Nueva crisis neoliberal
A mediados de la semana pasada fuimos sacudidos por el anuncio del presidente Macri de que la Argentina solicitaría ayuda financiera al FMI. Aquí los poderes mediáticos informan poco sobre el tema y los poderes económicos permanecen silenciosos. La noticia no es trivial. El país que revirtió las políticas “populistas” de los 12 años de los Kirchner está en crisis. Es un triste recordatorio que los modelos neoliberales también colapsan.
No es la primera vez que un modelo neoliberal fracasa y en Argentina es la segunda vez en lo que va del siglo XXI. En diciembre de 2001 la ilusa pretensión de Menem, De la Rúa y su ministro Cavallo de mantener la paridad del peso argentino al dólar americano con inflación y el “corralito” precipitó una crisis generalizada con movilizaciones ciudadanas que acabaron con la renuncia presidencial e inestabilidad hasta 2003. Otra crisis económica neoliberal previa fue la de México en 1994 que se detonó por una paridad cambiaria insostenible, a la par que había inflación y masivos vencimientos de compromisos de deuda de corto plazo que rápidamente se cambiaron a dólares precipitando una severa crisis cambiaria, luego productiva y bancaria. Previamente, a inicios de los ochentas los experimentos neoliberales argentino y chileno explotaron al utilizar el tipo de cambio como ancla inflacionaria al mismo tiempo que liberalizaron los flujos de capitales internacionales.
Ahora esta nueva crisis argentina se inicia por la depreciación acelerada del peso como resultado de la gran demanda y salida de divisas del país. A su vez están por vencer títulos del gobierno por 671,875 millones de pesos que podría convertirse a dólares que reducirían las reservas internacionales apenas superiores, antes de la crisis, a US$ 60,000 millones. La desconfianza y la incertidumbre se retroalimentan debido a que la inflación sigue alta por los ajustes generalizados de precios públicos y privados producto del ajuste cambiario.
Hay errores de manejo de la política económica evidentes al juntar vencimientos de deuda pública de corto plazo, al ajustar de manera continua los precios y tarifas de los bienes y servicios públicos, los excesos del Banco Central con una tasa de referencia de política monetaria del 40% anual que arroja más leña al fuego y en confiar en que esto se corrige solo a través del mercado. Sin embargo, hay dos temas más graves en juego. La historia económica argentina va de un extremo al otro por la presión de agroexportadores, productores para el mercado interno y trabajadores organizados que no acuerdan entre sí. El otro es que las autoridades políticas no predican con el ejemplo, ya que con sus depósitos privados en el exterior agregan más desconfianza a la sociedad. Con el FMI la situación se complejiza.