Auditoria interna: ¿genera valor?
En esta época de búsqueda de eficiencias y reducciones de costos ante las retadoras condiciones económicas que afrontan las empresas en nuestro país, surge, no pocas veces, la pregunta sobre el valor que aporta auditoría interna y su necesidad en épocas de vacas flacas.
En primer lugar, tener una función de auditoría interna que asegure que los controles para mitigar los riesgos más importantes que afronta una empresa para cumplir sus objetivos, es indispensable para poder ocuparse con cierta tranquilidad en el día a día. Una función de auditoría interna bien enfocada es una parte importante en el sistema de control interno y muy útil para cubrir los riesgos asociados a las operaciones y objetivos empresariales. Es la misma función que tiene el sistema de frenos en un vehículo. Su objetivo, aunque no lo parezca, no es frenar, sino poder ir más rápido. Un vehículo sin frenos no puede asumir grandes velocidades. Análogamente, una empresa sin un buen control interno no puede avanzar de manera rápida en el cumplimiento de sus objetivos.
Creo que lo más importante para analizar, no es si debo o no tener una auditoría interna, sino que tan bien hace su trabajo y me ayuda a cubrir los riesgos. Una auditoría, que apoye una buena gestión de riesgos, ayudará muchísimo en enfocarse en el crecimiento y la eficiencia de las operaciones. Aquí es donde es necesario entender las funciones y los papeles que cada persona hace para el cumplimiento de los objetivos empresariales.
Si hablamos de fútbol, no todos deben ser delanteros, necesitamos un buen arquero y defensas para evitar que nos hagan goles. Hay funciones hechas para defender y otras para atacar. Un equipo exitoso es aquel que tiene balanceadas las actividades de defensa y ataque. Podemos buscar mejores defensas o un mejor sistema de defensa, pero lo que no podemos prescindir es de tener actividades defensivas. El riesgo de que nos llenen el arco de goles es muy alto.
Si no nos sentimos cómodos con la actividad de auditoría interna, revisemos si efectivamente está haciendo lo que debería hacer y mejorar lo que sea necesario. Creo también que a partir de cierto momento en que las funciones principales se van delegando de los propietarios a los administradores es necesario ir implementando una función de riesgos y control interno más formal para poder crecer de una manera más ordenada y menos riesgosa.
En nuestras evaluaciones de eficiencia y reducción de costos, pensemos en eliminar la grasa y las actividades que no generan valor y tratemos de no tocar los músculos, ni las funciones que garantizan controlar los riesgos que asumimos en nuestras operaciones. Es una tarea un poco más difícil, pero vale la pena hacerla.