¿Banquero sin vergüenza?
Ha transcurrido poco más de una semana desde que el Presidente del Directorio del banco más grande del país anunciará que regaló US$ 3.65 millones en efectivo a la lideresa, hoy excarcelada, de Fuerza Popular. Hubo mucho ruido los primeros días, pero ahora domina el silencio a pesar de las diversas aristas delictivas. Recién el fin de semana en la CADE 2019 los empresarios comenzaron a rasgarse las vestiduras. Estuvo pésimo que el Presidente avalado por su Gerente General hicieran la aportación desde la empresa; sus justificaciones iniciales fueron absurdas; y a la fecha, la información pública remitida a la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) y a los trabajadores es lamentable. No hay disculpas ni vocación de corrección alguna.
No se puede cerrar el caso ya que hay implicaciones serias por el lado de la SUNAT, Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), SMV, Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Comisión del Mercado de Valores de EE.UU. (SEC). Lo anterior, sin mencionar el daño reputacional al grupo, a las acciones que correspondería en la ONPE por aportaciones no registradas ni bancarizadas a través de empresas al proceso electoral de 2011 y valorar si la receptora de los recursos cometió delito ya que era Congresista entre 2006-2011 y por tanto funcionaria pública sujeta a restricciones. ¿Qué dicen también los auditores externos de la empresa?
Tanto en la declaración inicial como en la carta a los trabajadores del banco se insiste en señalar que fue una decisión responsable ante una amenaza de la instauración del chavismo en el Perú. Mienten, ya que ni en el documento de la Gran Transformación de 2010 ni en la Hoja de Ruta de 2011 había señales de ese peligro para la empresa privada. La mayoría de los comentaristas reconocen este hecho. Es por todos conocido que para esa campaña electoral no hubo recursos aportados desde Venezuela, sí desde el Brasil. La otra opción reflejaría una respuesta desinformada y cegada por la ideología ya que nunca leyeron, ni encargaron a terceros que se revisaran los citados documentos. ¿Qué peligro para la administración de nuestros recursos si actúan visceralmente?
El banco está dominado por una familia, pero hay muchos accionistas (personas naturales y jurídicas) nacionales e internacionales. Se vulneró el Buen Gobierno Corporativo al ignorar al Directorio y a la Junta General de Accionistas. Se pisoteo a los accionistas minoritarios al mantenerlos desinformados (sin opinión) y aprovechando sus recursos razón por la cual la SMV debe intervenir. Obviamente el tema fue un hecho de importancia no reportado al mercado, aunque lamentablemente no deberíamos esperar mucho de esa institución local. En cambio, hay que tener más confianza en la SEC ya que fue una pésima práctica que amerita una multa y hasta podrían retirar las acciones de la empresa de la Bolsa de Nueva York. Por el momento, el mercado debería seguir castigándolos reduciendo el valor de sus acciones.
La UIF también debe investigar si el grupo interno de inteligencia financiera del propio banco reportó la operación. ¿Cuándo ese dinero salió del país hacia Gran Caimán fue reportado?, ¿Qué ocurrió a su regreso o fue una simple operación interbancaria que no fue registrada ni explicada? Aquí hay que recordar que todo ciudadano común debe explicar el origen y razón de sus operaciones con el exterior de más de US$ 10,000. ¿Ese banco tiene una corona especial?, ¿todos los bancos pueden saltarse esos controles?
Habría que revisar el marco normativo de la SBS ya que es inadmisible sostener que nada ocurrió debido a que la aportación fue pequeña respecto del total de gastos de la empresa (0.2%); asimismo queda claro que el regalo no fue un gasto deducible de la renta imponible. Ojalá los estados financieros sigan abiertos a evaluación para que la SUNAT pueda actuar con la multa respectiva. Hacia adelante hay que recordar que ahora las aportaciones empresariales a campañas políticas están prohibidas y que esto solo es posible para las personas naturales hasta un cierto límite. Con todas las sanciones hay que evitar el mayor daño de que pocas personas puedan seguir pensando que su dinero vale más que la voluntad de todos los peruanos. De partida lo mínimo que debería hacer ese banquero es renunciar a su posición en el banco para cederla a otro accionista o a un director independiente.