Diversificación productiva y exportadora en el marco de la reactivación transformadora del Perú
La noticia de esta semana fue la proclamación del presidente electo; enhorabuena para todos. Afortunadamente nuestras autoridades electorales estuvieron a la altura de las circunstancias defendiendo el voto ciudadano: triunfó nuevamente la democracia. Sin embargo, hay que reconocer que las maniobras del partido opositor y sus aliados generaron no solo más inestabilidad de la normal, sino que redujeron el proceso de transferencia entre el actual y el nuevo gobierno a prácticamente nada. Asimismo, en este ambiente enturbiado parece quedó poco espacio para trabajar y profundizar en las propuestas del futuro gobierno; es hora de retomarlas.
Es relevante anotar que la visión del futuro gobierno se enmarcaría en lo que se viene discutiendo internacionalmente; ahora no hay elementos extraños ni diferentes a pesar de lo que plantean los grupos de poder económico y mediático en nuestro país. Hasta en el Foro Económico Mundial, que se reúne anualmente en Davos-Suiza, se habla de la necesidad de un Gran reinicio enfocando la atención en construir sociedades más igualitarias y en la transición ecológica. En nuestra región, la CEPAL de Naciones Unidas plantea la urgente necesidad de una recuperación o reactivación transformadora.
Reactivación transformadora
Los elementos claves de esta nueva estrategia consiste en atender las urgencias del corto plazo: sanitarias, económicas y sociales; y a la par avanzar enfrentando los retos institucionales y estructurales de nuestras economías. Las dos cuestiones al mismo tiempo; sin dejar una para después; es aquí y desde ahora.
Asimismo, en esta perspectiva es esencial un nuevo pacto económico, social y político, que en nuestro país se denomina una nueva Constitución Política y mantener los equilibrios macroeconómicos para que esta sea sostenible y duradera en el tiempo. Estos equilibrios no solo se circunscriben a lo fiscal y monetario; sino que implican una gran reingeniería tributaria progresiva para viabilizar los cambios, y al mismo tiempo evitar que la restricción externa y la inflación neutralicen o eliminen el esfuerzo de la propuesta.
Objetivos clave
Los objetivos claves de la reactivación transformadora son tres. La necesidad de una mayor equidad en todas las dimensiones; iniciar la transición ecológica; e impulsar la diversificación productiva y exportadora para lograr una mejor inserción a la economía internacional, evitar la restricción externa y enfrentar mejor los problemas estructurales de nuestras economías.
Obviamente esta agenda no es limitativa; en el Perú habrá que agregar un sinnúmero de problemas regulatorios (que se comentaron la semana pasada); la mejora de la institucionalidad incluyendo la política; una imprescindible reforma de la estructura del Poder Ejecutivo; el empoderamiento de la problemática de la ciencia, tecnología e innovación; una auto mejora sustancial en el Poder Judicial; e impulsar el desarrollo del sector agrario especialmente vinculado a la economía campesina y asociativa (la segunda reforma agraria); entre otras preocupaciones nacionales.
El nuevo gobierno tiene una gran tarea didáctica hacia adelante. Tiene que convencer a toda la nación de la necesidad de construir un proyecto colectivo que involucre a todos. Debe convencer especialmente a los sectores empresariales y sectores medios que un proyecto como el que se plantea también les conviene. Del mercantilismo y el neoliberalismo extremo se debe pasar a un capitalismo compartido y responsable como el de su edad de oro, pero incorporando ahora a los pueblos originarios y marginados, una gran preocupación por el ambiente y diversificar nuestra economía. Pensar y trabajar en todo esto no es populismo (al preservar los equilibrios necesarios), ni socialismo y menos comunismo.
Diversificación productiva
El objetivo básico de cualquier economía debe ser alcanzar mayores niveles de ingreso y de calidad de vida para sus respectivas poblaciones, que se asocian, aunque no de manera directa, al nivel de producto per cápita. Las teorías explicativas para acceder a dichos niveles son diversas, pero al mismo tiempo existe un relativo consenso de la importancia de factores asociados al desarrollo tecnológico y a los mayores niveles de complejidad económica.
La diversificación productiva y exportadora podría hacer frente a la vulnerabilidad externa (deterioro de los términos de intercambio y caída de la demanda externa). Es útil para hacer frente a una economía que se desacelera progresivamente, ad-portas de caer en la trampa de ingreso medio. Se posibilita que la economía pueda dar un salto hacia adelante a otros niveles de ingreso más altos y también ser parte de una estrategia de más largo plazo amigable con el medio ambiente y basada en las personas (Alarco, 2014).
Externalidades
Esta visión no significa dejar de lado a los sectores productivos y exportadores tradicionales. Debe señalarse que todas las actividades económicas generan efectos positivos al conjunto, pero también pueden provocar algunas externalidades negativas. El sector agropecuario contribuye a la seguridad alimentaria, al empleo y la generación de divisas. El sector minero genera divisas, ingresos tributarios y valor agregado (utilidades), mientras que tiene una limitada generación de empleo a diferencia del sector servicios.
La minería (a excepción de la informal y pequeña) es intensiva en capital, con elevada relación capital/trabajo, genera alto producto medio por trabajador e importantes excedentes al extraer recursos no renovables propiedad de la nación, pero puede generar impactos negativos sobre el entorno. La manufactura aporta procesamiento a los recursos naturales, genera más valor agregado, articulaciones productivas y es fuente de progreso técnico.
Diversificación ad hoc
Se deben aprovechar los avances que se tuvieron en cuanto a la diversificación productiva durante el gobierno de Humala (OH) y desechar esa visión obsoleta y destructiva que se tuvo al inicio del gobierno de PPK. Sin embargo, la de ahora debe ser diferente a la anterior que ignoró la importancia de tener un balance adecuado con la política macroeconómica, en particular con la cambiaria; asimismo, es imprescindible articularla con las urgencias económicas del momento como es la generación de empleo e ingresos dignos; los retos estructurales de nuestro aparato productivo y las nuevas circunstancias de la economía internacional.
Efectivamente es importante integrarse a las cadenas de valor internacionales, pero esto tampoco es garantía alguna de éxito ya que la clave es generar profundos encadenamientos de producción, empleo y de transferencia de conocimientos. La experiencia mexicana nos demuestra que se puede estar articulado globalmente, pero los con impactos internos muy limitados. Hay que mirar a lo más avanzado, pero también partir de lo que se tiene hoy en día para potenciarlo.
Gestión cambiaria
Rodrik (2005) señaló que la gestión del tipo de cambio es la forma más potente de la política industrial. La apreciación continua del tipo de cambio real conduce a la pérdida de la competitividad de los sectores productivos nacionales tanto orientados hacia las exportaciones como de los que compiten con importaciones sustitutas. Esa fue la gran omisión durante el gobierno de OH, quizás por la sumisión al MEF y al BCRP.
La depreciación de la moneda nacional actual tiene sus problemas obvios; pero es positiva para la diversificación productiva y exportadora en el mediano y largo plazo. Se requiere de un tipo de cambio real alto y estable. Hay que aprovechar la experiencia china.
Diversificación y macroeconomía
Hace un par de semanas presentamos un documento reciente de la CEPAL donde se destacaban las limitaciones de la política monetaria y fiscal anticíclicas. El aumento del ingreso solo será sostenible a largo plazo si la creación de capacidades (la competitividad auténtica) permite modificar las elasticidades ingreso de las exportaciones e importaciones, y elevar así la tasa de crecimiento con equilibrio externo.
En consecuencia, afirma la CEPAL, el determinante último de la sostenibilidad fiscal, la sostenibilidad externa y la trayectoria de crecimiento de una economía periférica descansa sobre estas variables y sobre la evolución de la relación entre la deuda y el producto y no sobre la reducción del déficit per se.
Las políticas fiscales expansivas deben ser de gran magnitud con una importante expansión de la inversión; asimismo, esta última debe destinarse a la creación de capacidades o de una competitividad auténtica, que se basen en la tecnología y la diversificación, para evitar que los desequilibrios externos frenen el impulso al crecimiento y obliguen a retroceder hacia una política de austeridad. El cambio estructural y la estabilidad macroeconómica interactúan de manera virtuosa a corto y largo plazo.
Criterios básicos
Rodrik (2011) es el autor que más ha desarrollado los aspectos institucionales con los que debería operar una moderna política industrial en favor de la diversificación productiva. En primer lugar, es imprescindible un liderazgo político al máximo nivel del gobierno. La política industrial y la diversificación productiva deben ser temas de primera prioridad. En segundo lugar, la política debe basarse en la concertación continua entre el sector público y privado. Se sugiere la existencia de consejos de coordinación público-privados. También señala que es esencial la existencia de mecanismos de transparencia y de rendición de cuentas.
El mismo autor planteó diez principios básicos para la implantación de la política industrial en cualquier país. Se destaca que los incentivos deben otorgarse únicamente a actividades nuevas y deben existir parámetros claros para medir el éxito o fracaso de un programa de apoyo. Se propone que los programas específicos deben tener periodos específicos con fecha de terminación explícita. Hay que enfocarse en actividades específicas que tengan elevado potencial de generar externalidades positivas y demostrar sus efectos; entre otros elementos.
Estrategia peruana
Hay que crear el Ministerio de Diversificación Productiva y de Comercio Exterior. En segundo lugar, se requiere del consenso social para que a partir de la demanda de los diferentes actores sociales se abogue por la aplicación de políticas industriales (y de otro tipo) concretas. En tercer lugar, se requiere contar con el apoyo de un segmento importante del sector empresarial.
En un estudio previo se planteó una metodología general en diez etapas para identificar las actividades sujetas a apoyo. Esta se construyó para identificar los sectores exitosos a promover. Se parte de identificar las actividades más dinámicas. Luego se evalúa si existe interés en participar de programas conjuntos. En tercer lugar, se especificaría el tipo y características generales de los bienes y servicios que se requerirían para potenciar su crecimiento. En cuarto lugar, se define la naturaleza y configuración de la estructura productiva para producir estos bienes y servicios.
En quinto lugar, se identifica el estadio tecnológico de los proyectos, la capacidad de acceso y desarrollo interno de tecnologías. Posteriormente, se definen los criterios de evaluación de los proyectos, se realizan los estudios de factibilidad técnica, de mercado y de viabilidad financiera. En la fase previa a la implantación se establecen los recursos humanos expertos, financieros y el marco institucional para poder iniciar las actividades seleccionadas con el concurso de la academia. Luego se concretan las alianzas estratégicas y se procede a desarrollar los proyectos, previendo las actividades de supervisión-evaluación y de corregir lo que sea necesario.
Actividades concretas
La lista preliminar podría incluir diversas actividades: empresas que promuevan eslabonamientos a partir de los recursos naturales (impulsar actividades hacia atrás relativas a apoyar el desarrollo de empresas proveedoras de equipos, insumos nacionales y servicios); promover un núcleo endógeno de dinamización tecnológica donde es clave el desarrollo de industrias de bienes de capital y de bienes intermedios; e impulsar actividades productivas basadas en conocimientos e industrias creativas que generan mucho empleo de calidad.
Otros rubros serían el desarrollo y consolidación de empresas exportadoras en sectores no tradicionales incluyendo agro y econegocios. Otro importante sería basarse en las aglomeraciones existentes (clústeres) tanto embrionarios como potenciales. No se trataría de partir de cero, sino de aprovechar las industrias y agrupaciones que ya existen. Habría entonces que impulsarlas y consolidarlas con asistencia técnica y asesoría específica, en todas las materias en que esto sea necesario. Jiménez (2020 y 2021) y el autor plantean desarrollar programas concursables para estos proyectos con apoyo de sus respectivos gobiernos regionales.