Informe sobre la Desigualdad Global 2022: objetivo, estructura y resumen ejecutivo
Este informe es el producto principal del Laboratorio Mundial de la Desigualdad, preparado bajo la dirección de Lucas Chancel y también coordinado por Thomas Piketty, Emmanuel Saez y Gabriel Zucman. En su prólogo se señala que es el resultado de una acumulación de datos que permite proporcionar mejores respuestas a casi todas las preguntas que queremos hacer sobre qué está pasando con la desigualdad en todo el mundo. Salió a finales de 2021, pero lamentablemente como era de esperar, no fue muy difundido.
En el primer informe de 2018 se planteó como objetivo el contribuir a un debate democrático más informado sobre las desigualdades económicas. Ellos partieron señalando que, si la desigualdad no se vigila y se aborda de manera apropiada, puede conducir a varios tipos de catástrofes políticas, económicas y sociales. Por otra parte, reconocen que no existe una sola verdad científica acerca del nivel de desigualdad ideal, pero se trata de un tema para la deliberación pública para cual se requiere información más transparente.
Estructura
El documento actual tiene 10 capítulos. El primero es el resumen ejecutivo con los principales hallazgos. El segundo aborda la evolución histórica de 1820 a 2020: persistencia y mutaciones de la elevada desigualdad. El tercero analiza el contraste entre naciones ricas y gobiernos pobres. El crecimiento de la participación de los multimillonarios es evaluado en el capítulo cuarto.
Los capítulos 5 y 6 son nuevos estudiando la participación de los ingresos de las mujeres y la desigualdad en las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Los últimos cuatro capítulos estudian los caminos para redistribuir ingreso; se discute entre los impuestos corporativos y/o a la riqueza individual; asimismo, las perspectivas unilaterales y multilaterales sobre justicia fiscal y por último, se presenta una discusión sobre estados de bienestar, redistribución y sostenibilidad.
Elevadas desigualdades 2021
Las desigualdades mundiales de riqueza son más pronunciadas que las desigualdades de ingresos. La mitad más pobre de la población mundial apenas posee el 2% del total de la riqueza. En contraste, el 10% más rico de la población mundial posee el 76% de toda la riqueza. En promedio, la mitad más pobre de la población cuenta con un patrimonio de US$ 4,100 y el 10% superior tiene un patrimonio de US$ 771,300 en promedio.
De igual forma en el gráfico 1 se muestra que el 10% más rico de la población mundial recibe actualmente el 52% del ingreso mundial, mientras que la mitad más pobre de la población gana el 8.5%. En promedio, una persona del 10% superior de la distribución mundial del ingreso gana US$ 122,100 por año, mientras que una persona de la mitad más pobre de la distribución mundial del ingreso gana US$ 3,920 por año.
Promedios inapropiados
El mapa mundial de desigualdades revela que los niveles de ingresos medios nacionales son malos indicadores de la desigualdad: entre los países de ingresos altos, algunos son muy desiguales (como los EE. UU.), mientras que otros son relativamente iguales (por ejemplo, Suecia). Lo mismo ocurre entre los países de ingresos bajos y medianos, donde algunos muestran una desigualdad extrema (por ejemplo, Brasil e India), otros muestran niveles altos (por ejemplo, China) mientras que otros cuentan con niveles más moderados a relativamente bajos (por ejemplo, Malasia, Uruguay).
La desigualdad varía significativamente entre la región más igualitaria (Europa) y la más desigual (Oriente Medio y África del Norte, MENA). En Europa, el 10% de los ingresos más altos se sitúa en torno al 36% del total, mientras que en MENA alcanza el 58%. Entre estos dos niveles, vemos una diversidad de patrones. En el Este de Asia, el 10% más rico registra el 43% del ingreso total y en América Latina, el 55%.
Neoliberalismo inequitativo
Las desigualdades de riqueza e ingresos han ido en aumento en casi todas partes desde la década de 1980, tras una serie de programas de desregulación y liberalización que adoptaron diferentes formas en diferentes países. El aumento no ha sido uniforme: algunos países han experimentado incrementos espectaculares de la desigualdad (incluidos EE. UU., Rusia e India) mientras que otros (países europeos y China) han experimentado aumentos relativamente menores.
Si bien la desigualdad ha aumentado en la mayoría de los países, durante las últimas dos décadas, las desigualdades globales entre países han disminuido. En consecuencia, la brecha entre los ingresos medios del 10% de individuos más ricos y los ingresos medios del 50% de los individuos más pobres se redujo de alrededor de 50 veces a poco menos de 40 veces. Al mismo tiempo, las desigualdades aumentaron significativamente dentro de los países.
Las desigualdades globales parecen ser tan grandes hoy como lo fueron en el pico del imperialismo occidental a principios del siglo XX. De hecho, la proporción de ingresos que capta actualmente la mitad más pobre de la población mundial es aproximadamente la mitad de lo que era en 1820, antes de la gran divergencia entre los países occidentales y sus colonias.
Desigualdad entre ricos
El aumento de la riqueza privada también ha sido desigual dentro de los países y a nivel mundial. Los multimillonarios mundiales han capturado una parte desproporcionada del crecimiento de la riqueza mundial durante las últimas décadas: el 1% superior se llevó el 38% de toda la riqueza adicional acumulada desde mediados de la década de 1990, mientras que el 50% inferior capturó solo el 2%. Esta desigualdad se debe a una grave desigualdad en las tasas de crecimiento entre los segmentos superior e inferior de la distribución de la riqueza.
La riqueza de las personas más ricas del mundo ha crecido entre un 6% y un 9% anual desde 1995, mientras que la riqueza promedio ha aumentado un 3.2% anual de acuerdo con lo que se muestra en el gráfico 2. Desde 1995, la participación de la riqueza mundial propiedad del 0,01% más rico creció del 7% al 11%. La participación de la riqueza en manos de multimillonarios también se disparó durante este período (del 1% al 3%) y este aumento se exacerbó durante la pandemia del covid-19. De hecho, 2020 marcó el aumento más pronunciado registrado en la participación de los multimillonarios en la riqueza del mundo.
Inequidad estructural
La desigualdad de la riqueza se redujo significativamente en los países occidentales entre principios del siglo XX y la década de 1980, pero la mitad más pobre de la población de estos países siempre ha poseído muy poco, es decir, entre el 2% y el 7% del total. En otras regiones, la participación del 50% inferior es aún menor. Estos resultados muestran que queda mucho por hacer en todas las regiones del mundo si queremos reducir las desigualdades extremas de riqueza.
En general, la participación de las mujeres en los ingresos laborales totales se acercó al 30% en 1990 y se sitúa en menos del 35% en la actualidad. La desigualdad de ingresos de género actual sigue siendo muy alta: en un mundo con igualdad de género, las mujeres deberían ganar el 50% de todos los ingresos laborales. En 30 años, el progreso ha sido muy lento a nivel mundial y la dinámica ha sido diferente entre los países; algunos países registraron avances, mientras que otros experimentaron reducciones en la participación de las mujeres en los ingresos.
Desigualdades ecológicas
Las desigualdades mundiales de ingreso y riqueza están estrechamente relacionadas con las desigualdades ecológicas y las desigualdades en las contribuciones al cambio climático. En promedio, los seres humanos emiten 6.6 toneladas de CO2 per cápita por año. La base de datos sobre las desigualdades en las emisiones de carbono revela importantes desigualdades en las emisiones de CO2 a nivel mundial: el 10% superior de los emisores es responsable de cerca del 50% de todas las emisiones, mientras que el 50% inferior produce el 12% del total.
Las desigualdades no son solo un problema de países ricos contra países pobres. Hay altos emisores en países de ingresos bajos y medianos y bajos emisores en países ricos. En Europa, el 50% más pobre de la población emite alrededor de cinco toneladas al año por persona; el 50% inferior en el Este de Asia emite alrededor de tres toneladas y el 50% inferior en América del Norte alrededor de 10 toneladas. Esto contrasta marcadamente con las emisiones del 10% superior en estas regiones (29 toneladas en Europa, 39 en Asia Oriental y 73 en América del Norte).
El informe también revela que la mitad más pobre de la población en los países ricos ya se encuentra en (o está cerca) de las metas climáticas para 2030 establecidas por los países ricos. Este no es el caso de la mitad superior de la población. Las grandes desigualdades en las emisiones sugieren que las políticas deberían apuntar más a los contaminadores ricos. Hasta ahora, las políticas como los impuestos al carbono, a menudo han impactado de manera desproporcionada a los grupos de ingresos bajos y medianos, sin modificar los hábitos de consumo de los grupos más ricos.
Impactos Covid-19
La pandemia impactó de manera diferenciada sobre los ingresos promedio de los habitantes de las diferentes economías del mundo. Al interior de las economías todavía no hay información definitiva, pero todo indica que la desigualdad se elevó. Entre 2019 y 2021 la riqueza del 0,001% más rico creció un 14%, mientras que la riqueza global promedio se estima que aumentó solo un 1%. En la cima de la parte superior, la riqueza multimillonaria mundial aumentó en más del 50% entre 2019 y 2021.
En ciertos países de altos ingresos los estudios revelan que la pandemia afectó inicialmente a personas de bajos ingresos y grupos adinerados de manera muy diferenciada, pero que las respuestas del gobierno pudieron contrarrestar este efecto. En los países emergentes el efecto de la pandemia en grupos de bajos ingresos ha sido más grave. El Banco Mundial estima que la pandemia llevó cerca de 100 millones personas a la pobreza extrema, elevando el total mundial a 711 millones en 2021, frente a 655 millones en 2019.
Políticas redistributivas
El informe sobre la desigualdad en el mundo 2022 revisa varias opciones de políticas para redistribuir la riqueza e invertir en el futuro a fin de enfrentar los desafíos del siglo XXI. Se plantea un modesto impuesto progresivo sobre el patrimonio de los millonarios globales. Este generaría un 1.6% de los ingresos globales que podría reinvertirse en educación, salud y transición ecológica.
El informe destaca que abordar los desafíos del siglo XXI no es factible sin una redistribución significativa de las desigualdades de ingresos y riqueza. El surgimiento de los estados de bienestar modernos en el siglo XX, que estuvo asociado con un tremendo progreso en salud, educación y oportunidades para todos, estuvo vinculado al aumento de tasas impositivas progresivas y pronunciadas.
La evolución reciente de la fiscalidad internacional muestra que, de hecho, es posible avanzar hacia políticas económicas más justas tanto a nivel mundial como dentro de los países. Los capítulos finales del informe discuten varias opciones para abordar la desigualdad, aprendiendo de ejemplos en todo el mundo y a lo largo de la historia moderna finaliza el resumen ejecutivo del informe.