Panorama Social de América Latina y el Caribe: La transformación de la educación como base para el desarrollo sostenible 2022
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) acaba de presentar su número anual sobre el panorama social de la región. Este documento es preparado por la División de Desarrollo Social, División de Estadísticas, el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), la División de Población y la División de Asuntos de Género de ese organismo regional.
En la edición 2022 se analiza, entre otros, la llamada crisis silenciosa de la educación y la necesidad de avanzar en su transformación como base para el desarrollo sostenible en la región. El documento se organiza en cuatro capítulos.
Estructura
En el primer capítulo, junto con presentar los antecedentes macroeconómicos relevantes en materia de evolución del PBI per cápita, el empleo, la distribución del ingreso de los hogares y la inflación, aborda la evolución de dos décadas de desigualdad de ingresos y pobreza (2002-2021). Asimismo, evalúa los cambios registrados en la estratificación social.
El segundo capítulo se refiere a la crisis de la educación como consecuencia de la pandemia, así como a las sucesivas crisis que la han acompañado. Sin embargo, esta también constituye una oportunidad de transformación. Se analizan diversas prioridades, incluida la mantención de condiciones seguras para la reapertura de las escuelas, la inversión en estrategias para identificar los costos de la interrupción de la educación presencial, tanto en aprendizajes como en bienestar socioemocional, y el diseño e implementación de estrategias de recuperación que tengan como objetivo no dejar a nadie atrás.
El acceso a la educación y los desiguales impactos laborales de la pandemia entre hombres y mujeres se desarrolla en el tercer capítulo. Los graves retrocesos experimentados por las mujeres en el mercado laboral contrastan con sus notables avances en el acceso a la educación, que no se han traducido en mayores condiciones de igualdad en el mercado de trabajo. El cuarto capítulo analiza la institucionalidad social y la evolución del gasto social en América latina y el Caribe (ALC). La institucionalidad social es fundamental para consolidar sistemas de protección social universales, integrales, sostenibles y resilientes.
Crisis prolongada
ALC atraviesa un complejo escenario de gran incertidumbre, que profundiza los efectos de una crisis social prolongada, con un impacto silencioso y devastador en la educación. En esta edición se aborda como tema central la educación y su lugar en el debate de las políticas para la recuperación en la región.
Según la CEPAL, si bien desde 2015 se observaba un deterioro en los niveles de bienestar, un estancamiento en los avances de los logros educativos y una leve alza de la pobreza, la pandemia de Covid-19 generó una crisis social significativa que se ha prolongado por tercer año. La región no ha logrado avanzar hacia la recuperación tras sus impactos sociales y retornar a los niveles de 2019 anteriores al inicio de la pandemia. Esta se ha mantenido expuesta a un inestable escenario geopolítico y económico mundial marcado por una conjunción de crisis sucesivas. Se ha desacelerado el crecimiento económico con una lenta generación de empleo, sobre todo de empleos de calidad, junto con fuertes presiones inflacionarias que han impactado en el incremento del precio de los alimentos y la energía, y caídas importantes en la inversión.
Se alerta el incremento de la inseguridad alimentaria y nutricional ante el alza de los precios de los alimentos. Según información de FAO el hambre afectaba a 56.5 millones de personas en la región. Se prevé que el alza en el precio de los alimentos incremente la malnutrición, con aumentos de la desnutrición, del sobrepeso y la obesidad. Las estimaciones de la CEPAL indican que, en 2022, la pobreza afectaría al 45.4% de las personas menores de 18 años de AL, 13.3 puntos porcentuales por encima del promedio correspondiente a la población total. La pobreza extrema afectaría al 18.5% de las personas menores de 18 años, que enfrentan un mayor riesgo de padecer inseguridad alimentaria al vivir en hogares que no pueden cubrir una canasta básica de alimentos.
Crisis educativa
ALC fue una de las regiones del mundo que interrumpió las clases presenciales por períodos más prolongados, lo que ha supuesto la discontinuidad de los estudios o un acceso por vía remota para una generación de estudiantes durante dos años académicos. Esto ha generado brechas en el desarrollo de habilidades, la pérdida de oportunidades de aprendizaje y el riesgo de aumento del abandono escolar. Asimismo, esta situación ha contribuido al debilitamiento de la protección de otros derechos esenciales de niñas, niños y adolescentes.
Esta crisis silenciosa ha dejado en evidencia que los sistemas educativos no estaban preparados para enfrentar estos cambios, lo que agudizó las desigualdades educativas existentes antes de la pandemia. En los países se hicieron importantes esfuerzos para establecer formas de continuidad educativa desde los hogares, vía remota, pero con debilidades y desigualdades en las condiciones de infraestructura y equipamiento digital, y en cuanto a habilidades para transformar los métodos de enseñanza y mantener el vínculo educativo con toda la población estudiantil.
Equidad interrumpida
En términos agregados, la reducción de la desigualdad quedó interrumpida en la región y se ha mantenido prácticamente sin variaciones desde 2017. Al acelerado ritmo de disminución registrado desde 2002 le siguió una desaceleración a principios de la década de 2010 y una estabilidad a partir de 2017, con un leve empeoramiento en 2020, que fue revertido en 2021. En suma, puede decirse que, tras casi dos años desde el inicio de la pandemia, en 2021 la situación de la desigualdad regional retornó a la observada en 2019.
El promedio regional en el último período, sin embargo, esconde variaciones en los países que se apartan de esta aparente estabilidad. Al analizar las tendencias en nueve países donde es posible comparar la desigualdad medida a través de los índices de Gini y de Atkinson, se observan tres grupos de países: aquellos donde la desigualdad disminuyó en 2020 y 2021 (Argentina, Paraguay y República Dominicana), un segundo grupo de países en los que el índice de Gini de 2021 es similar al de 2019 (Brasil, Colombia y Perú) y otros tres países en los que se registró un aumento de la desigualdad en dicho período (Costa Rica, Ecuador y Uruguay).
Pobreza sostenida
El año 2020 se caracterizó por un importante retroceso, en el que la pobreza extrema se elevó a niveles que no se habían visto por dos décadas. En 2021, la recuperación de la actividad económica permitió a más hogares generar ingresos suficientes para salir de la pobreza. La tasa de pobreza de AL alcanzó el 32.3% de la población en 2021, lo que significa que fue 0.5 puntos porcentuales más baja que en 2020. Por su parte, la pobreza extrema no presentó una mejora apreciable, ya que el nivel de 2021 (12.9%) está apenas 0.2 puntos porcentuales por debajo del de 2020 (13.1%).
Según la CEPAL las perspectivas para 2022 combinan dos elementos de tendencia contrapuesta. Por una parte, el crecimiento económico proyectado, aun cuando es considerablemente inferior al de 2021, debería traducirse en un incremento del empleo y las remuneraciones que reciben los hogares. Por otra parte, el año en curso se ha caracterizado por una aceleración de la inflación, que merma el poder adquisitivo de los ingresos, en especial, de los estratos más bajos. Los datos disponibles muestran que las remuneraciones reales han caído en varios países, pero que también ha crecido el número de personas ocupadas. Considerando ambos factores, cabe esperar que en 2022 la pobreza se sitúe en un 32.1% y la pobreza extrema llegue al 13.1%, lo que supone que se registraría una leve disminución del nivel de pobreza y un ligero aumento de la pobreza extrema respecto de 2021.
Salud desafiante
A casi tres años del inicio de la pandemia la OMS ha afirmado que se vislumbra el final, ya que a nivel mundial se observan tasas decrecientes de muertes por Covid-19. De este modo se espera que se convierta en una endemia, es decir, en un virus que está constantemente presente en un área geográfica o grupo de la población claramente definidos, como ocurre, por ejemplo, con la influenza.
El alto impacto de la pandemia en términos de exceso de mortalidad ha llevado a que ALC haya perdido 3 años de esperanza de vida al nacer entre 2019 y 2021, al pasar esta de 75.1 años a 72.1 años. Ello corresponde a la mayor caída en este indicador debido a la pandemia a nivel mundial. Además, el efecto de desplazamiento de la atención durante la crisis sanitaria ha tenido un fuerte impacto en los sistemas de salud de la región a raíz de la morbilidad regular acumulada generada por la postergación de la atención o la interrupción de los tratamientos médicos. Es así como los sistemas de salud se han enfrentado al desafío de reorganizarse para atender tanto las necesidades postergadas de salud como la demanda insatisfecha.
Frente a este contexto, el impacto que ha tenido la pandemia de Covid-19 muestra tanto la necesidad como la oportunidad de transformar los sistemas de salud en sistemas universales, integrales, sostenibles y resilientes. Ello implica: i) garantizar la universalidad para el acceso efectivo a servicios de salud integrales y de calidad, ii) fortalecer el primer nivel de atención con modelos de atención centrados en las necesidades de las personas, sus familias y comunidades, y iii) asegurar la integralidad y la articulación de los sistemas de salud con los sistemas de protección social. La CEPAL propone aumentar el gasto público en salud con sostenibilidad financiera sobre la base de un nuevo pacto social acompañado de un nuevo contrato fiscal.
Empleo precario
En ALC solo se ha constatado una recuperación parcial del empleo y aún se registran indicadores inferiores a los exhibidos antes de la pandemia. Dicha recuperación ha sido lenta, incompleta y asimétrica, al tiempo que ha estado caracterizada por un rezago en los niveles de ocupación en comparación con la recuperación de la actividad económica y una mantención de las desigualdades estructurales, en particular, entre las mujeres y las personas jóvenes.
Las proyecciones prevén que los mercados laborales de la región seguirán enfrentando un futuro complejo e incierto, caracterizado por una disminución del ritmo de crecimiento del número de ocupados, así como por un aumento de la desocupación y la informalidad laboral.
Nuevas oportunidades
Según la CEPAL la crisis educacional presenta una oportunidad inédita para la recuperación y transformación de los sistemas educativos con el fin de favorecer un mayor desarrollo integral y de capacidades humanas que puedan repercutir en las estrategias de desarrollo sostenible con igualdad. La pandemia ha abierto un espacio para debatir, difundir e identificar los problemas estructurales que el sector educativo mostraba previo a su ocurrencia y que es necesario abordar para avanzar en su transformación.
Según el documento ha quedado claro que diseñar e implementar estrategias y políticas para la recuperación y transformación de la educación, e invertir en dichas estrategias y políticas, es imperativo para dar el salto que se necesita a fin de afrontar las incertidumbres, los nuevos desafíos y los cambios acelerados que caracterizan al siglo XXI.