Trump: ¿neoliberalismo reloaded?
Los que afirmaban que el Trump de campaña iba a ser diferente al presidente electo deberían colocar sus barbas en remojo. Los nombres que se vocean y con quienes ha tenido contacto para integrar sus equipos de gobierno corresponden a los más ortodoxos del Partido Republicano y otros grupos cercanos. Sólo se ha desmarcado de los neonazis y otros grupos racistas. En las tres primeras semanas desde la elección ha ratificado que luego de asumir el poder se expulsará rápidamente a tres millones de inmigrantes y al día siguiente de la terminación de la conferencia de la APEC ha comentado que el Acuerdo TransPacífico (TPP) no será suscrito por su país. Hasta ahora solo el anuncio de que se desarrollaría un gran programa de infraestructura parece haber tranquilizado a ciertos segmentos empresariales y otros sectores; asimismo ha declarado que tendrá la mente más abierta en torno a la problemática del Cambio Climático. Sin embargo, el conjunto de propuestas sigue siendo inconsistente.
Origen
Existe consenso de que la victoria de Trump y los resultados a favor del Brexit fueron resultado de la disconformidad de amplios sectores de la población que se han visto marginados al perder empleos e ingresos por el cambio tecnológico y la relocalización productiva. Los culpables ahora, en un símil a la Alemania Nazi de los años treinta, son los inmigrantes y las economías extranjeras. No es casual que estos resultados se hayan producido en EE.UU. y Gran Bretaña que fueron la cuna del neoliberalismo a inicios de los ochenta. Se votó en rechazo al establishment, la marginalidad económica y social y la elevada desigualdad; fue visceral y con explicaciones psicoanalíticas vinculadas a la presencia de un candidato-padre autoritario. Sin embargo, esto al igual que las respuestas fascistas de la primera postguerra mundial no significaría el fin del modelo capitalista anterior, sino que podría implicar una versión diferente de capitalismo de Estado, violento y más ventajoso a favor de ellos mismos.
Plataforma Republicana
La plataforma Republicana es marcadamente neoliberal. Se procura menos impuestos, menos intervención estatal, mayor autorregulación, menores niveles de deuda pública, mayor peso a las decisiones individuales, menos seguridad social pública; menos Estado en general. Trump se adhiere a estos principios aunque tiene como elemento contrario a estos una globalización acotada a la preeminencia de los intereses estadounidenses. Aquí están los componentes de expulsión de inmigrantes, la elevación de aranceles a los productos chinos del 45% y de 35% a los mexicanos. Aún en el componente del programa relativo al desarrollo masivo de infraestructura hay elementos discutibles. Krugman acaba de señalar que la propuesta de ampliar la infraestructura desde el sector privado tiene serios problemas. No se trataría de mayor inversión pública o con recursos públicos, sino recurrir al sector privado a través de otorgarles créditos fiscales de hasta el 82% de la aportación realizada; lo cual significaría menos ingresos tributarios y no hay garantía alguna que esta inversión se lleve a cabo en las actividades donde esta se necesita.
Impactos
Antes del Brexit y los resultados electorales en EE.UU. el escenario más probable para la economía mundial, reconocido por el FMI, L. Summers y otros, era el de estancamiento secular: menor crecimiento económico en el largo plazo. Con los eventos recientes se agrega mayor inestabilidad en todos los mercados financieros, de capitales, de valores, monetarios y de los commodities; asimismo probablemente se tendría menores ritmos de crecimiento. No se puede descartar el estallido de burbujas en cualquiera de los mercados anteriores. Tampoco hay asidero alguno para escenarios más optimistas que los actuales. Es poco probable que el programa de infraestructura sea del impacto anunciado y cualquier mayor gasto en armamento y defensa ya no tiene los encadenamientos productivos de los años cuarenta, cincuenta o sesenta del siglo pasado. A la tendencia constante de los precios de las materias primas que producimos, hasta 2021 y 2025, sólo se ha agregado más inestabilidad.
Teóricamente, en la lógica del modelo macroeconómico estándar: neoclásico-monetarista, la expulsión de inmigrantes podría conducir a que se eleve el salario real promedio, pero con el efecto de reducir la contratación de mano de obra (nivel de empleo), la producción y la demanda. Aún con la reducción de impuestos, que no sería consistente con los objetivos simultáneos del Partido Republicano de disminuir el déficit público y los niveles de deuda pública, se podría generar algunos incentivos para producir más pero que no tendrían el acompañamiento de una mayor demanda agregada. Por otra parte, la imposición de aranceles y barreras no arancelarias a los bienes del exterior podría generar mayor empleo local en el corto plazo pero con costos y precios más elevados que impactarían negativamente en la competitividad internacional de los productos norteamericanos. En estas circunstancias, la reactivación económica sólo podría producirse a través de un incremento de la inversión privada y pública. Sin embargo, ¿qué elementos podrían promover que la primera se eleve y la segunda acompañe a la primera? Ojalá me equivoque, pero las aventuras militares en el exterior pueden ser una razón para cohesionar internamente pero afectar aún más la inestable seguridad internacional.
Reflexión final
Todavía es demasiado temprano para vislumbrar sobre cuáles de los componentes del programa predominarán en el gobierno a partir del 20 de enero de 2017; lo que es claro es que el conjunto actual es inconsistente. El resultado final dependerá de los intercambios y negociaciones del presidente con el Partido Republicano, la burocracia permanente del Estado, La Reserva Federal, las diversas facciones de los poderes económicos productivos y financieros, y en su momento con la Corte Suprema de Justicia. También estarán en el juego los acuerdos con sus aliados estratégicos externos. Las cartas siguen sobre la mesa.
28-11-2016.