Thelonious Monk: Rewind & Play
“¿Y si nos vamos a cenar y nos olvidamos de este programa de TV?”, le dice Thelonious Monk a Henri Renaud cuando este último le insiste al músico para que cuente detalles de su proceso creativo o anécdotas de su vida privada. Monk está en la cima de la popularidad y, además, de ser anunciado en la televisión francesa como un genio del jazz, también se percibe la condescendencia de Renaud que mide al pianista afroamericano desde la óptica de una atracción de feria musical, una curiosidad exótica al servicio de su presentador, una fiera domesticada que le debe obediencia a su domador.
A Monk se le nota incómodo, un poco huraño. Reacio ante las preguntas de manual y cansado de repetir sus respuestas modificadas por el remedo de entrevistador. Por momentos, el diálogo se torna aburrido, mientras que en otros pasajes se pone bastante tenso. A Renaud le importa la información que brinda el músico, pero más le preocupa cómo aparecerá él mismo ante la audiencia gala. Monk tampoco ayuda al dueño de casa cuando refiere que aparece en portadas de revistas prestigiosas de los Estados Unidos, pero que su fama no corresponde a la paga de sus presentaciones. Incluso detalla la ocasión en que contrató con dinero propio a algunos músicos para que lo acompañaran en una presentación. Renaud se irrita e intenta cortar estos relatos. No es conveniente. Un músico, para el francés, es sólo eso. Renaud es tan discriminador como el contexto que cancela las opciones de reivindicación o reconocimiento real para Monk en su propio país. Las inquietudes del anfitrión se ven pulverizadas cuando el músico se pone al piano y brotan melodías complejas, vanguardistas, hermosas. Las piezas silencian la vanidad y el patético aire de superioridad que ostenta Renaud.
Rewind & Play es un documental de características found footage que el director Alain Gomis construyó con material que se pensaba perdido y que fue registrado en diciembre de 1969. El estreno reciente de este trabajo clarifica la falsa postura inclusiva de un sector de la intelectualidad europea. El invierno parisino es testigo de la fría llegada que tiene Monk a la capital francesa y de cómo Renaud asume una posición paternalista exasperante. Gomis, francés de ascendencia senegalesa, se sirve de una experiencia inédita de archivo para narrar las vicisitudes y la manipulación planteadas por un programa cultural. La prepotencia de Renaud refleja un comportamiento que aspira a quedar bien con todo el mundo porque las cosas deben ser como él las piensa y las siente, y no como son.
Rewind & Play también es un ejercicio exploratorio que, a nivel de lenguaje audiovisual, se centra en los detalles que otorgan los primeros planos, sobre todo, cuando la cámara se posa en el rostro sudoroso y pétreo de Monk. Gomis entiende que la tensión está instalada en los silencios y en las respuestas de los interlocutores. Entonces, cerrar la cámara en las miradas de ambos es una azarosa práctica que se asemeja a una bomba de tiempo.
Quizá el momento que mejor explica el orden revelador de la película -y que Gomis elige como el clímax de la misma- se da cuando Renaud impide que Monk se vaya del set tomándolo por los hombros para sentarlo de nuevo al piano. El secuestro de la voluntad con el objetivo de entretener a la masa y no dejar escapar el estatus de celebridad cultural. Sin embargo, la ridícula megalomanía del antagonista está opacada por el talento del genio incomprendido que fue Thelonious Monk. Rewind & Play es denuncia social y gozo musical, pero también una pequeña deuda saldada por Gomis casi 55 años después.