La formación de la banca central en América Latina: orígenes y primeros desafíos
En los últimos años la mayoría de los bancos centrales de América Latina (AL) han estado de aniversario cumpliendo 100 años de existencia. En el caso del BCRP fue en 2022, mientras que el del Banco de la República de Colombia ocurrió en 2023.
Juan Flores de la Universidad de Ginebra y Carlos Marichal de El Colegio de México publicaron un artículo para abordar los diversos orígenes y desafíos de nuestras autoridades monetarias. Este fue publicado en la revista Lecturas de Economía de la Universidad de Antioquía – Colombia, en el número de enero-junio de 2024.
Se argumenta que las autoridades monetarias surgieron en AL desde 1922 en adelante a partir de coyunturas políticas, económicas y financieras particulares a cada nación del hemisferio; no hay un historia común y homogénea. También se enfatiza el papel de los llamados consultores internacionales y la Gran Depresión que moldearon sus funciones a la luz de nuevas circunstancias. No son inmutables como se pretende ahora.
Interrogantes
Los autores señalan que, a principios del siglo XX, no había presencia de bancos centrales en suelo americano. Sin embargo, para 1930, ya existían trece de ellos. El artículo propone abordar dos preguntas fundamentales: ¿Cuáles fueron las circunstancias bajo las cuales se establecieron y cuáles eran sus objetivos? ¿Y por qué experimentaron cambios abruptos después de la crisis de 1929?
Este artículo identifica tanto las continuidades como las rupturas que ocurrieron en el subcontinente desde mediados del siglo XIX hasta la década de 1940, centrándose en las necesidades fiscales de los gobiernos, los desafíos de la inestabilidad monetaria y financiera y de la gran depresión.
Orígenes diferenciados
En AL, Perú estableció su primer banco central en 1922, seguido por otros países que hicieron lo propio en las dos décadas siguientes. Los autores señalan que motivos tanto políticos como económicos jugaron un papel crucial en el establecimiento de los primeros bancos centrales.
Aunque el proceso fue gradual, siete bancos centrales fueron creados en la región en los años de 1920, seguidos de cuatro más en los años de 1930, y el resto en la segunda mitad del siglo XX. Los objetivos de su establecimiento variaron. Mientras que los primeros buscaban satisfacer las necesidades gubernamentales, así como aquellas relacionadas con el sector bancario y la estabilidad monetaria, en la década de los años de 1930 fue la crisis internacional generada por la Gran Depresión la que fungió como su factor determinante.
Estructura
El artículo tiene tres secciones más las conclusiones. En la primera se examinan los antecedentes de la banca central en AL. La segunda sección se enfoca en la creación de bancos centrales durante los años de 1920, destacando el papel del asesor monetario por excelencia, Edwin Kemmerer.
En la tercera sección se analiza la experiencia de los bancos centrales en la década de 1930, poniendo énfasis en las consecuencias del colapso financiero de 1929 y los inicios de la Gran Depresión. Finalmente, el artículo concluye con reflexiones sobre las tendencias clave de la banca central en AL en la posguerra, y las transformaciones de largo plazo surgidas por la crisis.
Antecedentes
El auge de la banca comercial en la región a mediados del siglo XIX coincidió con la expansión del comercio internacional. Una manifestación del impacto de este nuevo dinamismo fue la formación de incipientes redes de bancos en ciudades de Brasil, Argentina, Chile, Perú, Uruguay y Cuba entre 1850 y 1873, dando lugar al establecimiento de alrededor de ochenta bancos comerciales en apenas dos décadas.
En la década de 1880 los bancos nacionales más grandes abrieron sucursales en todo el país y comenzaron a surgir bancos regionales. Estos bancos nacionales fungían como bancos comerciales y a la par colaboraban estrechamente con sus gobiernos, proporcionando crédito a las tesorerías y gestionando diversas cuentas públicas.
No obstante, la emisión excesiva de billetes bancarios, algo común en la década de 1880, llevó a crisis bancarias en la siguiente década en diversos países de la región que llevaron a la desaparición o consolidación de algunos de estos bancos.
Abandono patrón oro
Flores y Marichal anotan que a partir de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el abandono del patrón oro en la mayoría de las naciones, regresó el desafío de la emisión de billetes bancarios inconvertibles, que aumentó de manera notable, donde los déficits fiscales tendieron a expandirse, en parte por los desequilibrios en cuenta corriente como por la suspensión de las inversiones extranjeras.
Después del final del conflicto, el aumento de la inflación en muchos los lugares incrementaron las presiones por reordenar los sistemas bancarios y monetarios. En AL, las propuestas de la Sociedad de Naciones -para la creación de bancos centrales en Europa central y oriental- fueron recibidas con interés y en varias naciones comenzaron a discutirse posibles reformas en los respectivos congresos legislativos.
Por otra parte, los banqueros estadounidenses condicionaron la emisión de préstamos en el mercado de Nueva York a la contratación de un asesor financiero estadounidense (money doctors) y a la adopción de sus recomendaciones que eran muy similares a los de la Sociedad de Naciones. El más conocido de estos fue Edwin Kemmerer, que fue consultado por los gobiernos de México y Guatemala, aunque sus misiones fueron especialmente influyentes en Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia y Perú.
México pionero
Kemmerer fue invitado a México en 1917 por el gobierno revolucionario, encabezado por Venustiano Carranza, quien deseaba un informe sobre las causas de la hiperinflación en auge en México y las posibilidades de diseñar un banco público de emisión para controlar la volatilidad monetaria.
Las primeras propuestas para establecer un banco central en México surgieron en ese año. Esta abogaba por la creación de un banco de emisión único bajo control gubernamental, con contribuciones de capital tanto del sector público como privado. Además, se proponía la incorporación de los antiguos bancos emisores a esta nueva entidad, formando un monopolio financiero mixto.
Sin embargo, por los cambios políticos esto se pospuso hasta 1925 donde se le otorgó diversas funciones como emitir billetes, regular la circulación monetaria, supervisar cambios internacionales y tasas de interés, redescontar documentos mercantiles, manejar la Tesorería del gobierno y operar como banco de depósito y descuento.
Guatemala
El segundo país latinoamericano en contratar los servicios de Kemmerer fue Guatemala. Este sugirió un regreso al patrón oro, que sería garantizado por el establecimiento de un banco central responsable de retirar la masa de billetes inconvertibles previamente emitidos. Los derrocamientos sucesivos de los presidentes en turno colocaron estas propuestas en el congelador.
Después de varios retrasos, en noviembre de 1924 se estableció una nueva moneda nacional, el Quetzal, con un contenido de oro equivalente al del dólar estadounidense, pudiendo mantenerse un tipo de cambio estable hasta la suspensión del patrón oro en 1933.
Chile y Colombia
Los autores anotan que al igual que en los casos de México y Guatemala, el camino hacia la creación de un banco central fue bastante azaroso en los casos de Colombia y Chile marcados por circunstancias políticas y económicas cambiantes. En el primer caso influyó los desequilibrios fiscales que generaron una elevada inflación hacia finales del siglo XIX.
En el segundo caso la iniciativa de un banco central se concretó luego de la reposición del presidente y en acuerdo con los militares que le habían dado un golpe de Estado. Al mismo tiempo se logró la creación de una superintendencia nacional de banca y una contraloría para supervisar los presupuestos y, en particular, y los ingresos públicos. A su vez, se ratificaron reformas impositivas, incluyendo aumentos de los impuestos directos sobre fortunas y propiedades, y se redujeron los impuestos sobre los nitratos exportados.
Ecuador y Bolivia
La experiencia financiera de Ecuador durante este período fue similar a la de Chile. La creación del Banco Central de Ecuador se logró en 1927, después de la instauración de un gobierno militar que surgió en 1925. Además de las luchas políticas, es crucial considerar los conflictos y las negociaciones entre diferentes grupos de bancos, especialmente los bancos dominantes en Guayaquil y aquellos más cercanos a las finanzas gubernamentales en Quito.
En el caso de Bolivia, la formación del banco central se distinguió en gran medida de otros países andinos, ya que se estableció directamente sobre la base de un banco existente, el Banco de la Nación Boliviana, fundado en 1911. Era un banco mixto con el 55 % de su capital en manos del gobierno y el resto en manos de particulares.
La Gran depresión
Los autores anotan que el arribo de la Gran Depresión a AL se manifestó a través de diversas vías, que incluyeron el deterioro en los términos de intercambio, la caída en el volumen de exportaciones y la salida abrupta de capitales; frente a la cual aumentaron sus tasas de redescuento. A medida que la presión sobre el tipo de cambio continuaba, se introdujeron controles de cambio en prácticamente todo el subcontinente, con excepción de México, Perú, Guatemala, Haití y Panamá.
En varios países se registraron también contracciones severas de depósitos y del crédito, e incluso algunas corridas bancarias. Esto obligó a los bancos centrales, gobiernos y otras agencias públicas a intervenir. Algunos bancos centrales participaron activamente en la recuperación económica una vez abandonado el patrón oro.
Políticas proactivas
Esta época marcó el inicio de una política monetaria más proactiva y contracíclica, que contrastaría con la década anterior. Para esto, fue necesario introducir una serie de reformas en sus estatutos. Los más significativos fueron la disminución de reservas respecto a la emisión monetaria y la mayor permisividad para incrementar el crédito al sector público; se amplió el redescuento y se crearon bancos en apoyo a sectores productivos: agro e industria.
En enero de 1931, en medio de una crisis política, económica y bancaria, el gobierno peruano solicitó la asesoría de Kemmerer para enfrentar la situación. La presencia de Kemmerer condujo a la creación del Banco Central de la Reserva del Perú, sucesor del Banco de Reserva de Perú.
Conclusiones
A nivel global, los bancos centrales experimentaron varios cambios institucionales en los años de 1940, y algunos de estos fueron específicos para AL. En general, los bancos centrales asumieron un papel proactivo como agencias estatales o semiestatales integradas en el entramado institucional doméstico.
Durante la década de 1940, se introdujeron una serie de reformas para reorganizar los bancos. Estas incluyeron cambios en la propiedad de los bancos, pasando de mixta a gubernamental, sino que también facilitaron la coordinación de la política monetaria con las políticas económicas del gobierno en turno, sin que devinieran en problemas inflacionarios.