El futuro de las universidades peruanas: ¿desaparición o transformación?
En un contexto donde la educación dejó de estar confinada a las aulas y traspasó las pantallas, las universidades peruanas enfrentan un desafío existencial: demostrar su valor o desaparecer. Esta no es una afirmación alarmista, sino una advertencia real basada en tendencias que se desarrollan a una velocidad vertiginosa. La inteligencia artificial, la maduración de las EdTech y una mayor competencia global están reconfigurando el panorama educativo. Ante ello, surge la interrogante: ¿están nuestras universidades preparadas para enfrentar estos retos?
Como punto de partida, tenemos que considerar que la percepción del valor educativo ha sufrido una drástica transformación. Los alumnos ya no persiguen únicamente un título; buscan herramientas útiles que les faciliten avanzar en un ambiente de trabajo competitivo, ya sea en la organización en la que laboran o en su propio emprendimiento. De esta forma, hay una posición más crítica de los estudiantes con respecto a la oferta de educación superior. Si antes la universidad era vista como un requisito indispensable para alcanzar el éxito, esto ya no tanto así. Plataformas como Coursera, por citar un ejemplo, que ofrecen certificaciones con firmas prestigiosas a precios accesibles, han capturado la atención de quienes buscan resultados rápidos y tangibles, ya sea para su propio emprendimiento, como a nivel corporativo. Este cambio de preferencias enciende las alarmas y es un llamado a que las universidades y escuelas de negocio innoven, cambien sus modelos de negocio y no se limiten a transmitir conocimiento teórico aislado.
También es imposible pasar por alto el efecto de la Inteligencia Artificial (IA) en la educación. Instrumentos como ChatGPT, Copilot o Perplexity no solo han facilitado la democratización del acceso al saber, sino que también están transformando la manera en la que aprendemos. Aunque algunas instituciones educativas en Perú ven estas tecnologías como un peligro (prohibiéndolas en trabajos) otras han empezado a integrarlas en sus metodologías de enseñanza. Sin embargo, esto no es suficiente.
La IA puede convertirse en un aliado potente si se emplea para personalizar el aprendizaje y optimizar los gastos de administración. Imaginemos un modelo en el que cada alumno reciba tutorías a medida, ajustadas a sus requerimientos y ritmos de aprendizaje. O un sistema en el que la IA mejore procesos como la inscripción y el monitoreo académico. Estos no son sueños de futuro; son realidades que ya están siendo exitosas las universidades extranjeras presentes en mercados globales. De no implementarse, una universidad corre el riesgo de perder competitividad al no tener la capacidad de adaptarse ágilmente en sus procesos ni una adecuada customización, perdiendo matrículas y reduciendo año a año su población estudiantil.
Un tercer aspecto para considerar es la mayor penetración de la oferta de universidades internacionales en Perú, tanto a nivel de programas virtuales como de promociones para incentivar la migración estudiantil. Australia, Canadá, Estados Unidos y España, son solo algunos de los mercados que más captado estudiantes peruanos a nivel de pregrado y posgrado. Frente a ello, aún son pocas las instituciones peruanas cuentan con acreditaciones internacionales como AACSB o AMBA, o con convenios estratégicos que impulsen la movilidad estudiantil y docente de manera flexible. Esto no solo limita su atractivo frente a competidores internacionales, sino que también reduce las oportunidades de sus estudiantes en el mercado global. Esta problemática se debe en gran medida a una ausencia de visión e ineficiente gestión de recursos.
Un cuarto aspecto por reflexionar, y acaso el mayor talón de Aquiles, está vinculado a la investigación. Esto se debe a que no hemos sido capaces de convertir a nuestras universidades en centros de investigación reconocidos. Y aquí las cifras hablan por sí solas: nuestro índice de inversión en investigación y desarrollo que no llega al 0.2% del PBI. Sin realizar investigación, una universidad no solo disminuye su importancia académica, sino también su habilidad para innovar y captar fondos.
Un llamado urgente a la acción y a la transformación
La educación superior en Perú se encuentra en un punto de inflexión histórica. Las instituciones educativas que no consigan evidenciar su verdadero valor ante estudiantes, empleadores y la sociedad, no solo comprometen su viabilidad económica, sino también su importancia como impulsores del progreso en la nación. El peligro no es menor ni hipotético: el avance tecnológico, la competencia mundial y las expectativas en aumento de los consumidores de educación están transformando las normas del juego.
No obstante, este reto también simboliza una oportunidad. Las universidades que adopten las nuevas tecnologías, que promuevan la investigación y que establezcan redes a nivel mundial, no solo podrán subsistir, sino también encabezar el crecimiento en un ambiente cada vez más competitivo. Sin embargo, esto demanda una ruptura con el conformismo y un compromiso firme con la innovación.
Es hora de que las instituciones educativas de Perú reconsideren su propuesta de valor: dejen de ser consideradas simplemente como entidades que conceden títulos y empiecen a establecerse como socios estratégicos en el triunfo profesional y personal de sus alumnos. Para alcanzar este objetivo, es esencial adoptar un enfoque de colaboración, tanto con el sector privado, organizaciones internacionales, entidades del Estado, y otras instituciones educativas.