Menores aportaciones mineras
Esta semana participé en un Foro sobre Desarrollo Sostenible. Me correspondió compartir mesa con los máximos ejecutivos de dos gremios empresariales. Me llamó la atención los comentarios del representante de la Sociedad de Minería, Petróleo y Energía. Repitió el discurso de siempre: El Perú es un país minero; las contribuciones del sector han sido significativas al crecimiento económico, a la generación de divisas y a los ingresos públicos. También aportaron a la reducción de la pobreza en las zonas donde trabajan; se trata de empresas socialmente responsables que contribuyen a la transformación ecológica, generan mucho empleo directo e indirecto. Sólo le faltó afirmar que la minería nos permitirá superar el subdesarrollo. No hubo reflexión alguna.
Es indiscutible que la minería es un sector importante para el país. Aportó el 61% de las exportaciones totales en 2017. Desafortunadamente, no lo es en generación de ingresos para el sector público y de empleo. De acuerdo a la SUNAT en 2017 este sector contribuyó con sólo el 8.6% de los tributos recaudados por actividad económica frente a 17.5% en 2011. Sin embargo, la cosa no queda ahí ya que la aportación neta luego de las devoluciones de impuestos fue negativa en 2016 y positiva por sólo S/. 846 millones equivalente al 1% de los tributos recaudados por actividad económica en 2017. Se recaudaron S/. 6,990 millones y se devolvieron impuestos, especialmente IGV, por S/. 6,144 millones.
De acuerdo al INEI los niveles de contratación de trabajadores de la minería e hidrocarburos se han reducido en el tiempo a pesar de los mayores niveles de producción. En 2016 fueron 180,624 personas mientras que en el pico de 2011 ascendió a 193,986 personas. Estos sectores sólo emplean al 2.1% del total de asalariados del país, mientras que generan el 9% del PBI. Aún en el caso de los trabajadores no asalariados de estos sectores eran 26,181 en 2016 respecto a 55,111 de 2011. Por otra parte, como hemos demostrado en un artículo previo es absolutamente falso que la minería genere empleos indirectos e inducidos con un multiplicador de alrededor de 6.5 veces los empleos directos. Los estándares internacionales son entre 1.5 y 2.5, sin considerar que se trata de actividades intensivas en capital (entre US$ 2 y 2.5 millones para generar un empleo directo en la gran minería) en la fase operativa de los yacimientos. Las empresas mineras deben abandonar la mala práctica de contratar trabajadores para actividades operativas de manera indirecta a través de “services”.
Sería una insensatez desaprovechar los recursos naturales que tenemos. Sin embargo, es imprescindible maximizar los beneficios respecto de los costos que se producen con esta actividad a nivel regional, ya que es posible que el balance sea positivo a nivel nacional y a veces local. Hay que promover mayores beneficios, encadenamientos productivos y transferencias geográficas. Asimismo, es clave revisar la estrategia de inversión porque niveles excesivos de producción impactan negativamente en los precios internacionales reduciendo aún más las aportaciones en impuestos y valor agregado nacional. Finalmente, las empresas deben generar mayor valor compartido y sean en serio socialmente responsables.