Las AFP y el Riesgo del COVID-19
Vivimos días intensos y se tornan en acalorados cuando se trae a presente temas sensibles para la población; y uno de estos temas sensibles se refiere al sistema previsional basado en la cuenta individual de capitalización como las AFP. En los periodos de crisis, las debilidades del sistema se hacen más latentes y resurgen de forma grotesca.
La discusión sobre el retiro del 25% de las AFP por parte de la población beneficiaria del ahorro previsional se presenta ante todo dentro de un contexto no sólo de pandemia, sino, de una coyuntura política de un congreso que está tomando sus primeras decisiones y que implica los intereses propios que suscita la política.
Pasemos a analizar el tema para luego ofrecer una conclusión a nuestro lector.
Debemos empezar definiendo que las AFP son intermediarios en el proceso de ahorro-inversión; pero a diferencia de los bancos no toman posiciones de cartera sobre ellos, sino, que lo hace para terceros que son los pensionistas, las carteras, son los tipos de fondos en el cual se inscribe el futuro pensionista.
Las estadísticas sobre valor consolidado y la estructura de inversiones sobre las AFP presentado en la página web de la SBS se encuentra a octubre del 2019. Esto puede ayudarnos a tener una idea aproximada de la estructura de las inversiones realizadas por el sistema de AFP.
En el cuadro Nº 1 Ud. observa que las AFP tienen invertido en su cartera 66% en dos grandes categorías de activos: 22% en bonos del gobierno central de Perú y 44% en inversiones realizadas en el exterior. El resto alrededor del 28% lo realiza dentro de Perú, distribuido en el sistema financiero 12% y 16% en el sector no financiero.
Partiendo de estos porcentajes podríamos analizar cómo se fondearía el retiro del 25% y lo que ello implica para el inversor que es el pensionista.
Para empezar las cifras a octubre-2019 la trasladaremos a la divisa: Dólar de Estados Unidos de América (USD) al tipo de cambio promedio interbancario que era de S/ 3.35 por USD. En este momento la cartera del conjunto de la industria se encontraba en USD 51 mil millones; pero este no sería el valor de ella hoy, sería menor. Por ejemplo, en lo que respecta a las inversiones en el exterior en fondos mutuos que representa el 86% de lo invertido en el exterior era de USD 19.5 mil millones, hoy dicha cartera aproximadamente debe haber caído 28% en términos muy generales, valiendo USD 14 mil millones, una reducción de su valor en USD 5 mil millones.
Entonces, qué representan estos USD 5 mil millones, bueno lo que significa es que de retirarse fondos de la AFP, el pensionista cargaría con esta pérdida, la cual se estaría realizando.
En efecto, en cifras de octubre-2019 el 25% propuesto por el Congreso de Perú representa USD 12.8 mil millones, con algunos ajustes por valorización de la cartera podría hablarse de USD 11 mil millones.
¿Cómo se fondearía dicho retiro?
Una estrategia sería fondearse con la parte fuerte de la estructura que mencionamos líneas arriba: bonos del gobierno central e inversiones del exterior (66%) de la cartera.
Dentro de esta estrategia tenemos dos opciones:
1. La primera opción, sería utilizar sólo los instrumentos invertidos en el exterior, esta opción tiene dos ventajas:
a) Sería una forma de obtener liquidez operacionalmente más efectiva.
b) No generaría distorsiones importantes en el precio de realización de los activos debido a la participación de los block-broker en su realización.
El problema bajo esta opción se encuentra en que de los USD 14 mil millones que se estima habría de recursos en instrumentos del exterior, unos USD 11 mil millones se utilizarían para el retiro de fondos, quedando en esta cuenta tan sólo USD 3 mil millones en activos.
2. La segunda opción, sería recurrir a bonos del gobierno central más las inversiones en el exterior; en esta parte, en primer término, se haría uso de los bonos del gobierno central, los cuales representaban a cifras de octubre-2019 USD 11 mil millones (pero que hoy deben valer menos); y en segundo término, tendríamos que recurrir a la inversión en instrumentos del exterior; pero bajo esta opción, sí afectaría de forma significativa el valor de los bonos del gobierno central.
En este sentido, en términos de cálculo frio, se podría afrontar tal retiro sin tocar lo invertido en el Perú. Pero el problema está en qué lectura daría el mercado internacional a tal medida; obviamente nada buena, de principio como se observa en el Gráfico Nº 1, cuando se empezó a hablar de este tema el EMBIG Perú pasó de aproximadamente 150 puntos básicos (pbs) a 250 pbs; es decir, un incremento significativo en la percepción de riesgo que se tendría sobre el Perú.
Observando todo el contexto de evolución de la pandemia en nuestro país, nos preguntaríamos si es propicio tomar una medida de este tipo en el momento actual. Para ello debemos enfocarnos en nuestra situación dentro de la curva de evolución de la enfermedad (gráficas Nº 2 y Nº 3). En el eje vertical figura el número de casos de personas infectadas y el eje horizontal el tiempo.
La pandemia como el COVID-19 en su evolución puede tomar las formas que se muestran en las gráficas Nº 2 y 3. En efecto, en la gráfica Nº 2, la forma “A” se presenta cuando las personas no han tomado conciencia y los gobiernos no han aplicado medidas de política frente al problema; por tanto, se encuentran en una situación de crecimiento exponencial elevado en el número de infectados. Cuando empiezan a tomar las medidas necesarias, pero con cierto retraso, toma la forma B; es decir, la curva se empina menos, para posteriormente hacer un punto de inflexión donde cambia el grado de inclinación de la pendiente, hasta aplanarse y estabilizarse. La forma C de la gráfica Nº 2 y la forma D de la gráfica Nº 3, representan el mejor desempeño que podría tener la sociedad la cual ya presenta casos del COVID-19.
Para conocer debidamente dónde nos encontramos como país, es necesario cumplir con lo siguiente:
1. Haber aplicado un importante número de test del COVID-19 a la población, esto es lo que se ha venido haciendo en Estados Unidos de América, pero algo tarde, donde hoy es el epicentro de la pandemia con cerca de 362 mil infectados (06/04/2020; 3:00 p.m.).
2. Conocer cómo se viene expandiendo la enfermedad; es decir, cuales son las potenciales zonas que serán infectadas y que hoy muestran aún un bajo número de casos.
Además de lo expuesto, debemos evaluar cómo se encuentra el panorama internacional. La pandemia nos está llevando a una recesión internacional; por tanto, posiblemente no estamos viendo todo, a diferencia de otras crisis, el factor COVID-19 riesgo de virus, entra en nuestra ecuación de riesgo con toda su innovación puesto que para los mismos científicos de la salud es una novedad.
Es cierto, que tomar una decisión de retirar fondos de un ahorro de tipo previsional no es lo más pertinente; pero si se trata de un miembro de una familia que atraviesa un grave problema de salud por una pandemia y ha perdido el empleo, en este contexto, el análisis cambia incluso para el afiliado que en este momento estaría beneficiado por tener un adecuado nivel de ahorro previsional.
Las gráficas presentadas pueden ayudarnos a tomar una decisión. Tomando la gráfica Nº 2 – forma B, si nos encontramos pasado el punto de inflexión a la derecha, actualmente no valdría la pena tomar la decisión de retirar fondos, sólo deberíamos ver la forma de enfrentar una recesión internacional con los riesgos adicionales del COVID-19 que no sabemos si rebrotará en el corto plazo (no hay evidencia suficiente). Si estamos al inicio del proceso mostrado en la gráfica Nº 2 forma B, todavía sería muy prematuro retirar fondos, por la incertidumbre respecto a dos aspectos:
1. La posibilidad de un rebrote dado el término de la cuarentena.
2. La forma que tomará el proceso recesivo a nivel mundial, y en nuestro país afectando el empleo y los ingresos.