Cambiar prioridades y corregir el PBI en tiempos del Covid-19
Los grupos de poder económico y mediático desafortunadamente no conocen la palabra priorizar. Quizás no les gusta porque se asocia al planeamiento estratégico que ellos aplican en sus empresas pero que no quieren desde el Estado. Esta significa asunto o cosa que se considera más importante que otra. La magnitud del impacto de la pandemia del Covid-19 sobre la ocupación y empleo ha sido dramática. Para Lima Metropolitana en el trimestre abril a junio de 2020 respecto del mismo trimestre del año anterior hay 2.7 millones de trabajadores que han dejado de pertenecer a la población económicamente activa pasando a la inactiva y casi cien mil desempleados adicionales que buscan trabajo: 36% de la población en edad de trabajar; este es el tema a priorizar. Esta realidad implica menos ingreso para las familias, insatisfacción de sus necesidades incluidas las básicas, menor consumo privado, demanda, ventas y menor producción de las empresas. Por otra parte, ¿dónde quedo la tan comentada rigidez del mercado de trabajo peruano?
Mientras esto ocurre esos grupos continúan en campaña para insistir en que se produzca más de lo mismo de antes. El énfasis está puesto en los sectores extractivos, en particular la minería. Efectivamente, una mayor producción genera empleo e ingresos; pero esto es más teórico que realidad; ya que es probable que las empresas de estos sectores no hayan despedido trabajadores de manera significativa y son poco intensivos en mano de obra. Es indudable que se necesitan las divisas y los impuestos que generan; pero más producción no necesariamente son más ventas a los mercados internacionales. Es obvia la reducida demanda de productos mineros, a excepción del oro, en el mercado internacional en un horizonte de corto plazo, y que las proyecciones de precios internacionales para el mediano plazo no son positivas.
Hay que desmitificar la realidad ya que más producción minera del Perú, como ocurrió especialmente con el cobre entre 2014 y 2016, genera sobreoferta y una caída en los precios internacionales que perjudica a todos. Con este escenario también es poco probable que se invierta más. Las posibilidades de concreción de esa anunciada cartera de inversiones por US$ 57,000 millones (71% en cobre) es desafortunadamente poco probable. Asimismo, ninguna prerrogativa ambiental, tributaria u otra es justificable. La prioridad hay que establecerla en los sectores que contribuyan a la generación de empleo, ingresos y bienestar para las familias especialmente las más necesitadas.
Últimas proyecciones
Con el indicador tradicional del Producto Bruto Interno (PBI) la situación para este año y los siguientes naturalmente no se ve bien. En el cuadro 1 se muestra la información más reciente del BCRP, Banco Mundial y el FMI. La mayor caída para este año es la prevista por el FMI, mientras que la menor corresponde al Banco Mundial; en una situación intermedia se ubica el BCRP. Sin embargo, las mayores diferencias se presentarían del 2021 en adelante, donde el instituto emisor es marcadamente optimista respecto de lo que plantean los organismos internacionales, al mostrar una recuperación a los niveles de producción de 2019 a inicios de 2022.
Para el Banco Mundial la recuperación recién ocurriría hacia finales de 2022 suponiendo se crezca más de 6.2%. Con la información del FMI esta se lograría recién en 2023, ya que se requeriría una expansión poco probable de 9% en 2022. El optimismo del BCRP se explica principalmente al suponer que la inversión privada crecería 20%, las exportaciones de bienes y servicios reales en 14.1% y el consumo privado en 9% en 2021.
Cuadro 1. Proyecciones PBI real del BCRP, Banco Mundial y FMI 2020 y 2021
Fuente: BCRP, Banco Mundial y FMI, 2020.
PBI con problemas
EL PBI mide la producción de bienes y servicios finales durante un periodo particular de tiempo, en este caso anual. Asimismo, es equivalente por el lado de los ingresos al valor agregado de una economía al sumar la masa de sueldos y salarios, las ganancias y los ingresos mixtos de los trabajadores independientes con otras cuentas de ajuste. Por otra parte, por el lado del gasto es equivalente a la suma del consumo privado, consumo público, formación bruta de capital privada y pública, las exportaciones de bienes y servicios menos las importaciones. Es el indicador estándar para medir la actividad económica, pero desde mucho tiempo atrás ha sido cuestionado como representación del bienestar de la población.
Se elude toda la problemática distributiva para saber quiénes fueron beneficiados por el crecimiento económico. Valora monetariamente servicios que deben ser medidos en términos de la cobertura, calidad y resultados como la educación, vivienda y salud; mientras que un mayor gasto en estos puede no tener significado alguno. Incluye los ingresos generados por no residentes en el país, especialmente las utilidades de las empresas extranjeras, equivalentes en el Perú durante los últimos tres años a US$ 9,000 millones anuales, 4% del producto.
Asimismo, un producto mayor puede estar asociado a niveles de contaminación más elevados que generan externalidades negativas y que reducen los niveles de bienestar de la población. Algo similar ocurre con el sector bancario cuando un valor agregado más alto se podría explicar por una mayor diferencia entre las tasas de interés activas y pasivas, que en realidad podrían generar sobrecostos entre quienes reciben los créditos y perjudican a los ahorristas. Esto mismo ocurriría con otros servicios como los de seguridad, logística y otros donde el óptimo es el mejor servicio al menor costo posible.
Alternativa Naciones Unidas
Desde tiempo atrás el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha desarrollado todo un conjunto de indicadores para medir el bienestar de la población (ver cuadro 2). Les denomina indicadores de desarrollo humano (IDH) y anualmente se presentan los resultados jerarquizados para todas las economías del mundo. El más tradicional es el IDH estándar que resulta del promedio de tres dimensiones básicas del desarrollo humano: vida larga, saludable y decente. El segundo, se refiere a las mismas variables, pero midiendo el impacto de la desigualdad. El tercero y el cuarto miden las desigualdades de género y por último se presenta el índice de pobreza muldimensional, más allá del tradicional de pobreza monetaria que hasta ahora se presenta en el Perú.
Cuadro 2. Indicadores de Desarrollo Humano – PNUD
Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano – PNUD, 2020.
Producto ecológico
Este es un indicador más reciente que se viene calculando en muchas partes del mundo. El producto interno neto ecológico toma en cuenta el desgaste de los activos totales de la economía. Al producto total se le quita la depreciación de los activos productivos tradicionales, el valor de los recursos no renovables agotados y los costos por la degradación del medio ambiente (al valor de restaurarlos). En positivo se le suma el valor de las nuevas reservas incorporadas de recursos naturales susceptibles de ser aprovechadas. Un cálculo para el Perú de los recursos no renovables consumidos realizado por el Banco Mundial (2020) señala que en 2017 fueron equivalentes a 5.5% del PBI. 2017.
Momento de cambios
Desde tiempo atrás se vienen proponiendo cambios precisos con relación al PBI. En plena crisis financiera internacional 2008-2009 se prepararon un conjunto de recomendaciones para determinar los límites del PBI como indicador de los resultados económicos y del progreso social, reexaminar los problemas relativos a su medición, e identificar datos adicionales que podrían ser necesarios para obtener mejores indicadores del progreso social. La Comisión fue encabezada por los profesores Stiglitz, Sen y Fitoussi a propósito de la convocatoria del Presidente de Francia en 2008.
En las conclusiones enfatizaron la necesidad de que el sistema estadístico se centre más en la medición del bienestar de la población que en la medición de la producción económica. Asimismo, que es conveniente que dichas mediciones del bienestar se establezcan en un contexto de sustentabilidad. En el cuadro 3 se presentan sus principales recomendaciones.
Cuadro 3. Propuestas de la Comisión sobre la Medición del Desarrollo Económico y del Progreso Social