¿La geopolítica cambiante del coronavirus y la caída del neoliberalismo?
A estas alturas del año las perspectivas económicas de corto plazo son un poco menos inciertas que hace unos meses atrás. Si bien Europa está en la tercera ola de la pandemia y el Perú en la segunda, la llegada de las vacunas ha generado expectativas positivas en todos. Sin embargo, también queda claro que el proceso de arribo e inoculación de la población va a ser más largo de lo previsto; quizás todo 2021 con el consiguiente impacto negativo en las proyecciones económicas. Las presentadas esta semana por el FMI ya estarían fuera de lugar. Sin salud no habrá recuperación económica.
Frente a este escenario, en el mediano y largo plazo domina la incertidumbre total. De una parte, los optimistas que creían en una recuperación rápida en V y del otro lado quienes plantean como Roubini (2020) una nueva década perdida. Al mismo tiempo coexisten quienes proponen una recuperación sobre la base de lo que existía previamente a la crisis, los que postulan por un nuevo reinicio más equitativo y amigable con el ambiente en el Foro Económico Mundial o de una recuperación transformadora propuesta por la CEPAL para nuestra región.
Escenarios posibles
Las hipótesis en juego sobre los efectos de la pandemia sobre nuestras vidas en el mediano y largo plazo son numerosas. Las formas en que interactúan las personas han cambiado, quien sabe hasta cuándo. Nuestra visión sobre el medio ambiente también. Los espacios para la política monetaria y fiscal contracíclica seguirán abiertos por varios años hacia adelante. Se ha intensificado la digitalización y la mayoría de especialistas concibe que las nuevas tecnologías en curso como la inteligencia artificial y robótica se acelerarían con los consiguientes impactos negativos en el mercado laboral, entre otras esferas.
Mohammed Cherkaouia, profesor de resolución de conflictos de la Universidad George Mason de Washington D.C., acaba de escribir un artículo académico con el título de esta nota, pero sin interrogantes. La actual pandemia está transformando la geopolítica internacional y poniendo en cuestión al neoliberalismo. Salió publicado en el primer número de la Revista de Economía Institucional de 2021.
Resumen
El artículo examina el contexto de propagación del nuevo coronavirus, la correlación con la inestabilidad de los mercados financieros mundiales y la caída de los precios del petróleo, y la preocupación por el futuro del capitalismo. La primera parte aborda varias preguntas: ¿la pandemia fue provocada por la naturaleza o por el hombre?, ¿la investigación científica puede ayudar a separar la verdad de las tesis conspirativas?
La segunda parte sugiere que el coronavirus impuso una economía de goteo de facto a la economía de goteo neoliberal instaurada desde el gobierno de Reagan, y muestra los trastornos económicos que ha provocado en países desarrollados y en desarrollo. Se concluye que un pequeño virus está obligando al sistema neoliberal dominante a revisar la realidad a la fuerza.
Recomendación central
Cherkaouia señala que los esfuerzos por contener la pandemia indican la necesidad de cambiar el paradigma de manejo de la salud pública, la estrategia económica y la bioseguridad, así como de revisar el neorrealismo o capitalismo con esteroides. Aboga por una dimensión humana y por la precedencia de la sociedad frente a la economía y el lucro en la reconstrucción de un sistema social democrático revisado, como debida corrección del neoliberalismo.
El 2020 entrará en los libros de historia como un año que no solo expuso una falla de salud pública, sino que también marcó una era de recesión geopolítica y un momento de caída en desgracia del sistema neoliberal. El riesgo imprevisto para la salud pública hoy no se puede reducir a virtudes éticas ni a la necesidad de inversiones; y la crisis pone de manifiesto las fallas de nuestra época miope, explotadora e hiperindividualista.
Antecedentes
El autor parte señalando que esta pandemia puede detonar grandes cambios como lo hizo en el pasado. Anota que los historiadores económicos europeos recuerdan con temor la Peste Negra, que se extendió por el continente a mediados del siglo XIV y provocó la muerte de un tercio de la población. Este descenso demográfico provocó escasez de mano de obra, un aumento de los salarios y una reducción de la desigualdad, y cuestionó el sistema feudal europeo.
También allanó el camino a la Revolución Industrial en la Gran Bretaña, que fue golpeada por el Cólera en 1831-1832, 1848-1849, 1854 y 1867. La tuberculosis fue responsable de la muerte de un tercio de las víctimas en Gran Bretaña entre 1800 y 1850. El refrán de pesadilla vuelve hoy con más fuerza, pues las epidemias han sido grandes igualadoras y pueden tener efectos de largo plazo no solo para el crecimiento económico europeo, sino también para la economía mundial.
Nivelador social
Cherkaouia anota que el coronavirus es un nuevo y desgarrador recordatorio de la fragilidad de la vida humana; y que se puede interpretar como la súper enfermedad más democrática de nuestro tiempo, que no discrimina por raza, geografía, ideología política, riqueza ni grado de desarrollo o subdesarrollo. Como dijo un comentarista británico, no perdona el salir ni el permanecer, ni al imán ni al médico chino, y no respeta fronteras nacionales. Asimismo, si bien la gente pobre corre mayor riesgo de contraer la enfermedad, los ricos nunca estarán totalmente a salvo de la infección.
Origen del covid-19
La comprensión pública del coronavirus se puede dividir en dos categorías principales: una científica y otra que interpreta ciertos incidentes. Desde la perspectiva científica, un reciente estudio realizado en Borneo y China puso bajo nueva luz el brote de coronavirus en China. En este concluyeron que la pandemia era un desbordamiento, un caso en que un virus animal salta a un ser humano; en este caso de murciélagos.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. afirma que los coronavirus son una gran familia de virus comunes en las personas y muchas especies de animales: camellos, ganado, gatos y murciélagos. Es una enfermedad zoonótica: una enfermedad infecciosa causada por bacterias, virus y parásitos que se transmiten de animales no humanos (en general vertebrados) a los humanos. La otra serie de hipótesis explicativas son las conspirativas a partir de problemas de control en el Instituto de Virología de Wuhan, pero recientemente descartadas por la OMS.
Goteo insuficiente
Cherkaoui es escéptico de que las políticas fiscales anticíclicas aplicadas en la mayoría de las economías resuelvan los problemas; para él son medidas de goteo. La verticalidad del enfoque del goteo, o de estímulos similares a las grandes empresas privadas, no coincidirá con la gran horizontalidad de la recesión económica derivada del coronavirus. La pandemia ha aplastado empresas públicas y privadas enteras y ha afectado tanto a la oferta como a la demanda.
Metafóricamente, el motor económico mundial perdió energía de súbito y quedó inactivo a mediados de marzo de 2020, con medidas de precaución y aislamiento sin fin. Además, es probable que el impacto de la pandemia refuerce y profundice la tendencia a políticas de puertas cerradas, desconfianza, disociación y desglobalización. Refuerza la incertidumbre y según el autor augura la desaparición de la OMC, como uno de los puntos de inflexión hacia la desglobalización, así como el ascenso del nacionalismo, el populismo, el proteccionismo y la reacción contra la migración.
Sigue sin resolver la cuestión de cuánto tiempo se necesitará para que los consumidores y las empresas recuperen la confianza. Esta es una época de incertidumbre y perplejidad por excelencia. Algunos expertos en finanzas predicen que las ramificaciones de la pandemia no se revertirán hasta 2031. R. Reich, ex secretario de Trabajo en la administración Clinton, cree que las medidas hasta ahora implantadas en EE.UU. serán inútiles. Serán demasiado lentas para estimular la economía y no llegarán a los hogares y consumidores, que deberían ser los objetivos reales. A la par recompensarán a los ricos, que no gastan gran parte de sus dólares adicionales, en lugar de poner dinero en manos de los pobres y de la clase media, que sí los gastan.
Manipulación geopolítica
El autor plantea que no es extraño que las epidemias y las pandemias se hayan manipulado políticamente a lo largo de la historia. A menudo han impulsado llamamientos de los políticos de derecha a vigilar las fronteras y bloquear la migración. El actual debate político en Europa y EE.UU. sobre el coronavirus hace eco al aislacionismo y la política de puertas cerradas. Estas fuerzas capitalizan el temor a la pandemia para imponer más barreras y seguridad fronteriza.
Por otra parte, la cobertura de la pandemia en los medios de comunicación mundiales ha fortalecido a China en la búsqueda de liderazgo mundial. Los funcionarios chinos han convertido el coronavirus en una mega oportunidad global de diplomacia pública. En resumen, la China autoritaria de 2020 está superando el poder blando de Estados Unidos en Europa, reconstruido por el Plan Marshal después de la Segunda Guerra Mundial. Beijing ha tenido una oportunidad histórica para ser líder mundial en salud pública y está lista para asumir otros tipos de liderazgo mundial.
Neoliberalismo en crisis
El autor recuerda que el sistema neoliberal logró su propósito en las últimas tres décadas, y los trabajadores desesperados no tuvieron más elección que trabajar más y más duro. Si la pandemia persiste, los trabajadores no podrán llegar a fin de mes o no tendrán oportunidades para compensar la pérdida de su fuente de ingresos. Un gran número de pequeñas empresas se verán forzadas a declararse en quiebra. En Occidente y en los países en desarrollo, el papel del Estado se ha reducido al de una agencia que regula el temor y prohíbe reuniones públicas.
La lucha mundial contra el coronavirus puede ser un momento reflexivo y decisivo en la historia moderna. ¿Tenemos una red de seguridad de salud pública? ¿Cómo enfrentan los pobres el coronavirus? Otras preguntas pertinentes se vislumbran en el horizonte: ¿qué debería ser primero la sociedad o la economía, la salud pública o las ganancias, el bienestar de los ciudadanos o la plutocracia? ¿Es hora de un cambio de paradigma en la política pública? ¿Qué visión o visiones críticas nuevas surgirán de los restos del coronavirus? Sin duda, la promesa del Estado moderno y del actual contrato social ha sido decepcionante por la falta de una de las necesidades humanas básicas: la salud pública.
Un nuevo consenso social
Con el coronavirus al acecho, sin una estrategia clara de contención o de cura, el mundo necesita volver a la mesa de diseño después de cuarenta años de globalización, libre comercio y otras construcciones ideológicas del neoliberalismo. Lo que hoy se necesita, más que nunca, es un debate público sobre la autonomía moral de los ciudadanos para redefinir los derechos y obligaciones del Estado y reconstruir su autoridad moral.
El debate debe empezar sobre un tablero en blanco con un nuevo comienzo y un nuevo impulso. Cherkaouia defiende una democracia moral y un estado moral como antítesis del neoliberalismo y del capitalismo ético mejor disfrazado. La realidad de la pandemia y la ausencia del Estado, sin una red de seguridad sanitaria proactiva, parecen justificar un retorno al derecho natural, a los principios kantianos y al paradigma de las necesidades humanas básicas. La nueva pandemia nos ha devuelto a una pregunta fundamental: ¿cómo conciliar la brecha cuando el Estado no protege al ciudadano?, ¿qué debe ser primero las personas o las ganancias?
Finalmente, nos recuerda que el director emérito de investigación del Centre Nationale de la Recherche Scientifique en Francia se mantiene optimista. Este habló sobre que no es demasiado tarde para cambiar el mundo. Observó que los humanos tienen muchos conocimientos, incluso sobre la muerte; que nunca han tenido tanta información y tanta experiencia; pero que perdieron el sentido de dirección. Se acumuló mucha información sobre los humanos, pero aún no sabemos cómo ser humanos. En nuestras escuelas y universidades, el conocimiento de nuestra identidad humana no es parte del currículo académico. En términos de política, perdimos la brújula”. Y subrayó la pregunta sobre ¿a dónde debemos ir desde aquí?