La gobernanza no es una receta
Hoy quiero compartir algunas ideas de como implantar o mejorar la gobernanza o gobierno corporativo, como más se le conoce, en empresas peruanas medianas y chicas y en empresas familiares en crecimiento. Sobre las empresas grandes se ha escrito mucho y gran parte de ellas por estar listadas en mercados públicos en el Perú y en el exterior están obligadas a cumplir con requisitos de esos mercados de valores en temas de gobernanza.
Una de las ventajas de tener una buena gobernanza es saber efectivamente hacia donde se dirige la empresa y como se asegura de no perder el foco en lo importante, reduciendo el riesgo de errores y fraudes en las operaciones. Establecer un sistema de gobernanza reduce la dependencia en las personas que actualmente manejan la empresa y crean mecanismos para que independientemente de las personas a cargo, las decisiones se tomen apropiadamente. Uno de los errores más comunes al establecer las prácticas de gobernanza, es importar modelos o marcos de referencia poco aplicables a la realidad de la empresa. Tomar un código, de los muchos que existen en el mercado, y hacer un análisis de brechas indicando lo que nos falta y empezar a cerrar esas brechas es un garantizado camino al fracaso. Lo importante es entender que es lo que se quiere conseguir y trabajar en la cultura de la empresa para llegar a ese nivel. Aunque es claro que es más fácil decirlo que hacerlo. Imaginemos que queremos comprar un auto o una casa. En el mercado encontraremos una gran variedad de modelos, características y precios; lo importante es comprar la casa o el auto que se adecue a nuestras necesidades y presupuesto. Evidentemente, a medida que nuestras necesidades crezcan, y también nuestra billetera, la casa y el auto irán cambiando. En gobernanza la analogía funciona.
Como no es un recetario para llegar siempre al mismo fin, establecer prácticas de gobernanza es un arte más que una ciencia, y que requiere bastante voluntad política, ya que los cambios serán dolorosos, pero necesarios, como el compromiso para mantener ese camino, aunque en el corto plazo no se sientan tan claros los beneficios. Hablar con empresarios o ejecutivos que ya han pasado por este proceso y tienen tanto historias de éxito como de terror, ayuda a entender que hacer y que evitar cuando se entra una mejora significativa de la gobernanza. Que el camino es difícil y puede ser tortuoso en muchos casos, es cierto, pero el beneficio final de una buena gobernanza lo justifica ampliamente. Empecemos definiendo que queremos alcanzar y cómo podemos hacerlo sin aumentar la burocracia empresarial. Un buen planeamiento y discusión de ideas antes de hacer cualquier cambio ayuda a tener éxito en implantar una buena gobernanza. Manos a la obra.