----Close----
Léo (Eden Dambrine) y Rémy (Gustav De Waele) son dos muchachos de 13 años que mantienen una estrecha amistad. Corren por el campo, juegan a la guerra y duermen juntos. Todo transcurre con naturalidad bajo el asentimiento de sus padres. Sin embargo, en ocasiones, el vínculo que los liga se tensa por acciones que bordean la dependencia emocional. Todo cambiará trágicamente cuando uno de ellos decide poner punto final al nexo.
Close es la segunda película de Lukas Dhont, director belga que llamó la atención en 2018 debido a que su ópera prima, Girl, fue multipremiada en el Festival de Cannes y otras citas cinematográficas. La nueva entrega de este joven realizador destaca por un abordaje delicado y fatalista de la homosexualidad en plena edad de ingreso a la adolescencia. En un guión coescrito junto a Ángelo Tijssens, Dhont se cuida de no caer en la fragilidad del amor platónico o el desenfreno genuino de los púberes. Close está distribuida en momentos y espacios donde sus personajes van cambiando conforme la trama lo exige sin que los estereotipos perjudiquen el planteamiento del despertar emocional y el interés sexual que el director ofrece.
El primer espacio, idílico y hasta cierto punto cándido, se despliega en el ámbito rural -las familias de los chicos son floricultoras- donde Léo y Rémy no ven nada malo en el tipo de relación que sostienen. Solo es amistad definida por una complicidad sublime. El morbo no aparece. Léo delinea su cercanía a Rémy desde la lealtad. En cambio Rémy -más sensible y soñador- amplía las posibilidades de una conducta críptica frente a su amigo. Ambos van intimando sin ser conscientes de la ambigüedad que se presenta ante los ojos ajenos.
El segundo espacio, competitivo y en cierta medida dominante, se despliega en la escuela cuando los muchachos ingresan a la secundaria. Deben afrontar la aceptación social a través de múltiples suspicacias del entorno próximo que los “acusan” de ser una pareja homosexual. Es aquí donde Léo rompe el eje que lo une a Rémy. Dhont contrasta los escenarios e instala el conflicto en un entorno hostil que divide y marca las características de los hombres. Los varones, por medio del deporte -fútbol o hockey-, adoptan una postura que los hace visibles ante el traje viril que exige la sociedad. Léo se aleja de Rémy ingresando a esa vorágine masculina pensando en quitarse la etiqueta de delicado. Es aquí cuando Dhont eleva la cuota de intensidad de su film y hace notar que el mundo exterior puede contaminar una amistad instalando prejuicios, por más que una de las partes sí sea consciente de que su preferencia sexual no está en sintonía con los convencionalismos.
Close también es culpa y aceptación porque el conflicto de asumirse o ser asumido desde una preferencia sexual diversa -y de la que muchos se burlan- permite cuestionar cuál es el grado de proximidad y aprensión entre dos varones. La película utiliza a Sophie (Émilie Dequenne), la madre de Rémy, como el punto de conexión entre su hijo y Léo para entender el dolor de una mujer que busca explicaciones ante la fatalidad, pero desde la perspectiva de una verdad que ella parecía conocer y temer. Léo es la representación de una culpabilidad que cierra el círculo vicioso del recelo.
Close es inocente y dolorosa. No desfila por el camino de la reivindicación, tampoco pretende ser inclusiva por más que se precipite hacia algunos clichés de visos didácticos. Su objetivo central no es velar por los derechos de un grupo, por más que algunas metáforas estén marcadas. Todo es más sencillo que una lectura política. Se trata de una película sobre la consolidación y el quiebre de la amistad, del despertar al amor en medio de un mundo ruin que señala, juzga y hasta puede matar o hacer que te mates.