El vino que te cambia la vida
El vino de la semana,
El vino que te cambia la vida
Cervantes, en El celoso extremeño, decía que ‘El vino que se bebe con medida jamás fue causa de daño alguno’.
Como todos sabemos, el pan y el vino fueron los elementos básicos de la dieta alimenticia del hombre medieval.
El vino nos cambia, y siempre nos cambia para mejor. Esta bebida llena de vitaminas y antioxidantes nos mejora el ánimo, y no me refiero a una botella entera, tan solo una copa, puede activar nuestro sistema inmunológico y ofrecernos una vida plena y sensitiva.
En especial el vino tinto o rojo como le llamen algunos, posee una sustancia que se llama resveratrol químico y ayuda a retardar el proceso inflamatorio del cuerpo, retrasando así temas tan importantes como:
- Envejecimiento.
- Y actúa como protector cardiovascular.
Otro beneficio del vino tinto, es que es rico en flavonoides, un elemento que proporciona un efecto vasodilatador, beneficioso para las arterias, además de taninos y polifenoles, presentes en las semillas y la piel de la uva. Estos elementos funcionarían como antioxidantes contra unas moléculas conocidas como radicales libres.
En el tiempo siempre ha estado presente como medicina para el ser humano y en muchas sociedades a falta de agua potable el vino ha sido el mejor reemplazo, teniendo en cuenta que este posee más de 80 % de agua por botella standard.
Contenido en una botella de vino de 750 ml.
86 % agua
13 % etanol
1 % glicerina
Se suma otros contenidos menores al 1 %, como ácidos, glúcidos, terpenos, minerales, gases, estrés, cetonas, sustancias nitrogenadas, compuestos azufrados y polifenoles.
Y por supuesto a eso súmale el otro contenido, placer, instantes, conversaciones, felicidad, sensaciones, memorias, vida.
El profesor Roger Corder, investigador del William Harvey Institute, y especializado en temas vinculados a los flavonoides y la medicina cardiovascular, ha estudiado la llamada “paradoja francesa”, en relación con el consumo de vino.
Corder se preguntó por qué los franceses tenían una tasa menor de afecciones coronarias a pesar de consumir buenas cantidades de grasas en su dieta. Para responder dicha pregunta, emprendió una investigación en la zona sudoeste de Francia, donde la esperanza de vida es más alta.
El especialista descubrió que la región en cuestión producía vinos muy tánicos, es decir, con altas concentraciones de procyanidin, un conocido antioxidante, y que dichos vinos estaban incorporados a la dieta de gran parte de la población de la región.
Para Corder, el estudio fue lo suficientemente revelador como para afirmar en su libro The Wine Diet, que está convencido de que toda persona con posibilidad de hacerlo, debería incluir un vaso de vino tinto en cada una de sus comidas, por salud, pero también por placer.
Los estudios señalan al Cabernet Sauvignon, al Petit Syrah y al Pinot Noir como los vinos que contienen las mayores concentraciones de propiedades antioxidantes y flavonoides.
El vino favorece la digestión de los alimentos.
El Dr. Concha, prestigioso médico cordobés, nos relata que ‘su presencia en la mesa, cuando nos disponemos a comer, supone un recreo para los sentidos: para la vista, por su color, transparencia y brillantez y para el olfato por sus variados aromas. Con esta preparación y la llegada de los manjares, la boca empieza a hacerse agua, el estómago se dispone a segregar, vaciando sus células y los movimientos peristálticos reclaman recibir los alimentos. Todos los primeros bocados, si van acompañados de un sorbo de vino, su componente ácido, ayuda a que la pepsina trabaje en inmejorables condiciones para desdoblar las proteínas. El estómago está trabajando a gusto y ya presentimos que vamos a tener una buena digestión, pues ni siquiera los hidratos de carbono nos van a producir flatulencias ya que están desdoblados prácticamente’.
Por su contenido en polifenoles, el vino tiene un efecto antirreumático y antialérgico, entre otras cosas, por su capacidad de captar y de neutralizar los radicales libres derivados del oxígeno. Así mismo, existen otras acciones beneficiosas como diurético, evitando la aparición de cálculos renales, o como suplemento de potasio o de complejos vitamínicos.
El profesor Curhan de la Universidad de Harvard informó que el vino tinto reduce un 39% el riesgo de padecer cálculos renales, en un amplio estudio en el que se compararon los efectos del vino tinto con los de otra serie de 21 diferentes tipos de bebidas, y la acción beneficiosa del vino tinto superaba con creces al resto de bebidas.
José Bracamonte Sommelier
Gestion.pe
@elvinodelasemana