Trabajo y sentido en la era de la Inteligencia Artificial (IA)
Es el título del artículo publicado por Daniel Susskind en el número 307 de septiembre-octubre de 2023 de la revista Nueva Sociedad. El autor es investigador asociado senior en el Instituto para la Ética en la Inteligencia Artificial de la Universidad de Oxford y profesor investigador en King’s College, Londres.
Para él, el trabajo no es solo una fuente de ingresos sino también de sentido. En su documento explora la bibliografía teórica y empírica que aborda la relación entre trabajo y sentido que permite pensar de otro modo los desafíos introducidos por la IA y también algunas de las respuestas, como el ingreso básico o el empleo garantizado.
La IA afecta no solo la cantidad de trabajo sino además su calidad: estas nuevas tecnologías pueden socavar el sentido que las personas obtienen de su trabajo. Si el problema es serio para las economías desarrolladas, es grave para las nuestras que no tienen capacidades y recursos económicos para atender el reto.
Antecedentes
El autor inicia señalando que como como consecuencia del progreso tecnológico, la bibliografía económica es hoy menos tajante en relación con los límites en la capacidad de las máquinas. Hay menos intentos de establecer una demarcación fija entre las tareas que las máquinas pueden hacer y las que no. En cambio, crece el reconocimiento de que la capacidad de estas tecnologías se incrementó a lo largo del tiempo, si bien en direcciones que es difícil predecir con certeza.
Muchos de los modelos más recientes, por ejemplo, utilizan un límite determinado de manera endógena en el espacio de tareas para marcar la división entre actividades que pueden ser automatizadas y aquellas que no pueden serlo. Y a medida que se registra el progreso tecnológico, ese límite en el espacio de tareas se desplaza: hay un proceso de usurpación de tareas en el trabajo, por el cual las máquinas, gradual pero inexorablemente, asumen más labores.
Contenido
Para el autor, el trabajo remunerado no es solo una fuente de ingreso sino también de sentido, un término definido y utilizado de manera poco consistente, diseñado para captar el modo en que el trabajo provee a algunos de un propósito, de una oportunidad para la autorrealización y de la sensación de tener una dirección en la vida.
Entonces el desafío que plantea el cambio tecnológico no es tan solo que el mercado laboral podría vaciarse, lo que dejaría a algunas personas sin trabajo o con un tipo de trabajo diferente, sino que también podría vaciar esa percepción de un sentido en la vida.
El artículo se enfoca en esta última afirmación sobre el trabajo y su relación con el sentido, en analizar si la afirmación es correcta y cuáles podrían ser sus consecuencias. La primera sección explora la bibliografía teórica y empírica sobre la naturaleza de la relación entre trabajo y sentido. La siguiente explica por qué los economistas deberían tomar esta relación con más seriedad de lo que lo hacen en la actualidad. Y, finalmente, la última sección explica las consecuencias para las políticas públicas y para la filosofía política del trabajo.
Trabajo y sentido
Susskind señala que hay mucha literatura teórica, estudios sobre el comportamiento y psicología organizacional a través del tiempo, asimismo también hay visiones que parecen contrapuestas como el rol alienador del trabajo según Marx, aunque después en el comunismo, el trabajo sería la base de su autorrealización. La reseña es larga desde los economistas y filósofos clásicos. Más recientemente, David Autor, por ejemplo, sostuvo que la inactividad es algo terrible mientras que el trabajo aporta a la vida de las personas estructura y sentido.
En una dirección similar, el Grupo Especial sobre el Trabajo del Futuro del Instituto del MIT sostuvo que el trabajo provee, en el mejor de los casos, propósito, comunidad y estima a quienes se involucran en él. Autor, Mindell y Reynolds afirman que el trabajo no es solo un medio de obtener un salario que produce desutilidad, como lo asumen los modelos tradicionales de oferta individual de mano de obra, sino además un medio para otros fines valiosos.
Psicología organizacional
Se plantea que hay estudios que muestran que cuando los trabajadores tienen autonomía en sus roles, logran sentirse competentes, mantienen relaciones positivas con sus colegas o sienten que se los trata de manera justa, entonces están también dispuestos a trabajar más y están más satisfechos con sus empleos.
Por otra parte, desde la psicología empírica se ha descubierto que cuando hay muy altos niveles de desempleo hay apatía creciente, pérdida de dirección en la vida, creciente rencor hacia los demás. La gente pedía menos libros en préstamo en la biblioteca, abandonaba los partidos políticos y dejaba de asistir a actividades culturales, los hombres sin trabajo caminaban más lentamente en la calle y se detenían con más frecuencia.
El autor ahonda en que muchos estudios han mostrado que el desempleo se asocia a una caída abrupta de la satisfacción vital. Pero el importante hallazgo adicional es que, incluso controlando la disminución en el ingreso asociada a la falta de trabajo, esta caída del bienestar es sustancial. En una primera lectura, esto sugiere que el trabajo es un medio para alcanzar otros fines valiosos, además de un ingreso.
Importancia del sentido
Según Susskind existen tres razones por las cuales los responsables de las políticas públicas y los economistas deberían tomar esta relación entre trabajo y sentido con más seriedad. Para comenzar, está la simple razón de que esta relación parece determinar resultados económicos relevantes. Desde luego, está bien establecido que los rasgos no monetarios de un empleo pueden afectar la dinámica del mercado laboral.
La segunda razón es que importa para entender cómo el cambio tecnológico afecta no solo la cantidad de trabajo, sino también su calidad. Las percepciones populares sobre el futuro del trabajo tendieron a enfocarse en lo primero, en el número de empleos, en qué trabajos están más en riesgo de ser automatizados, si habrá suficientes puestos para que las personas trabajen.
Automatización y sentido
Nuevamente David Autor escribe que aun si la automatización no reduce la cantidad de empleos, puede afectar enormemente la calidad de los empleos disponibles. Tyson y Zysman son escépticos respecto de que la IA y la automatización en curso vayan a sostener la creación de suficientes buenos empleos. Daron Acemoğlu se pregunta ¿de dónde provienen los buenos empleos?; y Lawrence Summers dice que algo muy grave ha pasado en relación con la disponibilidad general de empleos de calidad en nuestra sociedad.
Cada vez se presta más atención a cómo se puede dirigir el progreso tecnológico para que promueva buen trabajo junto con otras prioridades políticas, y se pone un marcado énfasis en que el camino actual que toma la automatización no es inevitable. Esta distinción de cantidad versus calidad también atrajo la atención de políticos y funcionarios. En el Reino Unido, por ejemplo, el gobierno publicó un Plan para el Buen Trabajo. Obviamente, hay discusiones sobre lo que significa un buen trabajo.
Largo Plazo
La tercera razón por la cual economistas y responsables políticos deberían tomar más en serio la relación entre trabajo y sentido involucra el más largo plazo. Como se señaló al inicio del artículo, debido a desarrollos recientes en el campo de la IA y otras tecnologías emergentes, se ha producido un desplazamiento llamativo en la bibliografía hacia un conjunto de argumentos que sostienen una visión mucho más pesimista del impacto del cambio tecnológico en el trabajo.
Según Susskind en algunos de esos escenarios, ese progreso no solo afecta la calidad del trabajo, sino también la cantidad de empleos. Para decirlo con claridad, la angustia por la automatización no es un fenómeno nuevo: desde que comenzó el crecimiento económico moderno hace tres siglos, las personas han sufrido estallidos periódicos de preocupación por la posibilidad de que las tecnologías disruptivas de su época se apoderaran de sus trabajos.
Sin embargo, crece la sensación de que esta vez, con las nuevas tecnologías, puede ser diferente, acentuada por una parte de esta investigación académica, debido a los importantes cambios tecnológicos que se están desplegando.
Respuestas
Según Susskind en respuesta, funcionarios, economistas y políticos comenzaron a explorar las propuestas más radicales que podrían requerirse para enfrentar el desafío de que no haya suficiente trabajo bueno para todos. Las dos iniciativas que han atraído más atención son el ingreso básico universal y el esquema de garantía del empleo.
En la actualidad, sin embargo, el debate más amplio respecto a sus ventajas se ve opacado por su fracaso en abordar explícitamente el doble propósito del trabajo: como fuente de ingreso y de sentido.
Para apreciar esta limitación, es útil distinguir entre los dos problemas diferentes que enfrentaría una sociedad en la que no hay suficiente trabajo para todas las personas. En primer lugar, está el problema económico: cómo proveer a las personas de un ingreso. Se trata de un problema de distribución que, hasta ahora, se resolvió predominantemente mediante el trabajo remunerado. No obstante, si el mercado laboral pasa a ser en el futuro una opción menos confiable, entonces tendrá que tomar su lugar un mecanismo de distribución alternativo.
Problemas pendientes
El autor anota que hay también un problema de sentido: cómo proveer a las personas de él si el trabajo ya no se sitúa en el centro de sus vidas. En vista de la heterogeneidad en la naturaleza de la relación entre trabajo y sentido que se identificó previamente, este problema resultará más agudo para algunas personas. Aun así, es sin duda un problema.
Acemoglu, por ejemplo, expresó su escepticismo sobre la viabilidad de la redistribución: construir prosperidad compartida basada predominantemente en la redistribución es una fantasía y ninguna sociedad logró una prosperidad compartida con solo redistribuir ingreso de los ricos a los menos afortunados.
Su argumento se apoya más en la cuestión de que un esquema tal probablemente fracasaría en resolver el problema del sentido: sin trabajo, la gente no tendría un propósito social viable y es improbable que los individuos hallen un sentido o propósito similar solo a partir de la redistribución, sin importar la escala.
Colofón
Susskind insiste en que la relación entre trabajo y sentido debería importar mucho. Es relevante para predecir resultados de interés del mercado laboral tradicional y para entender el efecto más amplio de la IA y otras tecnologías emergentes sobre el trabajo.
Importa a la hora de diseñar los tipos de intervenciones políticas audaces, y plantea preguntas filosóficas más amplias sobre si es posible para el Estado permanecer neutral en la definición de lo que significa vivir una vida buena o significativa (incluyendo inmiscuirse en el tiempo libre de las personas).