Lo que le falta a la propuesta de Hernando de Soto
Hernando de Soto es el líder de la “Comisión Cívica Inicial para la Formalización de la Minería Informal” y, como tal, ha empezado una campaña para promover un modelo nuevo de formalización minera (ver nota en programa Cuarto Poder). Se trata de una propuesta que aún no se conoce en todo su detalle, pero que desde hace un par de meses tiene al reconocido economista ocupado en promoverla.
Luego de informarme sobre la propuesta a través de los medios y de un par de documentos (no he podido conseguir los estudios de diagnóstico ni el plan de formalización), puedo decir que se trataría de un interesante esfuerzo para intentar solucionar uno de los más graves problemas nacionales.
Sin embargo, reconociendo el esfuerzo de Hernando de Soto y el del equipo de personas que conforman la “Comisión Cívica Inicial para la Formalización de la Minería Informal”, quiero señalar algunos aspectos que a mi parecer debieran ser tomados en cuenta para que esta nueva propuesta de formalización pueda contribuir a una solución definitiva.
1. No se debería atacar al Gobierno insistiendo en la ineficacia absoluta de su programa de formalización minera. Resulta difícil pensar que el programa estatal haya fracasado en todos los ámbitos y bajo todo concepto.
2. La propuesta debe incorporar elementos que contribuyan a fortalecer al Estado, antes que debilitarlo con ataques innecesarios. Sus promotores deben entender que con un Estado débil no se podrá sostener el régimen de formalización que proponen y que deben presentar modos de fortalecimiento de los gobiernos regionales y locales –las autoridades que conviven con este problema y las llamadas a dirigir su solución–.
3. La propuesta debe distinguir los distintos ámbitos socio-económicos de la minería informal para identificar a las redes criminales millonarias que se ocultan detrás de los mineros informales. La generalización puede hacer que las redes delincuenciales nacionales y extranjeras se beneficien de la formalización convirtiendo a la propuesta en su Caballo de Troya. Los promotores de esta iniciativa deben estar muy alertas porque pueden estar siendo utilizados sin darse cuenta.
4. Se debe tener en cuenta que la formalización de la actividad minera no sigue la misma lógica de la formalización de la propiedad del suelo o de una edificación. En muchos lugares de nuestro territorio no se podrá otorgar el título minero y el título de propiedad a una misma persona en un mismo lugar, sin mencionar el otorgamiento de los derechos de uso de agua o a los permisos para la defensa del patrimonio arqueológico. Si se pretendiera hacer eso, el régimen de formalización tendría que incluir un mecanismo de expropiación doble (al concesionario minero formal y al propietario de la tierra) que no se podría justificar. Sería un error legal y práctico simplificar el problema de los mineros informales y tratarlo como si estos fueran comuneros cuyas tierras no están tituladas o como ciudadanos poseedores de pequeños lotes de terreno en áreas urbanas.
5. La propuesta no debe pasar por alto la contaminación, a sus responsables y a la ley que ha sido violada. Como no se trata de una campaña de formalización municipal de comerciantes, sino de la adecuación de una actividad que hace un gravísimo daño al ambiente y a las personas, no se puede pretender decretar una “amnistía universal”. Al formalizar se deben poner las cosas en su sitio y llamarlas por su nombre: donde hay contaminación, habrá un delito y alguien deberá pagar por ello.
6. Debido a la complejidad y diversidad del problema no se debe plantear una propuesta genérica, sino una propuesta aplicada a los distintos casos de informalidad. En cada uno de esos casos –tipo de minería, dimensión y lugar– se deberá ponderar cuál es el valor que debe prevalecer. Por lo tanto, donde deba prevalecer el valor ambiental y los derechos fundamentales de la persona no habrá cabida para la formalización de un pretendido negocio minero.
7. La “Comisión Cívica Inicial para la Formalización de la Minería Informal” debe ser clara en señalar que no todos los mineros informales podrán formalizarse. Si no lo hace estará engañando a muchos de aquellos a los que les están dando ánimos para continuar con su labor ilegal.