Argumentación económica neoclásica
Todos los sábados no dejan de sorprendernos los comentarios económicos de un abogado experto en desregulación publicados en el decano de la prensa nacional. Hace un par de semanas se refirió a los ajustes recientes en los impuestos selectivos al consumo (ISC) y el sábado pasado escribió sobre el proteccionismo. La conclusión es que desconoce de historia económica, macroeconomía y circunscribe sus análisis a una perspectiva estrictamente microeconómica e individual, suponiendo que este es racional, tiene información perfecta y que la economía opera en competencia perfecta. Erróneamente extrapola lo micro a la esfera macro. Muchos supuestos neoclásicos que no hace transparentes.
Al analizar los ajustes en los ISC afirmó categóricamente que el Estado tiene el vicio de gastar mucho y mal colocando ejemplos obvios. Afirmó que cuando hay un contrato entre dos partes no puede utilizarse el argumento de una externalidad negativa ya que el comprador acepta el bien tal como es. Nadie podría quejarse que le genere problemas en la salud y costos adicionales al gobierno. Está equivocado, ya que olvida que somos ignorantes en materia nutricional, no necesariamente racionales y que hay asimetrías de información respecto a los fabricantes. Por otra parte, de ninguna forma todo gasto público es inútil como el plantea; ¿acaso un buen gasto corriente y de inversión no pueden mejorar la eficiencia y competitividad del sector privado? Un eficiente control aduanero en una frontera o una buena carretera, por ejemplo.
El artículo del sábado pasado fue para R. Ripley. En 10 párrafos quiso destruir los aportes de Raúl Prebisch de la Cepal; acusó de fallidas todas las estrategias de sustitución de importaciones; calificó de falsa la existencia de intercambios comerciales desiguales (Teoría de la Dependencia); se lanzó contra la diversificación productiva y recomendó como única salida el libre comercio de acuerdo a las ventajas comparativas (más exportación de materias primas).
La ignorancia es atrevida. De un plumazo soslayó las estrategias de sustitución de importaciones históricas y la creación de ventajas competitivas que explican el estado actual de economías ahora desarrolladas como Alemania, Japón y las experiencias impulsadas desde el Estado como las de Corea del Sur, Taiwan, entre muchas otras. Olvidó que Prebisch propuso una industrialización desde adentro que complementaba mercados internos y externos, y no sólo hacia adentro como equivocadamente se afirma. Asimismo, que las exportaciones de autos, aviones, salmón de las economías de América Latina se originan en esa industrialización promovida desde el Estado en los años 50´s a 70´s. No estaría mal que leyera el artículo de J. Stiglitz “Hagan lo que nosotros hicimos, no lo que decimos” de octubre de 2003 para romper mitos. Por último, ignoró que las exportaciones de materias primas tienen una elasticidad ingreso menor a uno (crecen menos que el PBI mundial) y que el comercio exterior por siglos se impuso a la fuerza y en condiciones desiguales.