DESIGUALDAD S.A. El poder empresarial y la fractura global: la urgencia de una acción pública según Oxfam 2024
Es el título de la publicación anual que Oxfam Internacional presentó hace pocos días en ocasión del Foro Económico Mundial de Davos, 2024. En su síntesis se anota que desde 2020 la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado. En el mismo periodo, la riqueza acumulada de cerca de 5,000 millones de personas a nivel global se ha reducido.
Se señala que una enorme concentración de poder empresarial y monopolístico está exacerbando la desigualdad en la economía mundial. Lo anterior, a base de exprimir a sus trabajadores, evadir y eludir impuestos, privatizar los servicios públicos y alimentar el colapso climático. Las empresas están impulsando la desigualdad y generando una riqueza cada vez mayor para sus ya ricos propietarios.
Redistribuir
Se propone que, para poner fin a la desigualdad extrema, los Gobiernos deben redistribuir de manera drástica el poder de los milmillonarios y de las grandes empresas hacia el resto de la población. Solo se podrá lograr un mundo más igualitario siempre y cuando los Gobiernos regulen y reinventen eficazmente el sector privado.
En esta nota nos enfocaremos en las propuestas de Oxfam. Entre estas destacan reforzar el Estado, controlar el poder empresarial, mejorar la regulación al sector privado, desmantelar monopolios, reinvención empresarial y aumentar drásticamente los impuestos a las personas ricas y a las grandes empresas.
Estructura
El documento tiene cuatro capítulos, precedido por un resumen ejecutivo y dos prólogos: Bernie Sanders, Senador y excandidato presidencial demócrata de los EE.UU. y de Rokeya Rafique, lideresa de una organización de mujeres en Bangladesh.
El primer capítulo aborda la denominada era dorada de la desigualdad donde se analiza el contraste de la inmensa mayoría de las personas y el de la reducida minoría. Asimismo, el gran crecimiento de los beneficios empresariales y su vínculo con el poder empresarial. En la segunda sección se evalúa la nueva era del poder monopolístico que eleva la desigualdad, especialmente de los grandes laboratorios y las empresas tecnológicas. Se concluye que hemos pasado de la democracia a la plutocracia.
El tercer capítulo describe como el poder empresarial fomenta la desigualdad premiando a los ricos. Se analizan en particular dos procesos: privatización de servicios públicos y la evasión y elusión de impuestos. Por último, se postula una economía al servicio de todas las personas, donde se insiste en que el aumento radical de la igualdad de las personas debe ser la prioridad.
Ricos poderosos
Oxfam señala que los más ricos moldean directamente las economías a su favor al influir en las políticas públicas y la legislación. Más del 11 % de los milmillonarios del mundo se han postulado para cargos públicos o se han dedicado a la política. Un estudio sobre las preferencias políticas de unas 3,000 propuestas apoyadas por los ricos tenía más probabilidades de llevarse a cabo que las apoyadas por las personas más pobres.
El poder y la influencia de los súper ricos les ha permitido reducir la parte de la economía que va a parar a la mayoría de las personas, y ha aumentado exponencialmente la parte que recibe la minoría que controla el capital, compuesta predominantemente por los más ricos de todas las sociedades.
Se anota que un pequeño número de empresas en constante crecimiento ejercen una influencia extraordinaria sobre las economías y los Gobiernos, con un poder desenfrenado para aumentar los precios que soportan los consumidores, presionar a la baja los salarios y abusar de los trabajadores, limitar el acceso a bienes y servicios, frustrar la innovación y el espíritu emprendedor, y privatizar los servicios y bienes públicos a favor de los beneficios privados.
El poder monopolístico se incrementa y ejerce a través de diversas prácticas comerciales, entre ellas: fusiones y adquisiciones; colusión en industrias concentradas; abuso agresivo de la protección de la propiedad intelectual; y acuerdos exclusivos para expulsar del mercado a los rivales y las empresas más pequeñas.
Las propuestas
En el documento se propone primero, aumentar drásticamente el nivel de igualdad, tanto a nivel nacional como mundial; y en segundo lugar, frenar el poder empresarial y construir economías que funcionen para el conjunto de la población, sin recompensar exclusivamente a los más ricos.
Los Gobiernos de todo el mundo deben desarrollar planes concretos de reducción de la desigualdad y medir mejor el impacto de sus políticas en la reducción de la desigualdad. Mejorar la calidad de los datos y los métodos de medición de la desigualdad es un primer paso esencial. Todos los Gobiernos disponen de los medios para reducir la desigualdad dentro de sus países, y deben establecer objetivos nacionales y desarrollar planes con objetivos claros y con plazos concretos (un índice de Palma con valor uno).
Controlar poder empresarial
Oxfam sugiere tres maneras concretas, probadas y prácticas de hacer que la economía funcione para el conjunto de la población. Se anota que un Estado fuerte, dinámico y eficaz es el mejor baluarte contra el poder empresarial y puede corregir las deficiencias del mercado. Asimismo, resulta fundamental para orientar y configurar la economía hacia objetivos colectivos.
Un Estado fuerte es proveedor de bienes públicos, regulador de empresas privadas, el principal inversor en varios sectores, y creador y configurador de mercados. Los Gobiernos mitigan los riesgos a los que se enfrentan las empresas y las financian a través de la contratación pública. Establecen los términos bajo los cuales los diversos actores de la economía colaboran para crear valor y conocimiento público, socializar las recompensas y asegurar la rendición de cuentas y la transparencia en el conjunto del sistema.
Servicios públicos
Se debe garantizar servicios públicos que combatan la desigualdad, como la sanidad, la educación y los servicios de provisión de cuidados; ofrecer una protección social universal y basada en los derechos, en particular para las personas que trabajan en la economía informal; y aumentar el gasto público destinado a estos servicios. Asimismo, invertir en transporte público, energía, vivienda y otras infraestructuras públicas.
Hay que explorar alternativas públicas (un monopolio público u otras) en sectores que son propensos al poder monopolístico y fundamentales tanto para aumentar la igualdad como para impulsar una rápida transición hacia el abandono de los combustibles fósiles. Por último, reforzar la gobernanza, incluida la mejora de la transparencia, la rendición de cuentas y la participación pública y la supervisión de las instituciones públicas; y poner fin a la mercantilización de sectores de bienes públicos como la educación y la salud.
Regular sector privado
Oxfam plantea que un sector privado muy poderoso está impulsando la desigualdad extrema dominando a los Gobiernos y socavando las opciones y libertades de las personas en todo el mundo. Los Gobiernos deben hacer uso de su autoridad para frenar el exceso de poder del sector privado.
Oxfam insta a la acción para poner fin a los monopolios que implica un cambio fundamental de enfoque, de modo que el poder privado concentrado ya no pueda rivalizar con el poder público. Las estructuras económicas deben reformarse de manera proactiva para evitar que se produzcan comportamientos monopolísticos perjudiciales. Los esfuerzos deben estar guiados por un movimiento antimonopolio de carácter global.
Desmantelar monopolios
Adoptando un enfoque específico al contexto nacional, debe considerarse todo el potencial que ofrece la legislación para desmantelar los monopolios privados existentes, bloquear las fusiones monopolísticas y reformar las normas relativas a las fusiones para evitar la acumulación de poder monopolístico.
Asimismo, se propone acabar con el monopolio del conocimiento y democratizar las normas comerciales y de patentes. A nivel nacional e internacional, es necesario revisar las normas comerciales que permiten a las empresas controlar de manera agresiva la propiedad intelectual. Por otra parte, se debe respaldar soluciones públicas dinámicas y reivindicar un mayor control público. La determinación de qué sectores de la economía deben estar bajo control público es una decisión que corresponde a los distintos países y sociedades.
Otras medidas
Oxfam propone que: 1) no se recompren acciones ni se paguen dividendos si no se garantizan salarios dignos y la justicia climática; 2) introducir medidas jurídicamente vinculantes sobre la debida diligencia obligatoria en materia de derechos humanos y medioambiente con perspectiva de género; 3) apoyar y alentar a los sindicatos; 4) limitar la remuneración de los directivos; y 5) aumentar drásticamente los impuestos a las personas ricas y a las grandes empresas.
En términos tributarios se propone: 1) un impuesto sobre el patrimonio neto que debe aplicarse de manera progresiva sobre el valor neto de todos los activos; 2) aumentar urgentemente los impuestos sobre dividendos y ganancias del capital; 3) gravar los beneficios extraordinarios y aplicar impuestos permanentes sobre los beneficios excesivos; 4) aplicar medidas fiscales más eficaces a las grandes empresas, especialmente a nivel de sus actividades transfronterizas; y 5) frenar la evasión y la elusión fiscal mediante todo un conjunto de medidas que se detallan en el documento.
Reinvención empresarial
Oxfam señala que los impactos perjudiciales derivados de la concentración de riqueza, la automatización de la industria y la catástrofe climática exigen la reinvención del sector empresarial. Las estructuras corporativas son, por diseño, antidemocráticas, y se mueven por intereses de muy pocos.
Adoptar modelos de propiedad y gobernanza democráticas en las empresas no solo podría ayudar a abordar las desigualdades en términos de distribución de la riqueza, sino que también serviría para favorecer las decisiones empresariales en base a las cuestiones que resultan importantes para la sociedad.
Se anota que el futuro de las empresas radica en estructuras empresariales que tengan un doble objetivo de sostenibilidad financiera y propósito social. Asimismo, existe una amplia variedad de alternativas al modelo empresarial que da prioridad a los accionistas (cooperativas locales y de trabajadores, empresas sociales y empresas de comercio justo). Lo que hace que estas empresas sean diferentes es que su gobernanza es democrática, la propiedad no está concentrada, por lo que las ganancias se comparten de manera más justa y están impulsadas por una misión social.
Oxfam plantea que los Gobiernos pueden apoyar a los negocios alternativos de las siguientes maneras: 1) proporcionando apoyo financiero a las empresas que sean propiedad del personal, incluidas las cooperativas de trabajadores; 2) utilizando la contratación pública y los incentivos a la exportación para ofrecer un trato preferencial a las empresas sostenibles e inclusivas; y 3) utilizando medidas fiscales y otros instrumentos económicos para priorizar modelos de negocio justos.
Colofón
La última propuesta de Oxfam es que no se debe conceder ayuda económica alguna a las empresas que no alcancen sus objetivos de cero emisiones netas, que paguen salarios inferiores al salario digno, que hagan uso de paraísos fiscales o que participen en una planificación fiscal agresiva. Ojalá que esto se aplicara en nuestro país.