La coyuntura y la necesidad de perspectivas múltiples en el planeamiento estratégico
El mensaje presidencial del 28 de julio fue razonable tanto en las formas como en el fondo de acuerdo con las circunstancias. Nunca se había tenido un periodo de transición entre el anterior y el nuevo gobierno tan breve, en un ambiente político tan crispado y convulsionado; en rigor era difícil pedirle más. Obviamente, hubiéramos deseado una visión más integradora y otros contenidos más precisos que comentamos en semanas previas para dar inicio al proceso de reactivación transformadora que en el marco de la ley, paso a paso, requiere nuestro país.
La ceremonia en la Pampa de la Quinua fue también una excelente idea con un gran impacto simbólico. Naturalmente, hubo sombras en la logística y organización por la premura del tiempo; y pequeños errores atribuibles a los organizadores, la desorganización inicial de la Casa Militar de Palacio de Gobierno y del área de protocolo de la Cancillería; ojalá se superen rápidamente estos contratiempos. La juramentación del presidente del Consejo de Ministros fue también apropiada para marcar diferencias respecto de las formas en que esto se hacía tradicionalmente. Ahora de cara a la sociedad y en un espacio andino donde se consolidó la independencia de nuestra patria. Desafortunadamente, lo que falló a juicio de muchos fue la selección de la persona para dicho cargo.
Evitar captura
Hay que señalar que cualquier otra persona seleccionada para el puesto hubiera sido sometida a una severa crítica; quizás igual a lo que venimos observando en esta primera semana del nuevo gobierno. Los grupos de poder económico y mediático insistían en personas afines a ellos; lo cual era totalmente inaceptable. Se pretendía capturar al nuevo gobierno a partir del titular de la PCM y/o con la introducción de una mayoría relativa de ministros “técnicos” que respondan a sus intereses para contraponerse a las propuestas de campaña.
Afortunadamente el presidente de la República no cedió a sus presiones; sin embargo, parece que se fue al otro extremo y no era necesario que lo hiciera. Tampoco era incorrecto que se acudiera a una figura del partido Perú Libre para asumir tal función. Al hacerlo había más virtud que vicio ya que lo desafortunadamente común es olvidarse del grupo político y de las personas que lo apoyaron en campaña.
No vamos a plantear una lista alternativa de los candidatos posibles al cargo, pero había muchos de sus propias gentes, de Juntos para el Perú, Frente Amplio y otros que se le sumaron; asimismo, un conjunto de personalidades progresistas que hubieran podido asumir el reto con solvencia y menos controversia que el actual. El presidente de la República, con el consejo y evaluación apropiada, debe decidir qué hacer. A veces al mal paso hay que darle prisa.
Andanada de críticas
Como era de esperar las reacciones contra el nuevo gabinete han sido tumultuosas. La mayoría de los ministros tendrían vínculos estrechos y lealtad hacia el presidente y Perú Libre. Efectivamente hay designaciones extrañas de reducida o nula experiencia en la función; pero eso ha ocurrido en muchas oportunidades en otros gobiernos anteriores. Un reconocido analista político los ha llamado incompetentes; está equivocado; ya que la competencia se mide en el ejercicio de la función y no antes. Todos los grupos de poder y los analistas a su servicio los querían a su imagen y semejanza.
Nos llamó la atención las declaraciones destempladas del líder empresarial más importante del sector minero quien señaló que no es tan fácil tratar con personas como el gobierno que ha sido elegido. ¿Qué lo impide?, ¿acaso han sido rechazados por los nuevos funcionarios? Frente a este comentario no hay más que revisar algunas declaraciones y reuniones de los nuevos ministros con los actores de sus respectivos sectores, donde destaca ante todo una actitud concertadora. Al respecto, el titular de energía y minas habla de analizar caso por caso, aunque soslaya la necesidad de establecer correctivos y mejoras de carácter general.
¿Presidente autoritario?
También suena excesivo llamar autoritario al nuevo presidente de la república a una semana de gobierno. En un caso porque no le gustó la introducción histórica en el discurso inaugural del 28 de julio y en el otro por su interpretación de que la selección del titular de la PCM era una abierta confrontación para iniciar un virtual proceso de cierre del Congreso. A nuestro juicio, es probable que se equivocó en la selección del titular de la PCM. Para marcar una raya limítrofe a virtuales negociaciones no había que seleccionar a una persona controversial.
En el campo de lo económico las críticas son alucinantes. Hay colegas que plantean que las calificadoras de riesgos nos van a retirar rápidamente el grado de inversión; están equivocados. El titular del MEF ha manifestado reiteradamente que la política fiscal anticíclica se realizará ordenadamente en el marco de una estrategia de convergencia de mediano plazo (metas fiscales); muy similar a la acordada con el FMI en su última visita del primer trimestre de 2021. ¿Ya se inició acaso el deterioro de las finanzas públicas? Asimismo, este ha insistido en la permanencia del titular del BCRP.
Otros colegas insisten en que hay que seguir haciendo lo mismo de siempre: para ellos no existen problemas estructurales, regulatorios, distributivos, tributarios, financieros, entre otros; no hay nada que requiere ser ajustado y corregido. La discusión de nuevos elementos para una nueva Constitución Política los espanta al igual que, según ellos, a toda la inversión privada.
Se olvidan de que hasta en el Foro Económico Mundial que reúne a los grandes empresarios del mundo y en la CEPAL-ONU se habla de la necesidad de un nuevo consenso económico y social. No viven en estos tiempos de pandemia, sino que parecen ubicarse felices en su nube a finales del siglo XIX. Los chantajes están a la orden del día: corregir algo afectará negativamente la lucha contra la pobreza, la pérdida de confianza encarecerá el costo de vida, son varias de las expresiones que se repiten insistentemente en los medios para espantar a la población.
Claridad y transparencia
Durante la campaña de la segunda vuelta electoral el ahora titular del MEF tranquilizó a los mercados señalando que no habría expropiaciones, controles de precios, de cambio y de importaciones y de que no se vulnerarían los ahorros ni la propiedad privada; enhorabuena para todos. A su vez muchas de estas políticas fueron ratificadas por el presidente de la República en el discurso de 28 de julio reiterando que todo cambio se haría dentro del marco constitucional y legal correspondiente. Sin embargo, a pesar del repaso sectorial del citado discurso todavía quedan muchos temas por profundizar.
La diversificación productiva y exportadora no fue mencionada. No se anotaron algunos de los problemas estructurales de la economía peruana. Se omitió la necesidad de una reforma de la estructura del Poder Ejecutivo; tampoco se profundizó en la problemática de la descentralización. No se hizo mención alguna a la necesidad de intensificar el uso del gas natural; de realizar una mejora regulatoria en general. Ni una palabra sobre cómo mejorar y potenciar el tratamiento de la inversión extranjera, los TLCs y las asociaciones público-privadas. Tampoco sobre la necesidad urgente de una reingeniería del sistema tributario, más allá de combatir la evasión y elusión tributaria. Se ha hablado de lo que no se va a hacer, pero falta profundizar en algunos de los temas que el gobierno pretende abordar.
Asesoramiento y cooperación
Efectivamente las críticas al gobierno, con o sin razón, vienen de diversos frentes; lo están acosando intensamente. Sin embargo, esto no debe conducir a que el gobierno se aísle o se repliegue en un núcleo cerrado de personas y organizaciones. Es urgente que establezca alianzas con diversos actores, sectores sociales y políticos nacionales, regionales y locales. Hay que sumar y multiplicar; integrar a las personalidades progresistas y promover la participación ciudadana para construir una base social que lo retroalimente de contenidos y a la par le permita hacer frente a los embates del futuro.
Nuestras autoridades deben reconocer que el mundo está cambiando y que ese entorno indiferente y hostil de otras épocas no es el actual. Se tienen a la vista muchos aliados por identificar y potenciar, reconociendo con humildad que tenemos mucho por aprender de ellos. Se debe aprovechar las ventajas del nuevo gobierno Demócrata de los EE.UU.; definir y promover una relación más alineada a nuestros objetivos de desarrollo nacional con la China; aprovechar la cooperación internacional de la OCDE, CEPAL, de los diferentes organismos de la ONU y hasta del FMI, entre otros.
Otro tema importante por desarrollar es el de los canales de comunicación del gobierno con la sociedad. Se trata de tener una presencia continua, pero sin llegar a los excesos de una conferencia presidencial matutina diaria. Es imprescindible contar con un vocero oficial que a la par informe, homogenice contenidos, recuerde prioridades y establezca las correcciones que sean necesarias.
Perspectivas múltiples
La semana pasada reiteramos la importancia del planeamiento estratégico nacional y su contribución a un buen gobierno; en este caso para nuestras nuevas autoridades gubernamentales. Ahora a partir de un artículo de Harold Linstone publicado en la Revista de la CEPAL 31 (1987) se profundiza en que esta disciplina debe tener perspectivas múltiples de análisis para ser efectiva: tradicional, organizacional/societaria y personal/individual.
La perspectiva tradicional de análisis del planeamiento estratégico, que ha impregnado la planificación o planeamiento para el desarrollo, parte de la comprensión compartida de los problemas, la búsqueda de la solución óptima, la confianza en los modelos abstractos, la cuantificación, pronosticabilidad, la posibilidad de alcanzar la verdad objetiva y la suposición de que el tiempo transcurre de manera lineal y objetiva.
Integrar enfoques
Sobre la base de la crítica de esos aspectos, Linstone subraya la necesidad de utilizar perspectivas múltiples: la tradicional ya mencionada, debe ser complementada con la organizacional/societaria y la personal/individual. Asimismo, esclarece las diferencias entre ellas en dimensiones tales como visión del mundo, metas que se proponen, modalidades de investigación que sugieren, tipo de planeamiento que estimulan, y otras.
Las tres perspectivas no son excluyentes; al contrario, la perspectiva tradicional es especialmente útil en la elección de opciones de política, al tiempo que las restantes resultan determinantes para una ejecución eficaz. Estas últimas permiten una mejor orientación de los procesos y una mayor eficacia al tomar en consideración aspectos socioinstitucionales, y un mayor dinamismo al identificar y utilizar los impulsos vitales individuales.
Mirada organizacional
La mayor orientación de los procesos y el enfoque institucional mejoran la eficacia del planeamiento estratégico. Se presta más atención a armonizar el cambio tecnológico con el cambio social. El proceso de desarrollo desde abajo se armoniza con el proyecto de desarrollo desde arriba.
En el desarrollo industrial, la atención del planificador se distribuye en forma más equitativa entre la tecnología, y la gestión /fabricación /comercialización. En otras palabras, se disminuye la brecha entre el planeamiento y la ejecución. Por último, se hace hincapié en la adaptabilidad, la flexibilidad y el manejo de la crisis en el proceso de desarrollo.
Perspectiva personal
Se presta más atención a la identificación y motivación de individuos con talentos vitales en vez de mejorar simplemente la formación y la capacitación. Se necesitan líderes: individuos con visión, con capacidad para atraer a los demás hacia sus actividades y con “garra” personal. Se necesitan empresarios: individuos que corran riesgos. Se necesitan gerentes (a diferencia de burócratas).
El concepto de las perspectivas múltiples ha demostrado ser un medio eficaz para salvar la brecha entre el análisis y la acción, entre el elaborador de modelos y el mundo real. Su aplicación consciente al planeamiento del desarrollo parece ser muy promisoria. Ojalá nuestras autoridades relieven la importancia del planeamiento estratégico nacional y del análisis prospectivo y a la par reconozcan que para ser eficaces se requiere de perspectivas múltiples.