Una estrategia apropiada
Dada mi experiencia gestionando inversiones, generalmente recibo preguntas de personas que no saben qué estrategia seguir con sus portafolios o con su dinero en general. Muchas veces, cuando escuchan cómo otros han obtenido ganancias través de inversiones en la bolsa, las personas asumen riesgo invirtiendo en acciones u otros instrumentos y, ante movimientos importantes de mercado, especialmente a la baja, se cuestionan qué hacer o si, en primer lugar, realmente debieron haber invertido sus ahorros en dichos activos.
Por ello, quiero aprovechar este espacio para abordar preguntas como: ¿en qué tipos de instrumentos debería de invertir? ¿cómo debería de estar compuesto mi portafolio? ¿cuánto debería de tener en inversiones más riesgosas?, entre otras, que escucho regularmente. Algo a resaltar es que este ejercicio no busca ganarle al mercado, sino que la idea es tratar de responder dichas preguntas entendiendo cuál es nuestro objetivo de inversión -el cual considera una serie de factores únicos para cada persona- y así poder definir la mejor manera de alcanzar dicho objetivo en el plazo correspondiente.
Un primer punto clave a tomar en es el horizonte de inversión. En términos generales, mientras más largo sea el horizonte, mayor es la capacidad para asumir riesgo. Si una persona es muy joven y empieza a ahorrar para un objetivo muy lejano como la educación universitaria de sus hijos, por ejemplo, o su vejez, implica un horizonte de inversión bastante amplio, y, por ende, una gran capacidad para asumir riesgo. Esto significa que podría tener un componente importante en renta variable e instrumentos alternativos más riesgosos, como private equity. Sin embargo, en la medida en que pasa el tiempo, este horizonte se va reduciendo. Por tanto, la capacidad de asumir riesgo disminuye y el portafolio debe de ser rebalanceado hacia un mayor peso de componentes menos riesgosos como caja o renta fija, de lo contrario, en caso haya una caída importante en los mercados, no se cuenta con la capacidad de poder esperar a una recuperación antes de tener que vender los instrumentos. Esto aplica para cualquier situación, el plazo es clave para determinar cuánto riesgo podemos asumir con el dinero.
Otro punto crítico es la aversión al riesgo de cada persona, pero la verdadera. Muchas veces cuando uno le explica a alguien sobre los posibles riesgos de su inversión, la respuesta es que están dispuestos a asumirlos y no le ven mayor problema. Sin embargo, apenas se da una caída en precios, no pueden tolerarlo. Están constantemente mirando el mercado y pensando en el dinero que podrían estar perdiendo, incluso pueden llegar a desesperarse y terminan realizando la pérdida por vender en un mal momento. Ello a pesar de que no haya necesidad de vender el instrumento por un tema de plazo, es simplemente una ansiedad o temor generado por el movimiento natural de los precios. No olvidemos que una ganancia o pérdida se materializa solamente si se vende el instrumento, de lo contrario solamente son movimientos temporales en la valorización. En ese sentido, el portafolio que construye una persona debe estar alineado con su tolerancia al riesgo. Esto evita luego ventas durante caídas de mercado.
Un tercer punto es si existen otras fuentes que podrían financiar el objetivo, o si el mismo depende completamente del dinero que buscamos invertir. En el primer caso, se incrementa la capacidad de asumir riesgo. Ello dado que existe espacio para tolerar volatilidad de mercado, al haber otras opciones que podrían servir para financiar el objetivo ante caídas en los precios, y por ende la venta de las inversiones no sería estrictamente necesaria en dicho escenario. Por otro lado, en el segundo caso el nivel de riesgo tiene que ser bajo al no haber otras alternativas para conseguir el dinero. Un caso extremo de este punto son los excedentes de dinero que no tienen fin alguno, y por ende tampoco plazo, ya que ahí se puede asumir un nivel de riesgo considerablemente alto.
Como se puede observar, las preguntas descritas arriba no son fáciles de responder. Requieren de un entendimiento profundo del perfil, horizonte, objetivo y de otros factores propios de cada persona -la lista de puntos abordados no es exhaustiva- y que, además, no son estáticos, sino que pueden ir cambiando a lo largo del tiempo. Es importante tener esto muy claro para poder definir una estrategia de inversión apropiada y reflejar la misma en la manera en cómo manejamos nuestro dinero.