¿Estrategia económica correcta?
El último reporte sobre la producción nacional del INEI ha asustado a todos. No sólo el crecimiento en abril fue 0.02%, sino que el acumulado enero-abril de 2019 respecto del mismo periodo de 2018 fue 1.7%; cifra bastante alejada de las proyecciones oficiales del 4% para el cierre de 2019. Muchos señalan que hay factores estacionales que explican este resultado, que habría una recuperación significativa del crecimiento el próximo mes y especialmente en el segundo semestre del año. Para mejorar nuestras expectativas se acaba de difundir que los Juegos Panamericanos generarían un crecimiento del PBI de 0.7%. La situación se ve difícil no solo para este año. Los analistas estándar creen que el problema se soluciona con más inversión minera y menos ruido político; están equivocados.
Hay elementos particulares que explican el estancamiento productivo como la gran contracción acumulada en el sector pesca. Sin embargo, no se debe olvidar la caída de la manufactura del 4.4% y los bajos crecimientos acumulados a abril en transporte y almacenamiento 2.1% y de comercio 2.6%. El sector minero metálico muestra una caída de 2.1% como resultado de la menor demanda internacional de nuestras materias primas. Sólo se observa un buen desempeño en el sector agropecuario, construcción, finanzas, telecomunicaciones y servicios. Por el lado de la demanda agregada durante el primer trimestre cayó el consumo público en 2.5% y la inversión pública en 10.9%. La inversión privada creció 2.9%, las exportaciones 1.6% y el consumo privado en 3.4% a pesar de la mayor tasa de desempleo y la caída del poder de compra de los sueldos y salarios. ¿Cuándo se verá su impacto negativo sobre el consumo privado?
Es indiscutible que más inversión minera eleva la inversión privada en el corto plazo de manera directa e inducida en otros sectores. Sin embargo, su impacto sobre la producción sólo se observaría en el mediano plazo. Tampoco se debe olvidar que es una actividad intensiva en capital que genera poco empleo, a excepción de su fase pre operativa. Hemos demostrado anteriormente que, si bien genera divisas, una mayor producción, especialmente de cobre, afectaría negativamente los precios internacionales a la par que su contribución fiscal ahora es reducida por las múltiples fugas del sistema tributario. Por ejemplo, a China le interesa demandar más cobre del Perú, pero más barato. ¿Eso le conviene al país? Todo lo anterior sin evaluar si esas inversiones en grandes establecimientos extractivos son o no aceptadas por las comunidades locales y regionales. Aquí procede un análisis caso por caso por las particularidades en juego.
La reactivación del crecimiento económico requiere considerar dos características básicas. En primer lugar, la existencia de una elevada capacidad instalada ociosa en la mayoría de los sectores productivos; y, en segundo lugar, la menor demanda y mayor inestabilidad internacional. Hay también problemas estructurales. En esa dirección se debe actuar más hacia adentro a través de tres canales: política fiscal y monetaria anticíclica y elevar la remuneración mínima vital. Para que estas sean viables se requiere de una reforma de la estructura del Poder Ejecutivo y de un nuevo consenso económico, social y ambiental en el marco de una economía más competitiva y menos concentrada. No solo se requiere que el Congreso e Indecopi se pongan a trabajar, sino que los empresarios sean conscientes que manteniendo o reduciendo sus precios (no diferenciándolos) se amplían los mercados internos y no se reducen como ahora.