El virus de la desigualdad en tiempos del covid-19
Todos los años OXFAM presenta en enero su informe anual sobre la desigualdad en el mundo. Lo hace simultáneamente a la reunión de empresarios y políticos del Foro Económico Mundial (FEM) en Davos-Suiza. En esta oportunidad la reunión es virtual y su agenda se centra en reconstruir la confianza. Las sesiones se enfocarán en los programas de vacunación contra el covid-19, la creación de empleo y el cambio climático.
Para los organizadores del FEM la pandemia del coronavirus ha devastado vidas y medios de subsistencia en todo el mundo, dejando al descubierto las desigualdades estructurales, y poniendo de manifiesto la urgencia de reconstruir de forma más justa los sistemas sociales y económicos del mundo tras la crisis. Se verá el lanzamiento de varias iniciativas relativas a acelerar la carrera hacia las emisiones netas cero, defender nuevas normas de justicia social y cerrar la brecha digital.
El subtítulo del documento de OXFAM es claro y directo. Se refiere a cómo recomponer un mundo devastado por el coronavirus a través de una economía equitativa, justa y sostenible. Hay coincidencias con el FEM 2021; ojalá que estos contenidos fueran parte de la visión de todos nuestros líderes empresariales y políticos en el Perú.
Visión OXFAM
La pandemia de coronavirus tiene el potencial de agravar la desigualdad en prácticamente todos los países del mundo. El virus ha puesto al descubierto y ha exacerbado las desigualdades económicas, de género y raciales, a la vez que se ha alimentado de ellas. Más de dos millones de personas han perdido la vida, y cientos de millones se están viendo arrastradas a la pobreza, mientras que la mayoría de las personas y empresas más ricas del mundo sigue enriqueciéndose.
Las fortunas de los milmillonarios han recuperado el nivel previo a la pandemia en tan solo nueve meses, mientras que para las personas en mayor situación de pobreza del mundo esta recuperación podría tardar más de una década. La actual crisis ha puesto al descubierto la fragilidad colectiva, así como la incapacidad de la economía, profundamente desigual, de beneficiar al conjunto de la sociedad.
No obstante, también nos enseña que la acción de los gobiernos es vital para proteger la salud y nuestros medios de vida. Se ha demostrado que es posible poner en marcha políticas transformadoras que antes de la crisis eran impensables. No hay vuelta atrás. No se puede volver a donde estábamos. En lugar de ello, la ciudadanía y los gobiernos deben responder a la urgente necesidad de construir un mundo más justo y sostenible.
El documento tiene cuatro secciones. La primera relativa al resumen del informe; la segunda dedicada a demostrar la creciente brecha entre ricos y pobres; la tercera muestra como las personas se quedan fuera del sistema de salud, de la protección social, del empleo y como se abren las brechas educativas. Por último, se presenta la agenda transformadora.
Preocupación general
Según OXFAM las personas exigen un mundo mejor; lo que era evidente antes de la crisis, lo es aún más ahora. En 2019, antes de la pandemia, las protestas contra la desigualdad se habían extendido por todo el mundo. Asimismo, las encuestas de opinión en todo el mundo revelan un apoyo mayoritario de la población a la adopción de medidas que permitan construir un mundo más justo y sostenible en respuesta a la pandemia.
La propuesta de reducir la elevada desigualdad tiene ahora más aceptación entre las personas y organizaciones más influyentes del mundo como la del Director Ejecutivo del FEM que plantea que debemos superar el neoliberalismo en la era post covid-19. El FMI se ha manifestado a favor de un sistema tributario progresivo. El Financial Times ha propuesto poner en marcha reformas que permitan revertir las políticas imperantes en las últimas cuatro décadas, defendiendo la necesidad de redistribuir la riqueza, así como de garantizar rentas básicas y establecer impuestos a la riqueza.
Covid-19 pro-ricos
En marzo de 2020, los mercados bursátiles de todo el mundo sufrieron su peor caída en un siglo, y se destruyeron activos financieros por valor de miles de millones de dólares. Sin embargo, los mercados ya se han recuperado de esta crisis y, con ellos, las fortunas de las personas más ricas del mundo. En tan solo nueve meses, las mil personas más ricas del mundo, ha recuperado toda la riqueza perdida desde que comenzara la pandemia, lo que contrasta con lo ocurrido tras la crisis financiera internacional de 2008-2009.
OXFAM entrevistó para el informe a 295 economistas de 79 países, incluyendo a los más destacados a nivel internacional. Se les preguntó que pensaban sobre si la pandemia aumentaría o no los niveles de desigualdad de ingresos y de riqueza, así como sobre la desigualdad racial y de género. Las respuestas están a la vista en el cuadro 1.
Cuadro 1. Principales resultados de la encuesta a economistas sobre impactos de la pandemia en la desigualdad
Fuente: OXFAM (2021).
Agenda transformadora
OXFAM plantea cinco pasos para alcanzar un mundo mejor tal como se muestra en el cuadro 2. La construcción de nuestro nuevo mundo debe basarse en una reducción radical y sostenida de la desigualdad. Los gobiernos deben establecer metas concretas de reducción de la desigualdad sujetas a plazos concretos. El objetivo de los gobiernos no debe limitarse a volver a los niveles de desigualdad previos a la crisis. Asimismo, los gobiernos tienen que dejar de anteponer el PBI a todo lo demás y empezar a valorar lo que realmente importa. La lucha contra la desigualdad, incluyendo la desigualdad racial y de género, debe ser un elemento central del rescate económico y de las iniciativas de recuperación.
Cuadro 2. Pasos para alcanzar un mundo mejor
Fuente: OXFAM (2021).
Los gobiernos tienen que rechazar la receta de la austeridad; asimismo deben garantizar la prosperidad de todas las personas, asegurar que su salud y educación no dependan del género u origen racial. Tienen que invertir en atención médica gratuita y universal, educación, cuidados y otros servicios públicos.
Los servicios públicos universales constituyen los cimientos de unas sociedades libres y justas, y tienen un fuerte impacto para reducir la desigualdad. No solo permiten eliminar la brecha entre ricos y pobres, sino que también contribuyen a reducir las disparidades entre hombres y mujeres, especialmente en lo que respecta a la redistribución de las responsabilidades del trabajo de cuidado no remunerado.
Los gobiernos deben suministrar con urgencia una vacuna universal contra la covid-19 a fin de hacer frente a la pandemia. Para lograrlo, deben enfrentarse a los intereses de las empresas farmacéuticas e insistir en la necesidad de garantizar un acceso libre a todas las patentes y tecnologías pertinentes, de modo que todas las personas puedan tener acceso a vacunas y tratamientos eficaces de forma segura.
Erradicar explotación
Se plantea que las desigualdades deben abordarse de raíz para que no se sigan produciendo. Para ello, las empresas tendrían que reestructurarse, de tal manera que su prioridad sea el conjunto de la sociedad, y no repartir dividendos cada vez más cuantiosos entre sus ricos accionistas. Los salarios de los altos ejecutivos deberían tener un techo máximo.
El virus ha demostrado que es imprescindible que los ingresos de todos estén garantizados, y también que es posible encontrar una salida permanente a la pobreza. Para lograrlo, no solo se necesitan salarios dignos, sino una seguridad laboral mucho más sólida, lo cual incluye garantizar los derechos laborales, las licencias por enfermedad y maternidad y paternidad remuneradas, y las prestaciones por desempleo para aquellas personas que pierdan su trabajo. Asimismo, los gobiernos deben reconocer, reducir y redistribuir el volumen de trabajo de cuidado mal remunerado o no remunerado, que recae principalmente en las mujeres.
Las grandes empresas tienen la obligación no solo de respetar los derechos humanos y de abordar cualquier efecto adverso que puedan tener sus operaciones, sino también de avanzar hacia modelos de negocio más sostenibles e inclusivos. Los gobiernos pueden apoyar a las empresas pioneras, garantizando el cumplimiento de los estándares de responsabilidad social corporativa y contribuyendo a que el sector privado asuma su responsabilidad de poner a las personas y el planeta en el centro de sus modelos de negocio. A su vez, deben anteponer la transición ecológica al reparto de dividendos entre sus accionistas.
Impuestos progresivos
OXFAM propone que la crisis del coronavirus debe suponer un punto de inflexión en la tributación de las personas más ricas y las grandes empresas. Cuando se mire para atrás se debe ver esta crisis como el momento a partir del cual se volvió a gravar la riqueza de forma justa y se revirtió la carrera a la baja en la tributación.
Algunas de las medidas propuestas para lograrlo son el incremento de los tipos de los impuestos a la riqueza, así como el establecimiento de impuestos a las transacciones financieras, y acabar con la evasión y la elusión fiscal. Un sistema tributario progresivo que grave de manera justa a los más ricos de la sociedad debe ser la piedra angular de una recuperación justa de la crisis, ya que permitirá invertir en un futuro justo y verde.
Seguridad climática
Se anota que la crisis climática es la mayor amenaza existencial a la que el ser humano se haya enfrentado. Ya está destruyendo medios de vida y arrebatando vidas en las comunidades en mayor situación de pobreza e históricamente deprimidas. Las mujeres de estas comunidades son las principales afectadas. Para evitarlo, se debe construir una economía verde que evite una mayor degradación del planeta y lo preserve para las futuras generaciones. Es imprescindible acabar con las subvenciones a los combustibles fósiles, y dejar de permitir que las empresas de combustibles fósiles y sus accionistas se beneficien de los rescates de los gobiernos.
Los gobiernos deben asumir su responsabilidad y garantizar que tanto sus programas de rescate económico como sus paquetes de recuperación contribuyan a esta transición hacia un futuro más justo y sostenible. Diversos estudios han señalado la obvia necesidad de invertir en las trabajadoras y trabajadores, en las pequeñas empresas, en sectores como la salud, la educación, la agricultura y la energía sostenible; sino también los múltiples beneficios que esto generaría.
La lucha contra la desigualdad y la lucha por la justicia climática son la misma lucha. La pandemia ha demostrado que los gobiernos pueden actuar a gran escala para hacer frente a las crisis. Por lo tanto, se les debe exigir la misma intensidad en la lucha para evitar la crisis climática.
Colofón
La pandemia de coronavirus ha puesto al descubierto y ha exacerbado las desigualdades económicas, de género y raciales, a la vez que se ha alimentado de ellas. Estamos en un momento crucial para la humanidad. No podemos volver al mundo brutal, injusto e insostenible en el que vivíamos antes de la irrupción del virus. La humanidad dispone de un talento increíble, una enorme riqueza y una imaginación infinita. Se debe sacar partido a estos recursos para construir una economía más justa y sostenible al servicio de todas las personas, y no sólo de una minoría privilegiada.