Responsabilidad social empresarial y valor compartido en tiempos de pandemia
Todos los días en los medios de comunicación abierta y en las redes sociales se escuchan duras críticas y exigencias al nuevo gobierno. Es evidente que hay intereses económicos y políticos para este golpeteo, pero también hay errores propios que se deben enmendar sin traicionar las propuestas de cambio responsable, paso a paso, en el marco constitucional y por el cual votamos la mayoría de los peruanos.
Efectivamente, todos tenemos la libertad de expresar nuestras críticas, que siempre son saludables, a pesar de que algunas de estas escondan propósitos subalternos o se realicen simplemente para vulnerar la democracia. Sin embargo, frente al derecho de ejercer nuestra libertad está la obligación de la responsabilidad de nuestros actos personales y de los que se realizan a través de diversas personas jurídicas. Hay libertad, pero también responsabilidades.
Viktor Frankl (1977), célebre psiquiatra y filósofo austríaco, señaló que la libertad es solo una parte de la historia y la mitad de la verdad. La libertad no es más que el aspecto negativo de todo el fenómeno cuyo aspecto positivo es la responsabilidad. Es por eso, que recomendó que la Estatua de la Libertad en la Costa Este se complemente con una Estatua de Responsabilidad en la Costa Oeste (de la Unión Americana).
Tiempos de pandemia
No es necesario ahondar en la explicación de los impactos de la pandemia durante 2020 y sus secuelas. La asimetría en los ingresos de los diferentes sectores y actores económicos se amplió de manera dramática; asimismo la pobreza en general aumentó en 10 puntos porcentuales retrocediendo los avances que se tuvieron en los últimos diez años. Menos ingreso, más pobreza monetaria y mayor desigualdad son el balance del año pasado. Ni que decir los casi 200,000 fallecidos por la pandemia del covid-19.
La producción se está recuperando, pero toda la información estadística es clara en la dirección de mostrar que la recuperación de la población adecuadamente ocupada no va al ritmo de lo productivo. Tanto las proporciones de la población económica inactiva, la desempleada y la sub ocupada (precarización) por tiempo de trabajo e ingresos están a niveles nunca vistos.
Por otra parte, existen diversos artículos académicos que plantean que la pandemia ha reimpulsado el uso de las tecnologías de la información y comunicaciones afectando a los trabajadores directos. Asimismo, las nuevas tecnologías vinculadas a la inteligencia artificial, robótica y otras se están intensificando. Estos estudios muestran que el balance en cuanto al empleo al 2030 sería negativo y segmentado a pesar de las ventajas que estas tecnologías puedan representar en otras áreas.
Gobierno y pandemia
Son tiempos difíciles y todo parece indicar que serán aún más graves en el futuro inmediato especialmente con relación al empleo, ingresos y desigualdades. Tampoco son momentos para confiar en la evolución de los precios internacionales de nuestras materias primas. De acuerdo con las previsiones del propio Banco Mundial (2021) el aumento de los precios internacionales de nuestras materias primas solo será de corto plazo hasta 2022 y de allí se observaría una tendencia decreciente.
El gobierno actual continua en la línea de implantar una política fiscal anticíclica y de apoyo a los ingresos de los sectores más pobres de la población. El bono Yanapay, los recursos para el programa de empleo temporal y las ampliaciones de la inversión pública son ejemplos de estas políticas. Sin embargo, el éxito en contribuir a mejorar los niveles de empleo e ingresos de la población dependen en gran medida del comportamiento de los empresarios de toda dimensión. Si no se comportan responsables socialmente y no contribuyen a la generación de valor compartido estos pueden desaparecer o ser mínimos.
Multiplicador del gasto
Las variables que pueden afectar el multiplicador de cualquier gasto público exógeno incluida la entrega de los bonos son diversos. De acuerdo con el enfoque keynesiano la potenciación del monto inicial depende de la propensión a consumir de las personas asociada a la parte del ingreso que se consume; a la propensión a importar relativa a la proporción del producto que se importa; y el nivel de precios incorporado a partir del enfoque de las expectativas adaptativas.
Una mayor desigualdad que aumenta la participación en el ingreso de los más ricos de la sociedad respecto del total reduce el efecto multiplicador. Asimismo, si la proporción de las importaciones respecto al PBI es alta, por factores estructurales y/o de la política de apertura comercial, el multiplicador es menor. Por último, si aumentan los precios el multiplicador puede reducirse hasta simplemente asumir un valor de uno.
Hay que reconocer que los precios en el Perú están aumentando por efecto de la modificación de la paridad cambiaria del sol respecto al dólar, los mayores precios internacionales de algunas materias primas (combustibles y granos agrícolas especialmente) y los costos de transporte internacional; sin embargo, esta situación se podría agravar en perjuicio de los consumidores si los empresarios realizan ajustes por encima de los que corresponden a estos elementos.
Expectativas inflacionarias
Unas elevadas expectativas inflacionarias que se plasman inicialmente a través de un incremento de los márgenes de comercialización y de ganancia de las empresas no solo afectan el poder de compra de los consumidores, sino que reducen el multiplicador del gasto, provocando que este pierda efectividad. La demanda nacional en el peor de los casos solo se incrementaría en el monto equivalente al gasto exógeno, nada más.
Asimismo, no debe olvidarse que el multiplicador del gasto también es afectado indirectamente por la mayor o menor proporción de los pagos que realiza una empresa tanto a sus trabajadores como a sus proveedores. Si estas retienen internamente los mayores recursos recibido de las personas los efectos multiplicadores disminuyen.
Si pagan menos de lo que se debe aprovechando las malas condiciones actuales del mercado de trabajo y se precariza su fuerza laboral, o exprimen a sus proveedores por su mayor poder en el mercado, el multiplicador del gasto es menor. La elevación del grado de monopolio, potenciada por mercados oligopólicos y poco competitivos, de acuerdo con M. Kalecki, reduce el multiplicador del gasto por la mayor reconcentración del ingreso en los dueños del capital.
Efectos monetarios
El multiplicador bancario también puede ser afectado de manera contraria a lo pretendido por las autoridades monetarias por la acción de los bancos y en general por los agentes económicos en función a su preferencia por liquidez. Los que finalmente deciden o no prestar son las instituciones financieras a pesar de que tengan mayores disponibilidades de efectivo (que mantendrían en tesorería) como resultado de la reducción de los encajes. Por otra parte, si todos retienen una mayor proporción de la liquidez el multiplicador bancario sería más reducido.
Asimismo, si la reducción en la tasa de referencia de política monetaria (TRPM) los impulsa a elevar su demanda por moneda extranjera (efecto destacado por Pérez Caldentey, et al, 2020) no solo se presiona el tipo de cambio, sino que se filtra más ingreso interno hacia afuera, se genera más inestabilidad y los reducidos recursos que se depositaban internamente fluyen fuera del flujo económico circular y del propio sistema financiero local reduciendo el impulso monetario.
RSE
La característica esencial de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), expresada a través de la ISO26000, es la voluntad de las organizaciones de incorporar consideraciones sociales y ambientales en su toma de decisiones y de rendir cuentas por los impactos de sus decisiones y actividades en la sociedad y el medio ambiente.
Esto implica un comportamiento transparente y ético que contribuya al desarrollo sostenible, cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con la normativa internacional de comportamiento. También implica que la responsabilidad social esté integrada en toda la organización, se lleve a la práctica en sus relaciones, y tenga en cuenta los intereses de las partes interesadas (stakeholders).
Materias fundamentales
Para definir el alcance de la RSE, identificar asuntos pertinentes y establecer sus prioridades, una organización debería abordar las siguientes materias fundamentales: gobernanza de la organización; derechos humanos; prácticas laborales; medio ambiente; prácticas justas de operación; asuntos de consumidores; participación activa y desarrollo de la comunidad.
Una empresa responsable toma de decisiones con base en una mejor comprensión de las expectativas de la sociedad; tiene las mejores prácticas de gestión del riesgo, aumenta su reputación y fomenta una mayor confianza pública; tiene licencia social para operar; genera innovación; y mejora la relación de la organización con sus partes interesadas.
También eleva la lealtad, el involucramiento, la participación y la moral de los empleados; mejora la salud y la seguridad de sus trabajadores. Esto quiere decir que estos no deberían ser tratados como un factor de producción, ni estar sujetos a las mismas fuerzas del mercado que se aplican a las mercancías. Por otra parte, obtiene ahorros asociados al aumento de la productividad y eficiencia de los recursos, la disminución del consumo de energía y agua, la reducción de residuos y la recuperación de subproductos valiosos; mejoran la fiabilidad y equidad de las transacciones; y previenen conflictos potenciales con consumidores acerca de productos o servicios.
Valor compartido
Porter y Kramer (2011) dan un paso más respecto de la RSE. Para ellos las empresas deben asumir el liderazgo para volver a unir los negocios con la sociedad. Ya hay empresas más avanzadas y pensadores que reconocen esta necesidad, y ya están emergiendo elementos promisorios de un nuevo modelo. Pero todavía falta un marco general para guiar estos esfuerzos y la mayoría de las empresas sigue pegada en la mentalidad de la RSE donde los problemas sociales están en la periferia, no en el centro.
La solución está en el principio del valor compartido, que involucra crear valor económico de una manera que también cree valor para la sociedad al abordar sus necesidades y desafíos. Las empresas deben reconectar su éxito de negocios con el progreso social. El valor compartido no es responsabilidad social ni filantropía y ni siquiera sustentabilidad, sino una nueva forma de éxito económico.
Compartir éxito
No está en el margen de lo que hacen las empresas, sino en el centro. Los autores creen puede iniciar la próxima gran transformación en el pensamiento de negocios. El capitalismo es un vehículo inigualable para satisfacer las necesidades humanas, mejorar la eficiencia, crear trabajo y generar riqueza. Pero una concepción estrecha del capitalismo ha impedido que las empresas exploten todo su potencial para satisfacer las necesidades más amplias de la sociedad.
La competitividad de una empresa y la salud de las comunidades donde opera están fuertemente entrelazadas. Una empresa necesita una comunidad exitosa, no sólo para crear demanda por sus productos, sino también para brindar activos públicos cruciales y un entorno que apoye al negocio. Las empresas pueden crear valor económico creando valor social. Hay tres formas diferentes de hacerlo: reconcibiendo productos y mercados, redefiniendo la productividad en la cadena de valor y construyendo clusters de apoyo para el sector en torno a las instalaciones de la empresa.
Nota Final
El país requiere de empresarios responsables, más aún en las circunstancias actuales. Hay que generar empleo, ocupación decente para todos y reducir la elevada desigualdad. Un comportamiento fuera de la lógica de la RSE y de la creación de valor compartido no solo afecta a las contrapartes de los empresarios, sino a toda la sociedad en su conjunto. Las disputas políticas e ideológicas deben quedar al margen de la lógica económica.
Un comportamiento inadecuado reduce la efectividad de las políticas fiscales y monetarias anticíclicas. El impacto negativo inmediato es sobre los trabajadores y proveedores y de ahí se traslada en perjuicio de todos al reducir el tamaño del mercado y las posibilidades de recuperación económica. La libertad debe ir en todo momento acompañada de la responsabilidad.