Robots y crisis económica
El impacto de las nuevas tecnologías, en particular la robotización sobre el empleo, ingresos, demanda, PBI actual y futuro está cada vez más presente en la discusión económica no neoliberal. No es un tema nuevo. Este resurgió con Dosi, Freeman y Pérez (1988) quienes plantearon la existencia de ciclos económicos de largo plazo o paradigmas tecnoeconómicos retomando los trabajos de Kondratief y Schumpeter. El motor principal son las grandes transformaciones tecnológicas. Más recientemente autores como Gordon, Acemoglu-Restrepo y otros están abordando la materia. Hay visiones optimistas pero predominan las pesimistas.
Todas las grandes mejoras tecnológicas no solo contribuyen a crear nuevos productos y procesos productivos que abren oportunidades de empleo e ingresos. Sin embargo, también desplazan a las viejas tecnologías reduciendo requerimientos de materias primas, insumos y mano de obra. El quid del asunto es determinar cuál podría ser el balance tanto para las economías desarrolladas como en vías de desarrollo. Hay que evaluar qué ocurriría simultáneamente con los ingresos, demanda y la producción. Al respecto, Gordon planteó que las nuevas tecnologías de la información y comunicaciones no han contribuido a un incremento significativo de la productividad. Estas no tuvieron la capacidad de generar demanda de materias primas, empleo e ingresos como lo ocurrido en el ciclo basado en los ferrocarriles a mediados del siglo XIX.
El más optimista de los estudios (Arntz, Gregory y Zierahn, 2016) plantea que el 9% de los puestos de trabajo actuales serían automatizables en 21 economías de la OCDE. Corea del Sur podría sustituir 6%, EE.UU. 9% y Austria 12%. Dos estudios más pesimistas de Frey y Osborne de la Universidad de Oxford (2016 y 2017) concluyen que alrededor del 57% de los trabajadores de la OCDE podrían ser sustituidos por robots entre 2030-2035. En el caso de EE.UU serían 47% y que este fenómeno también afectaría dramáticamente a las economías emergentes y subdesarrolladas. En las principales ciudades estadounidenses variarían entre 38.4% en Boston (más creativa) y Fresno 53.8%.
Estas nuevas tecnologías ya están impactando negativamente en el empleo y salarios actuales. Acemoglu y Restrepo (2017) analizan lo ocurrido en EE.UU. entre 1990-2007 concluyendo que 1 robot por mil trabajadores adicional reduce la relación empleo/población entre 0.18% y 0.34% y los salarios entre 0.25% y 0.5%. Gordon (2018) plantea la paradoja que mientras se registran más patentes se observa una mayor desaceleración en el crecimiento del PBI norteamericano. Las nuevas tecnologías tienen aportaciones marginales decrecientes a la productividad y reducen la contratación de mano de obra a la par que se eleva la desigualdad. ¿Marx renacido?