Errores técnicos del FMI
Los desafortunados acontecimientos en el Ecuador, por el momento apaciguado, nos recuerdan cercanamente a la Argentina. Ambos países acaban de suscribir acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Tienen en común fuertes movilizaciones sociales y en el segundo una cercana elección presidencial que probablemente implicará la derrota del gobierno que suscribió dos acuerdos con dicho organismo. La decisión de acudir al FMI es del país, nadie lo obliga. Teóricamente estos pueden ser útiles para estabilizar o ajustar una macroeconomía desequilibrada; es la condición previa para normalizar las relaciones con el sistema financiero internacional; y dar señales al sector privado de que se va por buen camino. Sin embargo, la evidencia histórica demuestra de que no hay garantía alguna de que estos programas sean útiles para consolidar el crecimiento y menos el desarrollo económico. Hay importantes críticas técnicas más allá de las conocidas protestas que genera su implantación.
De partida no se debe olvidar que el FMI no procura directamente el crecimiento, ni menos el desarrollo económico. Un recordatorio de sus objetivos oficiales puede ser ilustrativo. Se trata de promover la cooperación monetaria internacional; facilitar la expansión y crecimiento equilibrado del comercio internacional; promover la estabilidad en los intercambios de divisas; facilitar el establecimiento de un sistema multilateral de pagos; acortar y disminuir el grado de desequilibrio en las balanzas de pagos; y otorgar préstamos ocasionales a sus miembros.
El FMI se adscribe a la lógica neoliberal de que los mercados funcionan adecuadamente con la menor intervención estatal posible. El actor principal es el sector privado; a la par de que el libre comercio de bienes, servicios y de capitales sin restricciones son el medio para promover el desarrollo de las ventajas comparativas y coadyuvar al crecimiento económico. Las bases de teoría económica son diversas, pero predomina el enfoque monetario de la balanza de pagos, donde la pérdida de reservas internacionales se origina por la expansión del crédito interno. Ese organismo señala que todos sus programas de apoyo están sujetos a condicionalidad; aunque anota que esta ha cambiado a lo largo del tiempo. ¿Acaso los intercambios comerciales y de capitales libres conducen siempre al mayor crecimiento económico posible?, ¿la economía regional mejor insertada al mundo (México) muestra indicadores ejemplares de crecimiento y desarrollo económico?
En general los programas de ajuste (frente a los desequilibrios en la balanza de pagos) y de estabilización (contra la inflación) constan de tres conjuntos de componentes. Los relativos a la reducción de la demanda a través de los cuales se eliminan los excesos de gasto corriente (incluidos los subsidios) y de capital del gobierno; asimismo, se establecen límites a la expansión de crédito interno del Banco Central y de todo el sistema bancario. El segundo componente procura un incremento de la oferta agregada directa e indirectamente. Teóricamente se promueve un incremento de las tasas de interés para aumentar el ahorro y poder financiar mayores niveles de inversión. Por otra parte, los mecanismos indirectos incorporan la liberalización de todos los mercados, reducción de aranceles, eliminación de prácticas restrictivas, privatización-concesiones, entre otras. El tercer componente busca mejorar la competitividad a través de la liberalización de la paridad cambiaria.
Las críticas al enfoque del FMI son numerosas. Un desequilibrio en la balanza de pagos puede ser resultado de una severa caída de los precios internacionales de las exportaciones, que afecta la demanda, producción y empleo. Si se procede a un ajuste adicional este se daría más rápidamente a través de la caída de las importaciones por la menor demanda y producción interna. Nadie discutiría que detrás de un problema inflacionario persistente generalmente hay un exceso de demanda; se debe actuar. Sin embargo, también puede haber un manejo inadecuado de los precios y tarifas del sector público, estructuras de mercado de competencia imperfecta con márgenes de ganancia crecientes y de expectativas continuas de depreciación cambiaria como lo ocurrido en la Argentina. Tampoco hay que olvidar que menos gasto, genera una reducción de la demanda y producción que disminuye la recaudación de impuestos y mantiene un desequilibrio fiscal endógeno que exigirá futuras contracciones del gasto. Reducir los impuestos directos para aumentar los indirectos impacta sobre los precios y negativamente en la demanda y producción; al igual que subir en exceso los precios de los combustibles cuando se tienen ventajas comparativas para producirlos. Es obvio que toda reducción del gasto corriente y de capital también provoca impactos negativos en el corto y mediano plazo.
En la visión del FMI los factores de la oferta siempre determinan a la demanda. Se trata de creyentes fervorosos de la Ley de Say. Se olvidan que las remuneraciones no solo son un costo de la producción, sino el principal componente de ingresos, del consumo privado, la demanda y el PBI. Creen ilusa o intencionadamente que reducir el costo laboral conllevará a mayores niveles de empleo y producción, ignorando que un menor costo salarial a la par de una demanda en proceso de contracción no motiva más inversión y contratación de trabajadores. La vieja discusión entre keynesianos y neoclásicos durante la fase inicial de la crisis de los años treinta del siglo pasado. De igual forma mayores tasas de interés no conducen necesariamente a niveles de ahorro superiores en una sociedad de bajos ingresos; ni estos a mayores inversiones productivas sino todo lo contrario, más inversión financiera y especulativa. Las finanzas adquieren vida propia independiente del aparato productivo (financiarización). Lo que si incentiva es una elevación de los márgenes de intermediación financiera y por ende de las ganancias de los bancos.
En la realidad no hay flexibilidad plena en los precios y salarios, ni el flujo económico circular funciona a la perfección, ya que pueden surgir disrupciones de naturaleza diversa. La inestabilidad de la demanda de dinero por motivo precaución o los excesos de ahorro respecto a la inversión puede generar daños serios a la economía en todo momento. El ajuste es la regla básica del FMI, pero generalmente se exceden. Asimismo, el escenario promisorio en el largo plazo no está garantizado. Las políticas de corto plazo pueden ahogar a las de largo plazo. La supuesta liberalización y privatización no elimina las estructuras de mercado de competencia imperfecta ni promueve necesariamente la competencia. Ni en el ámbito externo las cosas están garantizadas, ya que el ajuste monetario radical puede conducir a la acumulación de reservas internacionales excesivas que es la ruta directa para apreciar la moneda nacional, que se alimenta con entradas de capital de corto plazo y una economía desprotegida, desincentivando exportaciones, alentando importaciones y afectando negativamente a la producción y empleo nacional. El sueño de un futuro mejor con el FMI puede terminar en una gran pesadilla. Cualquier semejanza con la realidad no es pura coincidencia.