Perspectivas de inversión para el 2025
Cada fin de año tengo como costumbre darme un espacio para leer y desconectarme del día a día de los mercados. La idea es alejarme de los movimientos de corto plazo de los precios y revisar información que me ayude a tener una mejor perspectiva tanto de la coyuntura global como de algunas tendencias de mediano plazo.
Lo primero es revisar data económica y financiera global, así como reportes de las principales casas de research. Esto actualmente apunta a algunos “consensos” en expectativas para este 2025: un mejor desempeño de activos más riesgosos (renta variable, algunos commodities, etc.) comparado con el de los instrumentos de renta fija (donde se espera un ritmo más moderado de reducción de tasas) y que, dados los notables retornos de los últimos dos años, las rentabilidades esperadas deberían ser más moderadas. En lo relacionado a riesgos, de acuerdo con el Global Fund Manager Survey de Bank of America, se encuentra como primer riesgo de cola una aceleración en la inflación global, seguido por conflictos geopolíticos, una recesión en Estados Unidos, y la posibilidad de un evento de crédito sistémico.
A veces estas proyecciones pueden resultar correctas y los mercados seguir tendencias relativamente estables (como sucedió en cierta medida durante 2017, por mencionar un ejemplo), pero otras nos encontramos con escenarios en los cuales aparece un suceso que cambia completamente las perspectivas de los inversionistas (como el discurso de Jerome Powell en enero de 2019). O incluso, mercados donde estas expectativas se terminan materializando, pero luego de una trayectoria muy volátil. Un ejemplo de esto último se dio en 2020, cuando las expectativas iniciales eran de un buen comportamiento de los mercados de renta variable y de renta fija de mayor riesgo, además de una debilidad del dólar. En tal sentido, para diciembre de ese año varias de esas expectativas se habían materializado, pero no sin antes darse caídas estrepitosas en la mayoría de mercados durante el primer trimestre, ante la aparición del COVID-19. Esto es, las proyecciones se cumplieron, pero por razones distintas a las planteadas inicialmente.
De hecho, y tal como lo describe Deutsche Bank en un reporte sobre potenciales eventos inesperados para 2025, esta década (los “2020s”) ha sido una llena de sorpresas, y se preguntan cuál será la del próximo año. Por ejemplo, mencionan que -debido a la pandemia- al primer trimestre de 2020 ya todas las expectativas sobre el año se venían revisando. Asimismo, señalan que durante 2021 la subida de la inflación a nivel global sorprendió al consenso de analistas; así como lo hizo durante 2022 el ciclo alcista de tasas más agresivo desde los 80s. De la misma manera, para 2023 la expectativa del mercado era una recesión en Estados Unidos (que nunca se dio). Y para este año, ningún analista esperaba retornos para el S&P 500 cercanos al 30%. Por ello, consideran que lo que más les sorprendería para este 2025 sería una ausencia de sorpresas.
Dado todo lo descrito, es necesario tener un norte claro, un escenario base, pero a la vez una mente abierta a nuevas posibilidades. Asimismo, siempre aprovecho para reforzar el punto de que es clave desarrollar herramientas cuantitativas (de posicionamiento, movimientos en precios, etc.), las cuales no presentan sesgos ni tienen una narrativa detrás, sino que se basan solamente en estadística y arrojan señales de compra o venta de instrumentos en coyunturas extremas. Este es el tipo de indicadores necesarios para navegar los mercados en años tan complejos como los descritos líneas arriba.
Finalmente, dejo una cita de Morgan Housel que describe una forma de ver los mercados financieros que comparto y que me lleva a explorar libros sobre psicología y behavioral finance con el fin de encontrar herramientas que ayuden al diseño de un proceso de inversiones más disciplinado, robusto y consistente: “pensamos y se nos enseña sobre el dinero de maneras que se parecen demasiado a la física (con reglas y leyes) y no lo suficiente a la psicología (con emociones y matices). La física no es controversial, está guiada por leyes. Las finanzas son diferentes, están guiadas por el comportamiento de las personas”. No podemos saber con certeza qué nos traerá este 2025, pero sí podemos trabajar en un proceso que nos ayude a capitalizar las oportunidades que se vayan presentando.