Commodities vs. otros activos
Luego de un 2023 muy positivo para los mercados globales, donde los retornos estuvieron liderados por EE. UU., específicamente por el sector tecnológico, este año inició con una dinámica bastante similar. Durante las primeras semanas, varias empresas de dicho sector mostraron las mayores ganancias dentro del S&P500, el cual, junto con el mercado de Japón, mostraba los retornos más elevados y acaparaba la atención de los principales analistas del mercado.
Sin embargo, algo cambió desde hace un tiempo. Este liderazgo del sector tecnológico fue perdiendo fuerza y, luego de alcanzar su máximo histórico a finales de marzo, terminó desvaneciéndose. De hecho, en lo que va del año los sectores con mejor performance son energía, servicios de comunicación e industriales. Y aquí es donde quiero detenerme a explorar más a fondo este comportamiento. Muchos inversionistas dividen su portafolio entre renta variable (acciones), renta fija (bonos), instrumentos alternativos (capital privado, deuda privada, infraestructura, productos inmobiliarios, entre otros) y commodities. No obstante, durante los últimos 15 años esta cuarta clase de activo tuvo retornos tan por debajo de las otras alternativas que muchos inversionistas la dejaron completamente de lado.
Y esta falta de atención o interés en los commodities podría resultar muy perjudicial para los portafolios de distintos inversionistas. Ello debido a que el mundo postpandemia presenta características muy distintas a lo observado luego de la gran crisis financiera de 2008, año a partir del cual, luego de un nivel de 5% de inflación observado en EE. UU., esta presentó una tendencia decreciente por un tiempo prolongado. Y en dicho contexto se terminó generando un entorno de inversión en donde las tasas de los bonos del tesoro continuaron con su tendencia bajista y el mercado de EE. UU. obtuvo un performance excepcional vs. el resto del mundo. La constante fue la supremacía de sectores con sesgo growth (como tecnología) sobre sesgo value (como financieras), tasas a la baja y, desde 2011, una caída generalizada en los precios de los commodities. Pero ahora el entorno es distinto.
Los commodities[1] alcanzaron su punto mínimo vs. el S&P500 en 2020. Luego, a mediados de 2022, se marcó un nuevo máximo de los últimos 5 años en dicho ratio, ello mientras que el índice CRB alcanzaba un máximo de los últimos 11 años. Y, luego de una corrección hasta inicios de este año, ese indicador nuevamente está mostrando una recuperación. En el caso de commodities vs. bonos, la historia es más o menos similar: nivel mínimo en 2020, luego incremento a niveles máximos de los últimos años, consolidación, y ahora recuperación. Incluso en el caso de los bonos del gobierno de EE. UU. indexados a inflación vs. los bonos tradicionales de gobierno (una manera de este mercado de reflejar la expectativa de inflación) se observa un comportamiento parecido.
Hace muchos años que nos encontrábamos en un régimen de inflación baja a nivel global, y eso favorecía una estructura determinada de portafolios. Esto ha cambiado, y en 2022 tuvimos un año con energía comportándose mejor que tecnología, tasas al alza, y regiones/sectores con un sesgo value mostrando un mejor performance.
En el 2023 y durante los primeros meses de 2024 tuvimos un mercado más similar al de años anteriores. Pero hoy estamos viendo un liderazgo de sectores más relacionados a commodities como energía, acompañado de una tasa del bono del tesoro a 10 años del gobierno de EE. UU. por encima de 4.5%, de un precio del oro en niveles máximos históricos, de la plata en máximos de 3 años, del cobre en máximos de 22 meses y del petróleo en máximos de 5 meses. ¿Nos está diciendo algo el mercado? ¿Qué sucede si estas tendencias están para quedarse? Me animaría a decir que muchos inversionistas no están posicionados para este escenario.
[1] CRB Index: Commodity Research Bureau Index.