Enemigos del crecimiento
Los defensores del actual modelo económico neoliberal identifican como enemigos de la competitividad y el crecimiento económico a un conjunto de actores económicos y sociales. La lista comprendería a todos los gremios sindicales y sus trabajadores, a los ambientalistas, a las comunidades campesinas y nativas vulneradas y a todos quienes según ellos tienen alguna objeción al modelo económico. Se incluyen también a los movimientos políticos progresistas y populares. Sin embargo, en realidad, las posibilidades de crecer y desarrollarnos son puestas en cuestión día a día con parte de las enseñanzas y prácticas de tres conjuntos de profesionales: economistas neoclásicos, los financistas y los mercadólogos.
Los economistas neoclásicos y todas sus variantes modernas son enemigos que el Estado intervenga, aún para mitigar fluctuaciones serias en el nivel de producción. Rechazan a los economistas keynesianos y toda la práctica de la política fiscal y monetaria anticíclica instaurada desde los años treinta del siglo XX. Siguen pensando que las remuneraciones a los diferentes agentes económicos se determinan solo por factores técnicos (productividad marginal). Se olvidan que las remuneraciones dependen también de otros factores sociales e institucionales. Piensan que los salarios mínimos, la negociación colectiva y los seguros al desempleo reducen la flexibilidad del mercado laboral, generando desempleo y caída de la producción. Solo las ganancias importan para la inversión y la elevada desigualdad tampoco interesa.
El modelo que nos imponen estos economistas ha sido retroalimentado por los financistas: Estos nos enseñan que el único objetivo son las ganancias, sin importar si son de origen productivo o especulativo. Del largo plazo pasamos solo al corto plazo. Las ganancias extranormales son el centro de todo a través de la generación del valor agregado (EVA), olvidando que estos beneficios solo se mantienen en el tiempo cuando predominan condiciones poco competitivas en los mercados. Los monopolios y oligopolios ahora tienen virtudes. Las finanzas se retroalimentan ellas mismas, sin interesar que apoyen a la actividad productiva.
El círculo vicioso contra el crecimiento económico se cierra con las nuevas enseñanzas del marketing. De los mercados amplios hemos pasado a los segmentados, donde domina la diferenciación de precios. Hay que extraer todo el excedente al consumidor (exprimirlos). Ya no interesan más los bienes de consumo masivos para todos. Las economías a escala son poco relevantes. Del capitalismo para todos ahora estamos en la fase neoliberal donde la desigualdad es un valor, no una perversión. Los verdaderos enemigos del crecimiento son aquellos que dicen defenderlo. Desde la academia hay que cuidar los contenidos.