Estrategia de reactivación económica luego del COVID-19
En la solicitud de facultades al Congreso de la República se incluye la utilización del 85% del Fondo de Estabilización Fiscal (FEF) hasta por un monto de S/. 16 mil millones. Sin embargo, antes de ponerse a gastar hay que diseñar un plan que permita ser eficaz y eficiente en la administración de dicho recurso. Desafortunadamente nuestra experiencia en materia del planeamiento estratégico es penosa. El CEPLAN sigue congelado por celos institucionales y los planes recientes elaborador por el MEF tienen numerosos problemas. Ahí está el Plan Nacional de Competitividad y Productividad, y el de Infraestructura ajustado para validar la cartera de proyectos previos de asociaciones público-privadas. Otro antecedente negativo fue el plan diseñado a propósito de la Reconstrucción por el Fenómeno del Niño Costero que terminó, es un decir, en más de lo mismo, una reconstrucción sin cambios, sin propuestas innovadoras, como se comentó desde el 2017. Tenemos recursos fiscales que no se deben malgastar, tampoco son ilimitados.
Primeros errores
En el pedido de facultades al Congreso abría varios contrabandos peligrosos. El primero, sería la prórroga por tres años de la recuperación anticipada del IGV para empresas con ventas menores a 300 UIT derivada de una práctica perniciosa que inició con las grandes empresas mineras, misma que debe ser erradicada. En la misma dirección se plantea la modificación de la Ley del Impuesto a la Renta para extender la mala práctica de la depreciación acelerada de algunas cuentas de activo fijo. Estas dos propuestas afectaría el flujo inmediato de ingresos tributarios. Otra propuesta negativa sería la extensión de los gastos por donaciones realizados en el 2020 de un ejercicio a dos ejercicios fiscales. Con esta medida gran parte de la donación no la pagaría la empresa, menos los empresarios sino todos los peruanos.
A nuestro juicio era innecesaria la suspensión temporal por un mes de la aportación y comisión que hacen los asalariados a las AFP, ya que esta beneficiaría al mismo segmento de la población que podría aprovechar el retiro parcial de su CTS. En la misma línea la posibilidad de que se pueda retirar el 25% del fondo acumulado de las AFP que se discute en el Congreso de la Repúblico es un sinsentido; ya que el retiro abrupto de estos fondos perjudicaría a los aportes acumulados restantes, a la AFP y a la economía en su conjunto. El Sistema Privado de Pensiones debe ser sometido a una reingeniería radical ni bien se supere la actual coyuntura.
Recetas tradicionales insuficientes
Todo plan requiere de un buen diagnóstico. Hay que identificar donde están los problemas más graves y cuál es el origen de los mismos: ¿fue la menor demanda externa?, ¿fue la paralización apropósito del aislamiento social obligatorio y el toque de queda?, ¿sería resultado de la reacción natural de los consumidores locales o internacionales? La respuesta de que el gobierno gaste más es correcta en esta etapa donde destaca en positivo la duplicación de los bonos de emergencia y el apoyo social a través de las municipalidades. La política monetaria anticíclica, como se comentaba en un artículo previo, tiene restricciones. Asimismo, a pesar de la mayor potencia de la política fiscal también enfrenta limitaciones. Más adelante se debe transcurrir a programas y acciones más selectivos.
Hay que estudiar como se produjo la disrupción del flujo económico circular, realizar análisis sectoriales por tipo de producto y tamaño de empresa, analizando la situación previa a la emergencia: ¿Disponibilidad de liquidez, niveles y plazos de endeudamiento, inventarios de insumos y productos finales, rentabilidad? Se debe establecer una tipología sectorial-empresarial que considere los factores anteriores. No es lo mismo que una empresa mediana reinicie su producción a niveles normales, misma que no requeriría ayuda alguna respecto de una micro o pequeña empresa rentable que no pudo recuperar, por ser un producto perecible, los ingresos por las ventas durante la fase de cuarentena. Es probable que esta última requiera no sólo de financiamiento sino de apoyo técnico para mejorar sus procesos operativos y administrativos internos. El crédito que se proporcione más adelante a través de los fondos de apoyo debe ser selectivo y acompañados de asesoría técnica. Hay que aprovechar la experiencia olvidada de COFIDE y de las universidades expertas en estos temas que pueden ser útiles a este propósito. Las calificadoras de riesgo pueden brindar información que puede ser relevante para analizar la situación previa de las empresas en los diferentes sectores productivos.
Políticas intermedias y diversificación productiva
No hay que olvidar que la política económica tiene diferentes niveles: meta, macro, meso y microeconómicas. Se está trabajando en los dos primeros ámbitos pero es en la etapa de recuperación e impulso donde se debe incidir en las dos últimas. Al plan con recursos fiscales suficientes hay que agregar instrumentos concretos por el lado de la ciencia-tecnología e innovación; financieros; asesoramiento empresarial (mejora de calidad, mejores prácticas de manufactura, logística y sistemas), y programas de apoyo desde el sector público facilitando la provisión de infraestructura y servicios, entre otras.
Otro tema clave para recordar es que la estructura productiva no se debe concentrar más en pocas manos. En tiempos de recesión desafortunadamente se genera los espacios para más fusiones y adquisiciones empresariales (F&A). La elevada desigualdad es negativa en términos económicos, sociales y políticos. Asimismo, la normatividad actual sobre F&A es insuficiente. Hay que pasar a una moratoria y condicionar estos procesos a parámetros de desempeño en precios, calidad, inversión, relaciones con proveedores y de empleo, entre otros. También hay que evitar que el financiamiento propuesto por el BCRP por S/. 30 mil millones, avalado por el MEF, vaya a caer en pocas manos. Se necesita una amplia transparencia.
Mirar alto y lejos
Decía Einstein que en la crisis debe aflorar lo mejor de cada uno. La recuperación económica exige un plan que convoque a todo el sector público (incluyendo sus organismo autónomos como el BCRP), la academia, las ONG´s y el sector privado bajo el liderazgo del CEPLAN. La gravedad de la coyuntura local e internacional lo exige. La meta no debe ser la de retornar a los niveles de producción pre crisis del COVID-19 sino a niveles superiores pensando en una estructura productiva más diversificada. Este plan de reactivación debe ir de la mano con la necesaria diversificación productiva.