desarrollados pueden elevar su crecimiento potencial en hasta 1 punto porcentual adicional cada año. En un horizonte de 10 años, es la diferencia entre un país que avanza y uno que se queda detrás.
Un mercado de capitales robusto no solo financia empresas; también eleva sus estándares. Listarse en bolsa implica reportes, auditorías, gobierno corporativo y transparencia. Eso reduce riesgos, genera confianza y hace más atractiva a la empresa ante inversionistas globales. No es casualidad que, en mercados desarrollados, las empresas listadas muestren mejor desempeño, menor costo de financiamiento y mayor capacidad de competir internacionalmente.
El Perú tiene compañías sólidas, líderes en sus sectores, pero son pocas las que han dado el salto al mercado público. Ampliar ese universo es clave para modernizar nuestra economía corporativa. Un error común es pensar que un mercado de capitales más profundo beneficia solo a empresas e inversionistas sofisticados. La realidad es otra: un mercado desarrollado beneficia sobre todo a los ciudadanos, porque más instrumentos significan más opciones para que los peruanos diversifiquen su ahorro, mejores portafolios previsionales, protección frente a inflación y ciclos económicos, u mayor acceso a alternativas de inversión con distintos niveles de riesgo. El ciudadano promedio gana cuando puede invertir mejor y proteger su patrimonio.
Por otro lado, la baja liquidez nos deja fuera de muchos índices internacionales. Eso limita el ingreso de capital extranjero, reduce el volumen transado y mantiene el círculo vicioso de un mercado pequeño y poco visible. Sin embargo, cuando un país fortalece su mercado financiero, el efecto se multiplica: más liquidez → menor prima de riesgo → mayor inversión → más crecimiento. Esto es exactamente lo que economías comparables han logrado con reformas regulatorias, incentivos tributarios y mayor profesionalización del mercado.
La oportunidad está ahí, pero requiere decisión. Tenemos todo lo necesario para dar el salto: estabilidad macro, grandes inversionistas institucionales, empresas competitivas y un ecosistema financiero sólido. Lo que falta es voluntad y visión de país, para desarrollar una agenda integral: más emisores, incentivos para listarse, mayor protección al inversionista, políticas claras de gobierno corporativo y objetivos de inclusión en índices internacionales.
Si queremos un Perú que crezca de manera sostenida, diversificada y competitiva, no basta con buenos precios de los metales o estabilidad macroeconómica. Necesitamos un mercado de capitales que permita convertir nuestro ahorro en inversión, nuestra liquidez en desarrollo y nuestras empresas en motores de productividad.
Es así como el desarrollo del mercado de capitales no es un tema técnico, es una decisión estratégica de país. Y es, probablemente, la pieza que hoy falta para que el Perú pueda acelerar su crecimiento y aprovechar todo su potencial.

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