Financiarización: origen del término, causas, dimensiones, espacios e impactos negativos
Financiarización es el término más reciente, y probablemente el más utilizado por los analistas heterodoxos que intentan nombrar y comprender el auge contemporáneo de las finanzas y su poderoso papel en la economía, política y sociedad. Afecta por igual a las economías de altos ingresos, emergentes, y en desarrollo como el Perú.
Mucha de la literatura se centra en aclarar su definición y evaluar si es una causa dominante de los males que enfrenta el capitalismo o es solo un síntoma de otras causas más profundas. Este fenómeno contribuye negativamente a la creación de burbujas y crisis financieras, reduce la inversión productiva, afecta el crecimiento de la productividad y el económico, a los salarios y deteriora la distribución del ingreso.
¿Nueva Fase?
Otros autores se preguntan si la financiarización es una nueva fase del desarrollo capitalista, tal vez un nuevo modo de acumulación, o si es solo uno entre varios desarrollos importantes junto con el neoliberalismo, la digitalización y la globalización.
Estos comentarios corresponden a parte del resumen de un artículo sobre el tema cuyo autor es Gerald Epstein. Él es Profesor de Economía y Codirector del Instituto de Investigación en Economía Política (PERI) de la Universidad de Massachusetts, Amherst. El documento fue publicado el 12 de junio de 2025 y su destino es el diccionario New Palgrave.
El origen
Según Epstein los orígenes del término financiarización están envueltos en las brumas de la historia. Se sugiere que el término se remonta a la década de 1990 y probablemente fue originado por Kevin Phillips, quien lo definió como una división prolongada pero divergente entre las economías real y financiera. Desde entonces, ha habido una explosión en el número de artículos, libros y trabajos sobre el tema desde principios de la década de 2000.
Epstein nos plantea cuatro definiciones interesantes: un patrón de acumulación en el que la obtención de beneficios se produce cada vez más a través de canales financieros en lugar de a través del comercio y producción de mercancías. El papel cada vez mayor de los motivos financieros, mercados financieros, actores e instituciones financieros en el funcionamiento del mercado interno y economías internacionales. También al ascenso del valor para el accionista como un modo de inversión corporativa o el aumento del poder político y económico de un segmento de clase particular, la clase rentista financiera.
Causas
El autor nos plantea que existe un gran debate sobre si la actual ola de financiarización se debe a la liberalización de los mercados financieros a partir de la década de 1980, o si refleja la reducción de la rentabilidad y estancamiento en la economía no financiera. En este último caso, se argumenta que los capitalistas intentaron encontrar formas alternativas de obtener ganancias y recurrieron principalmente a especulación en el ámbito financiero.
Un factor importante, pero insuficientemente discutido, de las causas de este fenómeno ha sido el papel de los rescates gubernamentales y otros apoyos estatales a las actividades financieras y al sector financiero, incluyendo aquí al rol de los bancos centrales en la crisis 2008-2009 y nuevamente en 2020.
Otra cuestión, anota Epstein, se refiere al papel que desempeñan los aumentos de la desigualdad del ingreso y la riqueza impulsando la financiarización. Un argumento es que esta desigualdad ha llevado a los hogares de sectores medios y bajos a recurrir a préstamos para mantener sus condiciones de vida, lo que genera aumentos en la deuda del consumidor. En cuanto a los ricos, su mayor participación en los ingresos y la riqueza conduce a la acumulación de grandes cantidades de activos financieros y la compra significativa de servicios financieros, promoviendo la financiarización en un ciclo que se perpetúa a sí mismo.
Dimensiones
Si se adopta una perspectiva amplia sobre la financiarización, se pueden identificar muchas dimensiones de esta. Una es el tamaño y la escala de los mercados financieros que se puede apreciar claramente en el gran crecimiento en el tamaño de este sector con relación al resto de la economía durante las últimas décadas. Este crecimiento de las finanzas ha sido un fenómeno bastante general en muchas partes del mundo.
Otra dimensión que la caracteriza ha sido el aumento de las actividades y la orientación financiera de las empresas no financieras. Asimismo, la deuda, o apalancamiento, es un acelerador que permite al sistema financiero generar una burbuja crediticia, que posibilita a algunos actores, como los fondos de capital privado y los fondos de cobertura, extraer riqueza de las empresas, y que puede acelerar el ritmo de la actividad económica en general, y en la bajada después de que estalla la burbuja, conduce a dificultades: deflación y quiebra, según la perspectiva de Minsky.
Espacios
Epstein nos recuerda que los espacios o sitios donde actúa la financiarización son múltiples. En las corporaciones y empresas no financieras; los hogares y la deuda; el gobierno y los bancos centrales; el sector financiero con la creación de múltiples innovaciones, productos estructurados y las innumerables instituciones (fondos de inversión, de cobertura, gestores de activos, entre otros); en los países en desarrollo; contribuyendo a la fuga de capitales y en los paraísos ficales internacionales.
Los intereses financieros y los mercados comenzaron a dominar los objetivos y los comportamientos de las empresas no financieras en la década de 1990, lo que llevó a invertir menos en sus trabajadores, y sus empresas, al tiempo que devuelven más ingresos a los accionistas y otros actores del mercado financiero. Esta orientación a maximizar el valor para el accionista ha conducido a adoptar políticas corporativas más cortoplacistas y especulativas y con menos inversión en actividades de investigación y desarrollo.
Sector financiero
Asimismo, como lo demostró claramente la crisis financiera de 2008, el proceso de financiarización no sólo capturó en su órbita a instituciones financieras y no financieras, sino también a los hogares: hipotecas, tarjetas de crédito, crédito al consumo y crédito educativo que condujeron a resultados catastróficos. Por otra parte, los bancos centrales y los gobiernos la promueven para facilitar sus políticas. Por ejemplo, impulsan los mercados de bonos, certificados de depósitos y otras infraestructuras de los mercados para facilitar la gestión de la deuda y la política monetaria, pero también pueden conducir a excesos de que las empresas no inviertan productivamente.
Por último, si bien la financiarización comenzó primero y creció rápidamente en los países ricos, especialmente en EEUU y el Reino Unido antes de extenderse a otros países de Europa. Una cuestión importante es que esta se ha extendido a las economías de mercado emergentes y en desarrollo donde las finanzas juegan un papel catalizador en la extensión, expansión e internacionalización del capitalismo.
Impactos negativos
El autor anota que los economistas y sociólogos heterodoxos que analizan el fenómeno han adoptado, en gran mayoría, una postura bastante crítica de sus impactos. Ellos han identificado una serie de problemas clave tales como los aumentos en los costos económicos, inestabilidad, mayor orientación a corto plazo, reducción de la inversión a largo plazo en equipos, innovación, infraestructura y capital humano y un aumento de la desigualdad del ingreso y la riqueza. Sin embargo, no hay consenso sobre en qué medida se deben también a otros factores como el neoliberalismo, la digitalización o globalización.
A nivel macroeconómico algunos muestran que pueden surgir efectos expansivos bajo ciertas condiciones cuando hay fuertes efectos de riqueza en las decisiones de consumo de los hogares y de inversión de las empresas. Sin embargo, muestran que incluso un modelo expansivo impulsado por las finanzas puede acumular importantes desequilibrios financieros, es decir, aumentar la relación deuda-capital o deuda-ingresos que hacen que sean más propensas a la inestabilidad financiera.
Inversión y productividad
Epstein hace un recuento de autores que demuestran como la financiarización afecta la inversión productiva. Por ejemplo, se ha evidenciado que la gestión orientada a las finanzas podría optar por asumir niveles de inversión más bajos que los gestores con menos recursos en varios países de la OCDE. Asimismo, para una muestra significativa de empresas no financieras de EEUU entre de 1973 a 2003 se encuentra una relación negativa entre la inversión real y financiarización por mayores oportunidades de rendimientos rápidos.
El autor anota su preocupación por que el cortoplacismo asociado con la financiarización está afectando el gasto en inversiones en capital humano, investigación y desarrollo, empleo y crecimiento de la productividad. Hay algunos trabajos empíricos que respaldan estos temores. Uno de ellos muestra que muchos los directores financieros de las empresas no financieras están dispuestos a sacrificar inversiones a largo plazo en investigación y desarrollo para cumplir con los objetivos de ganancias por acción a corto plazo.
Distribución del ingreso
Epstein puntualiza que se han realizado algunos trabajos empíricos para analizar el impacto de la financiarización sobre la distribución de la riqueza e ingresos. Se evidencia que la desigualdad también está creciendo. Otros autores estiman que desde la década de 1970 se transfirieron entre 5.8 y 6.6 billones de dólares al sector financiero de otros sectores de la economía, incluidos los trabajadores y los contribuyentes.
Asimismo, esos mismos autores demostraron con data de EEUU a nivel de industrias que un aumento de la dependencia de los ingresos financieros se asocia con la reducción la participación de los trabajadores en el PBI, elevando la cuota de la compensación a los altos ejecutivos, a la vez que se acompaña de una creciente dispersión de ingresos entre los asalariados. Por otra parte, otro estudio sugiere una relación inversa entre el aumento de los pagos de dividendos e intereses de las empresas no financieras y la disminución de la proporción de los salarios en el ingreso nacional, que se acompañaría con una disminución del poder de negociación de los trabajadores.
Crecimiento económico
Epstein anota que una línea de trabajo empírico provocadora se ha desarrollado por dos funcionarios del FMI y BIS. Ellos estimaron la relación entre el tamaño del sector financiero (medido por la relación entre el crédito privado y el PBI) y la tasa de crecimiento económico en un grupo numeroso de países. A diferencia de muchos trabajos previos en este ámbito, encontraron una U invertida. Hasta cierto punto, una mayor financiación se asoció con un mayor crecimiento económico, pero más allá de ese punto, la relación se volvió negativa, con más crédito privado (en relación con el PBI).
Otros han sugerido que el problema principal no es el tamaño del sector financiero en sí, sino cómo los sectores financieros más grandes se comportan en la práctica: sostienen que las crisis financieras, la especulación excesiva y el cortoplacismo, y la mala asignación de los recursos de capital, así como de los recursos laborales; en otras palabras, la financiarización es la raíz del problema.
Por último, Epstein señala dos aristas adicionales. En primer lugar, con un enfoque en la economía política, una pequeña parte de la literatura sobre la financiarización investiga la dinámica política y las coaliciones que la promueven y se benefician de ella. En segundo lugar, en un tema por explorar, las criptomonedas, que pueden tener importantes implicaciones negativas sobre la estabilidad financiera, la desigualdad financiera, y el cambio climático (por su huella de carbono e hídrica).

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