Problemas del modelo económico, disrupciones y objetivos de una reactivación transformadora
La campaña a favor del actual modelo económico es intensa; desafortunadamente sus promotores no reconocen problema alguno o para ellos estos son ajenos al tema; grave error. En el decano de la prensa nacional el fin de semana pasado se dedicaron dos páginas a la materia. Se invitó a diferentes comentaristas, pero predominaron los espacios a favor de los ex titulares del MEF de los tres últimos gobiernos.
El denominador común fue que es innecesario realizar cambios en el modelo económico; para ellos se trata de un problema de mejorar la capacidad de gestión del Estado, lograr una distribución eficiente de los recursos y en, en el mejor de los casos, contar con un Estado enfocado en mejorar los bienes y servicios públicos. Llamó la atención que dos de ellos insistieron simplemente en la teoría del chorreo a partir de reformas que apuntalen hacia una mayor productividad y la generación de riqueza por parte de los privados.
Desde los poderes mediáticos, en línea con estas argumentaciones, se repite que los ingresos del Estado son suficientes y que el problema es el de la incapacidad administrativa en los tres niveles de gobierno y en la corrupción. Se afirma maniqueamente que el problema es el Estado, no del modelo, como si uno fuera independiente del otro.
Se olvidan a propósito qué nuestra presión tributaria está claramente por debajo de los estándares regionales e internacionales y de todos los otros problemas de nuestro modelo económico. Por nuestra parte, reiteramos la necesidad de un nuevo consenso económico, social, político y ambiental y de una reactivación transformadora, paso a paso, como se promueve desde la CEPAL y en diferentes partes del mundo.
Principales problemas
Los principales esfuerzos de cualquier nuevo gobierno deben enfocarse en enfrentar la urgencia sanitaria, económica y social resultado de la pandemia del covid-19. Sin embargo, se debe actuar desde ahora en una perspectiva de mediano y largo plazo atendiendo los retos estructurales de la economía nacional e internacional a la vista. Una perspectiva sistémica es fundamental.
Los principales problemas del modelo económico peruano se listan en el cuadro 1. Allí se anotan las deficiencias e insuficiencias de nuestro aparato productivo y la estructura exportadora concentrada principalmente en bienes primarios con reducido contenido de conocimiento y elevada intensidad de capital. A la par de esta realidad, nuestra inserción a la economía internacional no solo es propia del siglo XIX (o antes) sino que es extremadamente volátil a las fluctuaciones de los precios internacionales.
La contrapartida interna de estos sectores productivos dinámicos son sus reducidos encadenamientos de empleo y producción, con poca generación de empleo de calidad ante una oferta de trabajo que crece continuamente en el tiempo. A esta se suman una elevada propensión a importar que filtra hacia el exterior una demanda interna, más reducida por efectos de la elevada desigualdad e introduce competencia desleal a la producción interna. Por otra parte, como resultado de la pandemia y la intensificación del trabajo remoto se han perdido casi 2.4 millones de puestos de trabajo y una caída significativa de los ingresos de la población.
El funcionamiento del modelo requiere para promover la inversión privada de altas tasas de rentabilidad, por encima de los estándares regionales e internacionales. Los efectos sobre la desigualdad son evidentes, al mismo tiempo de una dinámica de concentración de la propiedad en pocas manos. Los mercados de capital, de valores y financiero apoyan poco la dinámica productiva, aportando más a la formación de burbujas en los precios de los activos, bienes y servicios no transables. Este fenómeno se retroalimenta cuando los precios de nuestras materias primas son altos generando enfermedad holandesa que afecta a las otras actividades económicas no sujetas al auge, entre otros perjuicios.
Ya se ha comentado en otras oportunidades que nuestro modelo económico no genera fortaleza fiscal alguna con el consiguiente impacto negativo sobre la capacidad de gasto en los diferentes niveles de gobierno. No se niega que hay problemas en la capacidad de ejecución, pero lo primero es contar con los recursos. La infraestructura, prestación de bienes y servicios públicos es insuficiente y, en la mayoría de los casos, con una calidad reducida. Por último, la medición oficial de la pobreza monetaria es inadecuada frente a la realidad de un nivel mayor cuando se estima la multidimensional.
Cuadro 1. Principales problemas del modelo económico peruano 2020
Abandonar maniqueísmo
Además de toda la carga pesada que arrastra Fuerza Popular se suma una visión económica neoliberal de mantenerse en lo mismo de siempre; que magnificaría los problemas económicos, las tensiones sociales y políticas. Sin embargo, del otro lado en Perú Libre aún no se abandona esa visión maniquea de que hay que cambiar todo; que todo está mal y que hay que partir de cero; grave errores en ambos.
Lo que está en juego en el campo económico es un nuevo balance entre mercado y Estado, que permita el desarrollo pleno de las iniciativas privadas, pero a la par tenga un componente regulador, promotor y de apoyo a los sectores mayoritarios de la sociedad, sin dejar a nadie atrás. Nadie o muy pocos estarían de acuerdo en tener un Estado elefantiásico o recusarán el capitalismo donde las bases son la propiedad privada de los medios de producción (aunque sujeta al bien común que también plantea la Doctrina Social de la Iglesia Católica) y la existencia de mercados.
Estaremos de acuerdo con la intervención del Estado cuando esta sea necesaria; rechazaremos tanto pronunciados déficits fiscales y que estos sean financiados por el BCRP. No hay porque asustarse; hay que mirar hacia adelante y recordar que algunas de las viejas fórmulas ya no funcionan o generan mucha inequidad.
Disrupciones económicas
El mundo no funciona como plantean los economistas neoliberales, donde si este se dejaba en manos de las fuerzas de la oferta y la demanda, sin intervención alguna, se conduciría ineludiblemente al bienestar general. Desde los años treinta del siglo pasado se hizo evidente, con los planteamientos de J.M. Keynes, que nada garantiza un equilibrio y crecimiento con pleno empleo.
Los fallos del sistema pueden ocurrir en cualquier momento generando severas crisis y de ahí la necesidad de la intervención del Estado. El flujo económico circular que enseñamos los economistas no es útil para destacar que la economía está equilibrada sino para identificar posibles problemas o disrupciones entre las diferentes interacciones entre los actores económicos, mercados y esferas económicas.
Los ejemplos son múltiples para estos tiempos convulsionados. Por ejemplo, las personas no necesariamente gastan o ahorran todo su ingreso, sino que pueden incrementar la demanda de dinero (por motivo precaución) reduciendo la compra de bienes y servicios y por ende afectando negativamente el nivel de producción. Los bancos no necesariamente prestan todos sus saldos disponibles (nuevos depósitos menos reservas de encaje) ya que ello depende más de sus expectativas sobre el futuro inmediato de sus clientes y la economía.
Fuerzas centrífugas
En su operación todo modelo alberga fuerzas centrípetas que lo mantienen estable y otras centrífugas que lo alejan de éste. En el modelo neoliberal la caída de la demanda y precios internacionales generan problemas; asimismo, el agotamiento de los recursos naturales, los problemas ambientales o la entrada de muchas divisas (enfermedad holandesa) crean el mismo efecto, a la par de la formación de burbujas que cuando detonan ocasionan crisis principalmente financieras. Un peligro permanente es el desborde social por todos los sectores sociales excluidos del modelo.
Por otra parte, Perú Libre debe aclarar diversos aspectos de su propuesta económica para que no se vayan a generar mayores fuerzas centrífugas que centrípetas. Entre estos temas deben anunciar la intangibilidad de los depósitos en el sistema financiero, la libre tenencia de moneda extranjera, el respeto estricto al procedimiento de expropiación señalado en la Constitución Política, entre otros temas.
Coincidimos en la relevancia de una reingeniería tributaria profunda, pero esta no debe tener vinculación alguna con el tema de las expropiaciones. Hay que analizar y en su caso mejorar acuerdos, contratos y concesiones, ya que efectivamente hay muchos que lo requieren. Sin embargo, hay excesos discursivos que generan fuerzas centrífugas cuando de partida no se analizan previa y detalladamente. Para evitar esto, un virtual nuevo gobierno debería comprometer, en su primer día, la instalación de comisiones técnicas ad hoc sobre TLCs específicos, Tratados bilaterales de inversión y de concesiones particulares: Lo anterior para que se elaboren los análisis y propuestas específicas de mejora en el marco de la ley.
Objetivos
Hay que aprovechar la experiencia de la CEPAL para llevar a la práctica una reactivación transformadora. Para ellos, el desafío consiste en la construcción de un Estado de bienestar; en promover la competitividad internacional y la transformación productiva sobre la base de las oportunidades que abren las inversiones y las innovaciones ambientales, redefiniendo el sistema de incentivos de la inversión a favor de la igualdad y la sostenibilidad.
Para este organismo regional un mayor espacio para las políticas implica un mayor papel regulador e inversor del Estado; un nuevo balance entre Estado, mercados y Sociedad. La efectividad de la acción pública depende de pactos sociales que le den el necesario apoyo político, aseguren la transparencia de estas acciones y fortalezcan el funcionamiento de la democracia. Esto debe ir de la mano con el fortalecimiento de la sociedad civil, el control democrático y de una más eficaz regulación de los mercados; acompañados de transparencia y rendición de cuentas.
En la misma dirección CEPAL propone redefinir estructuras económicas y patrones de comportamiento, y sustituir la cultura del privilegio por una cultura igualitaria que garantice derechos, construya ciudadanía y difunda capacidades y oportunidades. Es necesario canalizar las energías de las sociedades y el aprendizaje que genera la crisis en una dirección constructiva, en que se promueva un nuevo estilo de desarrollo, sostenible en sus dimensiones social, económica y ambiental. Hay que enfrentar las urgencias del presente mirando y actuando frente a los retos del futuro.
Nota final
Esta nota es a título personal y no refleja necesariamente la posición institucional de la Universidad del Pacífico.