El triángulo de Kanizsa y la economía
¿Ves el triángulo negro? Sí, dirás. Claro, ¿cómo no lo voy a ver? La cuestión es que en la figura anterior no hay dibujado triángulo negro alguno.
Lo que hay en la “realidad” es un triángulo blanco y tres círculos blancos entrecortados.
El triángulo es una ilusión óptica descrita en 1955 por el psicólogo italiano del mismo apellido. Es una de muchas ilusiones ópticas útiles para demostrar que la “realidad” es diferente a lo que parece ser (Wikipedia). Al momento en que observamos algo (un aparente hecho objetivo) los mecanismos de operación de nuestro cerebro, nuestra experiencia y conocimientos previos le asignan una interpretación, un significado particular.
Ahora bien, si esto ocurre con una figura, ¿qué sucederá con los fenómenos económicos que son eventos sociales, donde intervienen personas y grupos con voluntades y comportamientos particulares?
¿Es posible ser “objetivo”?
¿Es posible la división entre la economía positiva (lo que es) respecto de la economía normativa (lo que debe ser)?
¿Estamos seguros de qué es posible separar el objeto de análisis del sujeto que analiza?
¿No estaremos introduciendo nuestros elementos interiores al momento de evaluar un fenómeno “externo”?
¿Al momento de analizar la “realidad económica” no estaremos incorporando implícitamente (o explícitamente) nuestro propio paradigma de política económica: lente a través del cual analizamos la realidad?
¿Existen los técnicos puros libres de “prejuicios”?
¿Es posible la separación entre la técnica (técnicos) y la política (políticos)?
“Afirmar que se es exclusivamente técnico es ignorar la complejidad del mundo y cómo conocerlo, soslayar a quien se sirve o callar sobre los verdaderos intereses a los cuales se responde. En este libro hay una forma de ver esa realidad desde una perspectiva determinada. Aquí, ni la metodología ni la ideología se ocultan, son plenamente transparentes. Un paradigma de política económica es una forma de ver la realidad. De seleccionar, como dice Feinstein (1984), de entre el número indeterminado de variables explicativas posibles a las que se juzgan relevantes, mismas que ordenamos y jerarquizamos. Obviamente, tampoco la variable dependiente es aleatoria: nosotros definimos nuestro objeto de atención”.
En: Tecnopolítica Económica (p.22), Universidad del Pacífico, 2015.
18/1/2016.